“La gente común está hambrienta, pero el espíritu del artista está eternamente sediento” (Enmanuel von Geibel). Yo estoy eternamente sediento de montaña y cualquier ruta nos calma esa sed que sentimos. Si además la ruta tiene unas vistas espectaculares y tramos que desconocías, la saciedad es total.
En esta ocasión realizaré una nueva ruta en Montanejos bautizada como "sendero de la Rosada", de la que ya conocía una parte, pero no así de otro tramo abierto recientemente que nos iba a mostrar rincones desconocidos y de gran belleza. Esto demuestra que por más rutas que conozcas, siempre te quedan muchas más por recorrer.
Iniciamos nuestra ruta como siempre en la plaza de España de Montanejos.
El silencio es total y apenas el aleteo de alguna paloma que revolotea por la plaza lo rompe por unos instantes.
Subimos por la calle San José.
Cruzamos la carretera y buscamos la parte alta del pueblo.
Superamos las últimas fincas del pueblo y encontramos esta pala. Nuestro camino sigue hacia la derecha.
Seguimos la pista que va adquiriendo altura y nos permite ver la aún dormida Montanejos y las Alquerías al fondo.
Esta otra pala nos sigue guiando, aunque no nos haría falta...!hemos pasado tantas veces por aquí...!
Pasamos por el antiguo depósito de agua reconvertido en repetidor de TDT.
El empedrado que vemos aún en algún punto del sendero nos dice que pisamos un antiguo camino de herradura.
“Adopta el paso de la naturaleza: su secreto es la paciencia.” (Ralph Waldo Emerson)
Seguimos subiendo por el antiguo azagador de Rosada. Una bonita senda que zigzaguea buscando la parte más alta.
Llegamos a un collado que da hacia el valle del río Montán y nos permite un pequeño descanso, ya que desde el inicio no hemos hecho nada más que subir.
Hemos alcanzado altura y esta vista de Montanejos, al fondo, así lo indica.
El zigzagueo del sendero que facilita la subida es posible gracias a los muretes que convenientemente rellenados y empedrados conformaron este bonito azagador.
El sendero nos deja en el inicio de la loma de Rosada, donde encontramos esta paleta que forma parte de la señalización de este nuevo sendero de Rosada.
Dejaremos un momento el sendero para acercarnos al borde del precipicio y contemplar la vista más espectacular de Montanejos. La fotografía lo dice todo.
Montanejos desde el mirador de Rosada. Al fondo, a la izquierda, asoma Penyagolosa. Y el sol intenta alcanzar la máxima altura, aunque le quedan algunas horas para conseguirlo.
Las vistas desde el mirador son espectaculares. Podemos ver perfectamente un tramo de sendero de la Bojera y el fondo del barranco.
"Subimos a una colina, vemos un nuevo horizonte; a una montaña, más horizonte; a otra montaña más alta, más horizonte; a la más alta montaña, más horizonte. ¿Se acabo todo? ¿No podemos ver más horizonte?" (Juan Ramón Jiménez)
Tras disfrutar de las excelentes vistas, seguimos por pista algo más de dos kilómetros.
"¡Quién fuera mariposa!
Flor del aire, luciente y fugitiva;
envidio esa existencia temblorosa,
que siempre en pago de la miel que liba,
deja un polvo de oro en cada rosa."
Julio Flórez
“Cuando veas un gigante, examina antes la posición del sol; no vaya a ser la sombra de un pigmeo” (Fernando de Zárate)
La pista no nos aburre. Siempre encontramos algo que nos entretiene, como las vistas sobre el Morrón de Campos.
Aquí ampliamos su cima con el zoom.
Pasamos junto al corral de Rosada, donde se guardaba el ganado en tiempos no demasiado lejanos.
Seguimos caminando y aunque el día no es todo lo claro que nos gustaría, adivinamos entre la atmósfera neblinosa el cerro de la ermita de Santa Isabel y a sus pies, Fuentes de Rubielos.
Pasamos junto al corral de los Navarros, con el puntal de la Atalaya en primer plano a la derecha y al fondo el Alto de las Palomas. Aprovechamos para hacer la parada del almuerzo.
Tras el almuerzo, continuamos hasta enlazar con el GR-7, pero no lo seguiremos en ninguna dirección sino que nos desviaremos a la izquierda por un camino.
El camino nos lleva a un campo de almendros que bordearemos por la derecha.
Al terminar el campo, el camino se convierte en senda que transcurre paralela a un barranco.
Y el sendero desemboca en una pista que seguiremos a la izquierda.
Se trata de un camino rural que nos permite una bonita vista del puntal de la Atalaya (montaña de la derecha) y el alto de las Palomas y las canteras de Gullirno al fondo.
El camino pasa junto a esta casa de campo.
Y junto a campos de almendros.
Luego el camino se convierte en senda, que va descendiendo por la ladera del Barrendo.
El sendero bordea este campo de olivos.
En un pequeño claro este poste de la luz en cuya base encontramos restos metálicos que parecen haber sido abandonados.
¿Toda esta ferralla se va a quedar ahí?
Ahora el camino es más amplio y suave. Este camino desemboca en la CV-195.
Pero escasos metros antes de salir a la carretera, encontramos este poste direccional. De seguirlo hacia la derecha, llegaríamos a Montán...
...pero nosotros salimos a la carretera para recorrer unos cien metros hacia la izquierda...
...hasta cruzarla para seguir por la senda que nos marca un poste direccional.
Cruzamos y seguimos este camino que enseguida se estrecha. Aquí se inicia el tramo desconocido para mí que nos va a proporcionar una agradable sorpresa.
A nuestra izquierda, el Barrendo.
Mientras nos llega la agradable sorpresa, disfrutamos con pequeños detalles de la flora, como estos cardos azules.
"Dijo el pobre cardo muerto:
«¿cómo danzaría yo?»
le dijimos: «pon al viento
a volar tu corazón...»"
Gabriela Mistral
O con la visión de esta preciosa mariposa podalirio, una de las más llamativas de las mariposas europeas.
El sendero nos va bajando hasta el cauce del río. Junto a la senda, las ruinas de un corral.
La Rosada a nuestra izquierda también.
La exuberante vegetación de ribera nos avisa de la proximidad del río, pero no llegamos a imaginar la belleza del paraje que vamos a descubrir.
Un sencillo puente de troncos y maderas cruza el alegre cauce del Montán.
Y nos sorprende y nos maravilla encontrarnos con este bucólico rincón que no conocíamos y que jamás hubiéramos imaginado que existiera.
Agua limpia y clara en esta preciosa parte del río que era completamente desconocida para nosotros.
"La claridad del cristal transparente
no es claridad para mí suficiente:
el agua clara es el agua corriente."
Octavio Paz
"Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
con la simple palabra que no muere jamás."
José Ángel Buesa
Nuevas paletas del nuevo sendero nos guían y marcan el camino.
Ahora el sendero va ascendiendo poco a poco tras dejar el cauce.
Y nos devuelve a un camino junto a un abrevadero.
Pero dejamos la pista, por donde sigue el camino, para coger un corto atajo que evita una curva. Para algunos puede resultar algo incómodo y preferir seguir por la pista, pero no es para nada complicado y evita un tramo de pista y acorta algo el tiempo.
En el tramo de atajo, encontramos el "esqueleto" de un árbol. Desconocíamos que los árboles tuvieran esqueleto, pero lo tienen.
"De nosotros quedará la misma huella,
la semilla del viento en el agua,
el esqueleto de las hojas en la tierra."
Jaime Sabines
Salimos de nuevo al camino que dejamos y giramos a la derecha escasos metros...
...porque enseguida encontramos este poste que nos marca un giro a la izquierda.
Nos introducimos en un sendero.
El sendero se desdibuja por momentos. Fue limpiado en primavera para acondicionar el nuevo sendero, pero comprobamos que se está volviendo a cerrar y que requiere de una nueva actuación para evitar que se tape del todo.
Comprobamos también cómo en algún punto se ha acondicionado con escalones para facilitar el paso, lo cual es de agradecer. Por eso sería una pena que ese esfuerzo quedara en nada si se deja que se cierre algún tramo por la vegetación.
Y llegamos a esta casa de campo en ruinas.
En la estancia inferior se encontraba la cuadra. Aún se puede ver el pesebre.
En la parte superior, la vivienda de una única estancia.
En la puerta, este botijo, como dejado aquí provisionalmente, a la espera de volver a ser utilizado.
Y en el interior, sencillo y austero, un revoltijo de ropa y enseres dejados por sus moradores que , tal vez, jamás imaginaron que no iban a volver.
Una sencilla chimenea y un arcaico fogón completan el equipamiento de la estancia.
Tras la visita a los restos de un pasado cercano e irreversible, continuamos nuestro camino. El tiempo no se detiene y nos lleva inexorablemente al principio. Sí, digo bien, al principio: “Vivir es llegar y morir es volver” (libro del Tao Te King)
“El niño es realista; el muchacho, idealista; el hombre, escéptico, y el viejo, místico.” (Johann W. Goethe). En mi meditación en solitario evalúo en cuál de estas fases estaré y llego a la conclusión de que me encuentro ya entre las dos últimas, tal vez más cercano a la última.
El sendero desemboca en el collado de la Carrera.
Desde aquí, vemos el cerro del castillo.
En el collado, seguimos por la izquierda.
La pista nos llevaría hasta Montanejos, que podemos ver desde algún punto del camino en el que los árboles se abren un poco...
...pero no la seguiremos hasta el final. La dejaremos en este punto donde nace una senda que en descenso nos lleva hasta la fuente del Canturro.
Y llegamos hasta la fuente. El paraje también ha sido recuperado de hace poco tiempo.
"¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente,
de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna?
-Es un rayo de luna que se baña en la fuente,
es un rayo de luna..."
Amado Nervo
Un panel informativo nos habla de su historia y otras curiosidades.
Tras detenernos unos instantes en la fuente, seguimos descendiendo buscando el valle del río Montán. De bajada, algunos bonitos nogales nos hacen también entretenernos un momento.
Y salimos al camino rural que sigue el río Montán y que entre campos y huertos, unos trabajados y otros abandonados, nos llevará de vuelta a Montanejos.
Es curioso después de ver el tramo del río Montán con agua y vegetación tan abundante por el que hemos pasado, que ahora su cauce se vea de esta manera.
Los pasos que nos quedan para llegar ya están contados.
Entramos en Montanejos por la calle Santa Bárbara.
Y llegar hasta la fuente de la plaza de España ya es sólo un ejercicio de rutina.
Aquí terminamos una ruta más en Montanejos y van ya unas cuantas...pero vemos que siempre hay rincones y lugares que a pesar de lo que ya hemos recorrido aún nos quedan por ver.
La ruta en el mapa.
La ruta en Wikiloc.
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Película.
Hola Emilio.
ResponderEliminarSuele pasar, que por mucho que se conozca una zona, siempre quedan lugares desconocidos. Me ha gustado el tramo del sendero de la Rosada, que ofrece unas bonitas vistas de Montanejos y el tramo fluvial, en el que se ha formado un precioso bosque de ribera.
Un saludo
Hola Emilio, creo que serías capaz de hacer rutas por Montanejos y alrededores con los ojos tapados aunque, como la de hoy, todavía te regala preciosos rincones por descubrir. Una más que agradable ruta en compañía de nuestra amiga Sole. Un abrazo y ya tardan en nombrarte embajador de Montanejos. Un abrazo y a seguir descubriendo nuevos parajes del Mijares.
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