Esta semana, volvemos con nuestro amigo Paco Bayarri para completar una ruta que hicimos allá por diciembre de 2011 al Mas de Sancho. En esta ocasión, después de visitar el Mas de Sancho, completamos la ruta subiendo a los cantiles del Cantón (en él se encuentra ubicado un vértice geodésico a 995 m.s.n.m. que visitaremos en otra ocasión) aprovechando un tramo del trail 55k de Montanejos y un viejo camino de herradura que nos devuelve al Mas de Sancho.
Se trata de una bonita ruta, por sendas bastante limpias y con sombra, lo que dulcifica el camino si es que el sol aprieta. La ruta en sí no está marcada, pero un buen tramo nos guiamos por unas marcas azules que nuestro amigo Javi Nieto utilizó cuando abrió la senda. La vistas desde los cantiles del Cantón son una maravilla. Pero deberemos tener precaución en este tramo ya que un resbalón o un tropezón sería fatal dada la altura de las paredes del acantilado. Por ello, evitaremos acercarnos al borde. En cuanto al Mas de Sancho, supone una más de esas masías que abundan en esta zona del Alto Mijares que el hambre y la escasez hicieron que quedaran deshabitadas para siempre. Entre otras, en las cercanías, encontramos otras masías en ruinas: Los Molares, El Molarico, Mas de Fornas, Mas de la Peña, Mas de Aceite...Con todo ello, el recorrido tiene elementos y alicientes suficientes para hacer de él una excelente y recomendable ruta.
Para empezarla, nos desplazaremos cuatro kilómetros de Montanejos por la CV -20, dirección Puebla de Arenoso, hasta llegar al embalse de Arenoso. Allí podemos dejar el coche y empezar el recorrido.
Os la voy a presentar de manera diferente a como la hemos realizado. Creo que como os la voy a describir, es más llevadera y evitamos un bucle haciéndola más "circular".
Este es el decorado impresionante del inicio de la ruta.
La Peña Redonda se refleja en las aguas del pantano, que presentan un lleno pocas veces visto.
Foto de grupo.
Iniciamos la ruta caminando por la parte superior del dique.
Pasamos junto a estos nuevos aliviaderos de reciente construcción que sustituyeron a los antiguos en malas condiciones.
Cogemos el camino de la izquierda que nos llevará hasta una pista.
Junto a la pìsta nace esta senda que seguiremos fácilmente ya que está muy limpia y clara.
La senda asciende hasta el Mas de Sancho sin apenas dejarnos algún respiro.
Cuando alcanzamos cierta altura, un vistazo atrás nos hace empezar a disfrutar de excelentes vistas.
También podemos disfrutar de la flora que vamos encontrando a nuestro paso.
Algunos puntos azules no van guiando, aunque la senda es más clara y evidente.
Y vamos alcanzando más altura con esfuerzo. Al fondo, la cima de Pina de Santa Bárbara es fácilmente reconocible.
Mirad con el zoom como es así. Inconfundible.
El Pinar, si miramos hacia la sierra de Espadán.
Y el Morrón de Campos.
Pasamos junto a las ruinas de este refugio de pastor.
Estamos ya muy cerca del Mas de Sancho.
Muros perfectamente construidos y conservados de los ribazos en las cercanías del Mas de Sancho.
En uno de esos muros, esta protección para la lluvia.
Muros en la base del Mas de Sancho.
Las verticales paredes del Cantón, por donde caminaremos más tarde, aparecen ante nosotros.
Justo en el punto en el que se encuentra el camino de subida al Mas de Sancho, en vez de acceder a las ruinas, como hicimos, y desde allí subir hasta la paredes del Cantón, mi propuesta es seguir por la senda que traemos que nos llevaría hasta Los Molares, pero que nosotros abandonaremos antes para coger un viejo camino de herradura que nos acercará al Cantón por su cara norte de una manera más suave.
En este punto, hacia la izquierda, accederíamos al centro del Mas. Os recomiendo pasar de largo porque a la vuelta pasaremos por allí y seguir por el camino que traemos.
A algo menos de un kilómetro de la entrada al Mas de Sancho, en este cruce, dejamos el camino de la derecha que nos llevaría hasta Los Molares, y nos vamos a la izquierda por una antiguo camino de herradura que seguramente, en aquella época, llegaría hasta Cortes de Arenoso.
Pasamos junto a este refugio de pastor en ruinas.
Y seguimos avanzando en silencio y tranquilidad. Estos caminos están muy poco transitados y no es fácil cruzarse con ningún senderista.
Esta foto del Morrón de Campos nos da una idea de la altura que vamos alcanzando (Morrón de Campos 969 msnm).
En algún punto encontramos el empedrado original de la vereda, lo que nos recuerda que transitamos por un camino de herradura.
También pasamos muy cerca de un muro de contención ubicado en el barranco de Jau.
La senda, como veis, es bastante evidente y encontramos muchas zonas de sombra. El silencio y la soledad son elementos inherentes a la senda.
Otro ejemplo de lo que os comenté en la foto de arriba.
Llegaremos a este otro cruce por la senda de la derecha. Un nuevo giro a la izquierda nos pondrá de camino a los cantiles del Cantón.
Nuevos y bonitos tramos entre pinos.
Pasamos junto a ¿una calera?.
Vemos la parte más alta del Cantón por su cara norte.
Desde algún punto de la senda vemos la sierra de Gúdar.
En la foto, Peñacalva.
Una pluma de buitre nos da idea del tamaño que adquieren estas rapaces. Había alguna más por el suelo.
Y ya sobre los Cantiles del Cantón, únicamente nos queda disfrutar de unas excepcionales vistas sobre el pantano de Arenoso. Al fondo, el pico Pina.
Algunos buitres se dejan ver, no sabemos si como amenaza latente o como espontáneos modelos para nuestras cámaras.
Las alturas del precipicio nos deben hacer pensar en tomar precauciones.
La Puebla de Arenoso.
Panorámica desde el borde del Cantón. Todo este tramo es un mirador natural en el que vale la pena entretenerse y disfrutar.
Vistas a la Sierra de Espadán.
Hay que inmortalizar el momento.
Desde esta cornisa, también son visibles las ruinas del Mas de Sancho.
Y las del Castillo de la Viñaza.
El Morrón de Campos también es uno de los protagonistas de las excelentes vistas que desde aquí se contemplan.
Su reconocible cima acercada con el zoom de mi cámara.
Y uno de los buitres que sobrevolaban esa cima, también pudo ser captado con mi zoom.
Dejamos la cornisa que va perdiendo perspectiva aérea y una senda nos va bajando hacia el Mas de Sancho. En el punto que veis en la foto, iremos con cuidado porque la senda prácticamente no existe y hay un terraplén por el que podemos deslizarnos si nos resbalamos con la piedra suelta que hay.
Bajando hacia el Mas de Sancho.
Y llegamos a las primeras casas del despoblado.
Algunos muros se encuentran aún en pie, pero los tejados han desaparecido de todas sus casas.
Fijaos en lo sólidas que parecen estas paredes.
Pero el Mas se encuentra totalmente en ruinas.
Al fondo, el Cantón de donde venimos hace un rato. Por esa cornisa hemos caminado y disfrutado momentos atrás.
La senda es muy sombría y zigzaguea entre los pinos hasta llegar casi hasta la misma orilla del embalse. Desde la masía de la Ardachera, hay una variante que transcurre un poco más abajo, bordeando el barranco de la Ardachera.
La senda tiene rincones muy bonitos que se disfrutan.
Iremos bordeando la Redonda hasta la base. También pasaremos un tramo con multitud de piedras en el suelo fruto de los desprendimientos.
Y también encontraremos elementos de la flora que nos llamarán la atención.
En algún claro, nos asomamos para disfrutar de las vistas.
La Puebla de Arenoso.
Descendemos y ya son visibles las rojizas paredes de La Redonda.
Hay un tramo ya en la base algo confuso, hasta que encontramos la senda que recorre el perfil de La Redonda en su base y paralelos al embalse, pero conociendo la orientación hacia la izquierda del camino, es cuestión de dar con él.
Ya estamos en la base. Enfrente, el castillo de la Viñaza se alza desafiante en su puntiagudo promontorio al paso de los siglos, manteniendo en cuanto apenas, algunos restos de los muros y torres que encerraron una brillante historia militar.
Acercamos los restos con el zoom.
Ahora ya contemplamos perfectamente el perfil de La Redonda, que ahora bordearemos por debajo hasta volver al inicio de la ruta.
Esta senda que transcurre por la base de La Redonda es muy agradable de caminar. En todo momento transcurre paralela a las aguas del embalse, que en esta ocasión, al tener un nivel elvado, se hacen más presentes que en otra ocasiones.
Las vistas desde la senda son espectaculares. En la foto, el dique del pantano y al fondo el Morrón de Campos.
El azul del agua nos acompaña durante este último tramo de ruta, transmitiéndonos calma y tranquilidad.
Ya hemos rodeado totalmente a la montaña.
El Morrón en su lado norte.
Antes de recorrer los últimos centenares de metros, un vistazo atrás para ver por donde hemos venido.
Y ya avistamos los coches. Un último esfuerzo antes de llegar.
Y acabamos como empezamos.
Y como no podía ser de otra manera, acabamos con una comida de hermandad en el Restaurante Casa Palacio de Montanejos, donde tanto Laureano como Mª José, nos hacen sentir como si estuviéramos en casa.
El "cremaet" es un clásico para terminar bien una buena ruta como ha sido ésta.
Y llegamos a las primeras casas del despoblado.
Algunos muros se encuentran aún en pie, pero los tejados han desaparecido de todas sus casas.
Fijaos en lo sólidas que parecen estas paredes.
Pero el Mas se encuentra totalmente en ruinas.
Al fondo, el Cantón de donde venimos hace un rato. Por esa cornisa hemos caminado y disfrutado momentos atrás.
Y antes de partir del Mas volvemos a sentir la nostalgia y la tristeza que nos invade cuando visitamos estas aldeas y despoblados donde la ruina y el olvido han sepultado tantos recuerdos, sentimientos, vivencias, sufrimientos, alegrías, penas...Pero el hambre manda y la vida es la vida. Pero no nos pongamos tristes. Tras esta reflexión, continuamos camino de vuelta. Ahora rodearemos la Peña Redonda por la parte contraria a la que subimos.
La senda tiene rincones muy bonitos que se disfrutan.
Iremos bordeando la Redonda hasta la base. También pasaremos un tramo con multitud de piedras en el suelo fruto de los desprendimientos.
Y también encontraremos elementos de la flora que nos llamarán la atención.
En algún claro, nos asomamos para disfrutar de las vistas.
La Puebla de Arenoso.
Descendemos y ya son visibles las rojizas paredes de La Redonda.
Hay un tramo ya en la base algo confuso, hasta que encontramos la senda que recorre el perfil de La Redonda en su base y paralelos al embalse, pero conociendo la orientación hacia la izquierda del camino, es cuestión de dar con él.
Ya estamos en la base. Enfrente, el castillo de la Viñaza se alza desafiante en su puntiagudo promontorio al paso de los siglos, manteniendo en cuanto apenas, algunos restos de los muros y torres que encerraron una brillante historia militar.
Acercamos los restos con el zoom.
Ahora ya contemplamos perfectamente el perfil de La Redonda, que ahora bordearemos por debajo hasta volver al inicio de la ruta.
Esta senda que transcurre por la base de La Redonda es muy agradable de caminar. En todo momento transcurre paralela a las aguas del embalse, que en esta ocasión, al tener un nivel elvado, se hacen más presentes que en otra ocasiones.
Las vistas desde la senda son espectaculares. En la foto, el dique del pantano y al fondo el Morrón de Campos.
El azul del agua nos acompaña durante este último tramo de ruta, transmitiéndonos calma y tranquilidad.
Ya hemos rodeado totalmente a la montaña.
El Morrón en su lado norte.
Antes de recorrer los últimos centenares de metros, un vistazo atrás para ver por donde hemos venido.
Y ya avistamos los coches. Un último esfuerzo antes de llegar.
Y acabamos como empezamos.
En resumen, bonita ruta con espectaculares vistas desde los acantilados del Cantón recorriendo antiguos caminos y visitando el Mas de Sancho, uno de los innumerables ejemplos de masías que fueron abandonadas en las últimas décadas del pasado siglo. No hay agua en todo el recorrido, pero junto al embalse, en un camino cementado que nace junto a la carretera, bajamos unas decenas de metros y encontraremos una fuente de agua muy fresca y buena. Suele tener agua, aunque he conocido épocas y años que no tenía. En la fecha de realización de la ruta sí tenía. Otro factor a tener en cuenta es que según la época del año en la que realicemos la ruta, podría haber ganado vacuno en toda la zona.
Y como no podía ser de otra manera, acabamos con una comida de hermandad en el Restaurante Casa Palacio de Montanejos, donde tanto Laureano como Mª José, nos hacen sentir como si estuviéramos en casa.
El "cremaet" es un clásico para terminar bien una buena ruta como ha sido ésta.
Entradas relacionadas.
La ruta en el mapa.
La ruta en wikiloc (en breve)
Película.
Hola Emilio
ResponderEliminarNosotros tenemos pendiente la ruta desde que la publicaste la primera vez. Anda que no ha llovido desde entonces!!
A ver si lo solucionamos pronto
Saludos!
¡Hola Jesús! Pues ya sabes. La tienes cerquita. Seguro que no te defrauda.
EliminarSaludos.
Hola Emilio
ResponderEliminarExcelentes vistas, bonitas sendas, masías, enbalse....Una ruta con todos los alicientes para pasar una buena mañana por la montaña y rematar con esa comida donde siempre se comenta lo bien que lo han pasado tod@s. Me alegro!!!!
Un abrazo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
¡Hola Jose! Otro bonito rincón del Alto Mijares que apenas se conoce pero con encanto suficiente para venir a disfrutar de este entorno. Y el remate con la comida donde se habla, según muy bien dices, de los bien que lo has pasado y lo bien que lo estás pasando en ese momento (ja.ja,ja).
EliminarUn abrazo.
Hola Emilio,
ResponderEliminarQue recuerdos del Trail de Montanejos 55K.
Unas vistas impresionantes por las masías en las que antiguamente vivía mucha gente, lo se de primera mano ya que mi familia había vivido en Los Molares y el Mas de Aceite a principios del siglo XX.
Da gusto ver el pantano tan lleno, hacía años que no lo veía así.
Vaya un buen atracón os disteis en Casa Palacio...
Un abrazo
¡Hola David!Qué te voy a contar de las vistas de esta ruta: impresionantes. Y los restos de las masías siempre nos producen nostalgia de esos tiempos tan duros que les tocó vivir a nuestros mayores, como en tu caso. Valga de homenaje para todos ellos.
EliminarUn abrazo.
Hola Emilio.
ResponderEliminarVerte de nuevo en tu ''salsa'' es lo mejor...Parece que esa rodilla va funcionando,me alegro.En cuanto a la ruta,pues una mas que he de apuntar de ese entorno de Montanejos,que tan bien conoces.Es de agradecer que tenga tanta sombra como comentas y mas ya con estos calores que empiezan ya fuerte...
Lo de las Masías,es una autentica pena.
Muy buen final,para una muy buena ruta...ese cremaet debía estar de lujo...jejeje
Un abrazo.
¡Hola Juane! Gracias. La verdad es que nos vamos encontrando mejor. Pero no he de abusar. Ya me lo han advertido. Pero estoy contento de poder ir avanzando. Esta ruta es un buen ejemplo de ello. Fue una jornada bonita y completa, con el remate de esa comida y ese "cremaillo" que, efectivamente, estaba de lujo.
EliminarUn abrazo.
Enhorabuena Emilio por tu recuperación. Gracias por compartir tantas experiencias con todos nosotros. Eres un gran amante de Montanejos y su entorno y transmites cariño a cada rincón de sus montes, masias y aldeas. Deseamos que tengas muchos buenos caminos y que sigas compartiéndolo con todos nosotros. Un saludo a Paco Bayarri, otro gran amante de las sendas y caminos de Montanejos. Agradeceros haber elegido nuestro restaurante para comer. Hasta la próxima, amigos.
ResponderEliminarGracias por vuestras cariñosas palabras. Es cierto que mi debilidad por Montanejos y su entorno influyen en mis apreciaciones y rutas por la zona, pero también es cierto que hay motivos más que suficientes para querer y mostrar a los demás todas las riquezas y lugares extraordinarios que podemos encontrar y disfrutar en este privilegiado entorno del Alto Mijares en general y de Montanejos en particular. Y, por supuesto, otra de los encantos es comer bien, como lo hacemos en Casa Palacio. Gracias de nuevo.
EliminarSaludos.
Hola Emilio.
ResponderEliminarBonita ruta en un bonito entorno, con ese toque tan especial que da siempre andar cerca de agua embalsada, ya sea lago o pantano, y el cultural, y también sentimental de pasar junto a esas masías abandonadas, y ya si nos ponemos a hablar del toque gastronómico...
Un abrazo.
¡Hola Dani! Desde luego, las perspectivas y panorámicas son excepcionales y valen la pena. Lo de las masías, ya no tiene remedio, únicamente recordar y no olvidar ese tipo de vida tan duro que pasó ya a la historia.
EliminarUn abrazo.