Esta semana, después de algo más de tres años, hemos vuelto para disfrutar de una de las rutas más bellas y espectaculares de las realizadas hasta ahora; los estrechos del río Ebrón, entre las localidades turolenses de El Cuervo y el Tormón. En la anterior ocasión fuimos a principios del verano. Esta vez, lo hemos hecho en otoño. Ha valido la pena: nos hemos sentido envueltos de otoño durante todo el recorrido. Ocres, amarillos, rojos, naranjas...han inundado nuestras retinas haciéndonos disfrutar de un entorno ya de por sí bello, magnificando aún más si cabe, esta belleza.
Sobre las 9,30 de la mañana llegábamos a la recóndita localidad de El Cuervo para comenzar esta preciosa ruta. La nubes que cubrían gran parte del cielo, parecía que se iban marchando. La ruta es lineal, por lo que hay que volver por el mismo lugar, aunque hay dos pequeñas variaciones. Una al principio: comenzaremos por el denominado sendero botánico y al volver lo haremos por la pista que llega hasta El Cuervo. Otra, al final, en el puente de la Fonseca, nos desviaremos para ir por una preciosa (y algo dura) senda que nos lleva hasta la cascada de Calicanto; pero al volver no lo haremos por aquí sino por el camino más recto hasta llegar de nuevo al puente de la Fonseca. En total unos 18 km y unas 7 horas y media, con paradas a almorzar y comer, además de hacer más de 300 fotos.
Este cielo nos recibió a la llegada a El Cuervo.
Estamos en la zona denominada "Los Chorros". Desde aquí iniciaremos la ruta.
Foto de grupo: Luis, servidor, Begoña, Vicente Luis, Chelo, Concha, Mª José, Rafa, Amparo, Eduardo, Rafa Lafuente y Jaime (agachado).
Colores y aromas nos impregnan nuestros sentidos. La tierra húmeda de la lluvia de la noche anterior los resalta.
Empezamos el sendero botánico.
Los Chopos presentan este colorido aspecto.
En el sendero botánico encontramos paneles como el de la foto, que nos informan de la especie vegetal en la que se encuentran ubicados. Algunos de los paneles son ilegibles debido al deterioro del paso sel tiempo.
Encontramos este bonito rincón en el que podemos sentarnos un rato a contemplar el otoñal ambiente que nos rodea.
Seguimos por la zona denominada de los manantiales del Ebrón, donde cruzamos por el primer puente de madera de los muchos que nos vamos a encontrar durante el recorrido.
Pasamos junto a una piscifactoría de truchas puesta en funcionamiento en 1960 y abandonada en la actualidad.
La imágenes son bellas. Típicas del otoño.
Un grupo de chopos jugando al corro, ven amarillear sus hojas.
Pasamos delante de la puerta de la piscifactoría y llegamos a la pista. La seguimos por la derecha.
El colorido del valle es espectacular.
Caminamos cómodamente por una pista, junto al río.
Llegamos al área recreativa del Pozo de la Olla, a poco más de 3 km desde la salida. Podemos llegar en coche hasta aquí, pero yo recomiendo llegar andando por el sendero botánico. Vale la pena.
En este punto, cruzamos el río a la otra parte y subimos por un sendero hasta unos miradores sobre el encajonado valle.
Llegamos al primer mirador y nos asomamos.
Esto es lo que vemos desde el primer mirador.
Seguimos subiendo un poco más y llegamos al segundo mirador. Éste a mayor altura que el anterior. También nos asomamos y...
...esto es lo que vemos desde él. Precioso.
Al bajar nos espera la recompensa de la primera parada, la del almuerzo.
Tras el almuerzo proseguimos el camino.
Enseguida vemos esta escalera de madera, inicio de una serie de equipamientos que facilitan el recorrido.
En este punto, un rudimentario azud dirige parte del caudal a una acequia que nace aquí.
Otro puentecillo de madera.
El valle, por momentos se cierra.
Volvemos a cruzar.
En el recorrido encontramos algunos bonitos ejemplares de sabinas, como éste de la foto.
No sólo miramos al río, también levantamos la vista y observamos las elevada paredes del estrecho.
El río avanza en pequeñas cascadas.
Este puente no estaba hace tres años. Tuvimos que descalzarnos para cruzar. Las maderas se encontraban apiladas en la orilla.
El paso de piedras en el año 2011.
El agua es transparente y limpia.
En este punto conocido como los estrechos, el río se pasa por unas pasarelas adosadas a la pared.
Sin estas pasarelas, esta zona únicamente se podría atravesar a nado.
Esta es una de las zonas más espectaculares de la ruta.
El paraje es espectacular.
Bonitos rincones jalonan todo el recorrido.
Para no mojarnos los pies hemos de dar algún pequeño saltito.
A pesar de la hora del día y de la presencia del sol, pude captar esta foto de la luna menguante.
Y este es el punto del recorrido un poco más conflictivo. Unos escalones metálicos clavados en la roca y con un cable metálico para agarrarse nos facilitan la bajada de este paso rocoso. La dificultad estriba en el primer escalón (o el último según el sentido de la marcha) que está algo alejado del punto desde el que tenemos que bajar /o subir). Además, el primer tramo de cable se ha soltado. De todos modos, con precaución y cuidado, todo el grupo supero el desnivel.
Begoña acometiendo la bajada.
Prosigue la ruta por zonas verdaderamente preciosas.
Aprovechamos una pasarela metálica para hacernos esta foto de grupo.
Las paredes también nos impresionan.
Y el colorido de algunos árboles nos llaman la atención.
Algunas balmas han sido aprovechadas como corrales o abrigos para el ganado.
Ahora ascendemos desde el valle y ganamos altura poco a poco.
Estamos llegando a otro punto interesante de la ruta: el puente de Fonseca o Fuenseca. Es un puente natural esculpido en la roca y que une ambas orillas del río, pudiendo atravesarlo por encima. Pero lo que hacemos primero, es desviarnos a la derecha en este punto para descender al cauce y verlo desde abajo.
Puente de la Fonseca, desde abajo.
Regresamos a la senda y ahora nos desviamos por encima del puente para seguir la ruta en dirección a la casacada de Calicanto. Podríamos ir también por la izquierda, pero por ahí es por donde vendremos a la vuelta.
Vista desde el puente de la Fonseca.
Seguimos la senda que al principio tiene una serie de escaleras y barandillas que facilitan el ascenso.
Llegamos hasta este elevado mirador con vistas excepcionales.
Y esto es lo que vemos, este profundo tajo que el río ha excavado en la roca.
La senda bordea los cantiles de la montaña y nos baja hasta una llanura donde nos reencontraremos con el río.
Los chopos delatan la presencia del Ebrón. En primer plano los restos de lo que parece un molino.
Esta parece la boca por la que debía entrar el agua.
El suelo estaba alfombrado de doradas hojas.
Un bonito camino nos lleva hasta la cascada.
De nuevo, unos rojos luminosos llaman nuestra atención.
Un placer caminar por estas sendas.
Cruzamos el río de nuevo.
Y seguimos las indicaciones.
Caminamos junto al Ebrón.
Una alfombra de hojarasca tapiza el suelo hasta la cascada. El entorno es precioso.
Paisaje totalmente otoñal.
Llegamos al molino viejo. Por la izquierda nos iríamos al Tormón. Pero nosotros nos dirigimos hacia la cascada por la derecha.
Cruzamos este puentecillo y seguimos de frente.
Y llegamos a la cascada de Calicanto.
Cruzamos a la otra parte para poder verla mejor.
El lugar tiene un gran encanto.
Cascada de Calicanto.
La cascada en junio de 2011. Como veis caía más agua.
Aprovechamos este idílico lugar para hacer la parada de la comida. Ningún sitio mejor que este para hacerlo. En lugares así se disfruta más de un bocadillo.
Tras el descanso toca volver. Ahora el día acorta mucho y no queremos que se nos haba de noche. Así pues, reemprendemos la marcha de nuevo.
En este punto, plantas acuáticas pueblan la superficie del río.
Ahora volveremos por un tramo que no hicimos a la ida. Luego llegaremos hasta el puente de la Fonseca donde ya volveremos a retomar el camino por donde vinimos por la mañana.
Para ahorrarnos unos metros de pista, nos desviamos por esta senda que asciende muy directa por el terraplén de la pista, a la que llegamos en unos momentos.
Bonito mosaico natural de otoñales hojas.
Salimos a la pista y seguimos por la izquierda.
Las vista del valle son fabulosas.
La pista nos hace avanzar más rápido. El camino de vuelta es más corto y rápido que el de ida.
Ahora, frente a nosotros, vemos mejor el puente de la Fonseca, en esta imagen ampliado con zoom. Desde aquí, el camino será el mismo que el de ida.
En algunos tramos la senda está equipada con escalones de troncos de madera que facilitan la subida. Hemos de decir que toda la ruta está muy bien equipada en general.
Nuevamente las pasarelas en los estrechos nos obligan a detenernos y disfrutar del lugar.
Y nuevamente los peldaños metálicos nos lo ponen un pelín difícil, sobre todo el último peldaño, algo lejos del punto donde hemos de apoyarnos para proseguir. Deberían hacer una mejora.
Al llegar al cruce con la piscifactoría, seguimos rectos dirección El Cuervo. A la izquierda regresaríamos por el sendero botánico que ya vimos a la mañana.
El amarillo contrasta con el verde de la vegetación perenne.
El camino es agradable y aunque caen algunas gotas, no nos impiden gozar del paisaje.
Los chopos delatan el curso del río.
Y llegamos de nuevo a El Cuervo. Son algo más de las 5 de la tarde. Las últimas luces del día se van apagando, pero el colorido otoñal aún perdura en nuestras retinas y lo hará por mucho tiempo. Regresaremos de nuevo, seguro. Mientras, rememoraremos esta bonita jornada día a día, hasta que la necesidad de disfrutar de nuevo de ese maravilloso valle nos haga retornar a él.
Los Chorros.
En el bar acabamos la jornada con unas cervezas y unos cafés que junto a una amena charla, pusieron la guinda a una perfecta jornada de senderismo que tardaremos mucho en olvidar.
Entrada relacionada:
Los estrechos del río Ebrón (Tormón).
La ruta en el mapa.
La ruta en wikiloc.
Película.
Hola Emilio, viendo esta entrada del blog he tenido dos sensaciones contradictorias a la vez o casi, la primera casi de cabreo.........hace dos semanas y aprovechando que podia disponer del coche decidi hacer practicamente el mismo recorrido, sali de Vilamarxant con alguna gota de lluvia, llegando a Talayuela ya la lluvia era mas fuerte y hacia Teruel estaba negro como el carbon, asi que me di la vuelta, con lo cual al ver la entrada imaginaras lo que he sentido.
ResponderEliminarLa segunda, ha sido de agradable sorpresa al poder disfrutar de la belleza de las fotos, la idea que tenia de la ruta era mas de esas rutas para hacer en verano y disfrutar de un bañito, pero las tonalidades que le aporta el otoño creo que superan con creces esa posibilidad.
Espero poder realizarla y disfrutar de esa belleza, si no, la envidia me corroera mientras vuelvo a ver tus fotos.
Salut y quilometros.
¡Hola Francesc! Aprovecha y acércate que aún puedes dsifrutar del colorido otoñal de la zona. Y luego, en verano, vuelves para darte un fresquito baño.
EliminarSaludos.
Hola Emilio !! Sugerencia cumplida........., antes de nada agradecerte el "empujoncito" sin el, a lo mejor la hubiera dejado para mas adelante y hubiera sido una pena. Salvo el punto de inicio, creo que la hice calcada a como la hicisteis vosotros, supongo que debe de ser una gozada poder darse un bañito en cualquiera de las multiples pozas, pero la belleza que le confiere el otoño es algo digno de verse. Por cierto, yo hice cerca de 400 fotos........je je je.
EliminarSaludos.
¡Hola Frances! Ya vi en tu blog que finalmente volviste para hacer la ruta. También vi las estupendas fotos que hiciste. Valió la pena. Ahora te falta volver en verano. El baño será fresquito.
EliminarSaludos.
Hola Emilio
ResponderEliminarEsta entrada tuya confirma perfectamente que algunas rutas las debemos de repetir en otoño, no podemos perdernos este tipo de colorido, que maravilla!!!
Es normal que hicieras mas de 300 fotos como dices, con estos paisajes cualquiera...
Si de por sí, la ruta de los Estrechos del Ebrón es bonita, así creo que mucho mas.
Un saludo
Jose
TROTASENDES BENICALAP
¡Hola Jose! La vez que fuimos casi en verano nos gustó. Ahora hemos repetido en otoño y también nos ha encantado. Disfrutamos siempre. Es una maravilla.
EliminarUn abrazo.
Hola Emilio.
ResponderEliminarSi a un lugar bonito de por sí como son los Estrechos del Río Ebrón le añadimos el atractivo que le dota el otoño el deleite para los sentidos es brutal, seguro que disfrutasteis del día un montón.
Si algún día repito esta ruta, que seguro que lo haré, será en otoño, sin duda.
Un abrazo.
¡Hola Dani! Como bien dices, cuando vuelvas hazlo en otoño. No te arrepentirás. Vale la pena.
EliminarUn abrazo.
Hola Emilio.
ResponderEliminarOtra de las rutas que tengo que anotar..¡¡buff!!...Aunque parezca mentira...jejeje...Mucho por ver y disfrutar,eso es bueno.Realmente impresionante,ese colorido otoñal del Ebrón...Para verlo así deberíamos ir ya,pero la ''agenda'' anda un poco apretada...jejeje.
A ver si nos vemos en el 6º Encuentro Blogger Emilio.Saludos.
¡Hola Juane! Una ruta que no te puede faltar esta del Ebrón. Está a dos horas de camino pero vale la pena. Se disfruta mucho.
EliminarHasta el encuentro blogger.
Saludos.
Que maravilla Emilio!!! Nosotros no hemos tenido la fortuna de envolvernos alli en el otoño de la misma forma que vosotros y solo hay que ver tu reportaje para saber que hay que volver... Sin duda habrá sido un gran día para el disfrute de los sentidos.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola Álex! Pues ya sabes, la próxima vez en otoño. No te lo puedes perder.
EliminarUn abrazo.
Estupenda ruta... Espero conocerla un día... Un saludo desde Murcia.
ResponderEliminar¡Hola Alp! Espero que algún día te acerques hasta aquí. Seguro que disfrutas del entorno. En verano con un baño, o en otoño con este paisaje maravilloso.
EliminarSaludos.