NATURALEZA EN ESTADO PURO
La ruta respondió a todas nuestras expectativas con creces. Bonita ruta donde las haya. El recorrido final fue de aproximadamente 21 Km, en un recorrido lineal de ida y vuelta, si bien con algún ramal que recorrimos, haciendo así menos monótona la vuelta. Ahora pasaré a describiros someramente la ruta. Mejor que que os la cuente yo, es que la viváis vosotros.Os invito a ello.
Aunque en principio teníamos en mente hacerla desde El Cuervo a Tormón, gracias a Trotasendas y su ruta de la semana anterior, decidimos realizarla al revés. Creo que acertamos. A las 10 h.empezamos nuestro recorrido a la salida del Tormón hacia Alobras, al lado de la carretera, donde un cartel indica el comienzo.
Comenzamos a caminar por una amplia pista en ascenso, que luego se convertiría en sendero y nos llevaría al desvío hacia el puente natural de La Fonseca, que a la vuelta seguiríamos.
Puente de la Fonseca al fondo
Ante nosotros se fue abriendo una amplia panorámica sobre el valle que más adelante se iría cerrando en los estrechos.
Empezamos a oir el rumor del río y a verlo asomar tímidamente entre la vegetación en el fondo del valle.
Fuimos descendiendo poco a poco, embargados por la belleza del paraje, los aromas de la montaña, el estallido de colores... Ya abajo, junto al cauce, bajo la frondosidad de la vegetación, llegamos a esta pasarela metálica sobre el río, en la que hicimos la foto de rigor del grupo.
El grupo: Luis, Jaume, Emilio, Ricardo, Vicente, Chelo, Emilio (el otro), Carmen, Rafa, Mª José y Concha.
Seguimos por el cauce hasta llegar al punto más comprometido quizás: una pequeña pared que había que subir por unas placas a modo de escalones clavadas en la roca. El personal superó con nota la prueba.
Al poco tiempo llegó el momento más esperado.Habíamos llegado a los estrechos. Nos quedamos boquiabiertos ante el espectáculo. Como diría algún famoso: "en dos palabras: im-presionante". Un espectáculo digno de contemplar. Naturaleza en estado puro. La obra que la naturaleza con paciencia y perseverancia ha labrado con el paso del tiempo.
Maravilla de la naturaleza perfectamente accesible gracias a la pasarela que cruza el estrecho en toda su longitud y sin la que sería imposible cruzarlo, salvo nadando. Agradecer a quien corresponda por haber contruido la pasarela, haciendo posible que cualquier persona pueda contemplar esta maravilla.
Un poco más adelante llegamos a un punto donde decidimos descalzarnos para cruzar el río y evitar mojarnos las botas. Al parecer,en breve, ya no hará falta hacer esto. Un puente de madera salvará el cauce. En la ribera se encontraban los tablones y los pilares del futuro puente ya estaban hechos.
Después del remojón decidimos hacer un parón (rima y todo) para el almuerzo. Había que reponer fuerzas.
Después del frugal almuerzo continuamos el recorrido por el valle, que nos deleitaba con paisajes preciosos como el de la imagen.
A unos 4 Km de El Cuervo llegamos a una zona de picnic, donde comeríamos a la vuelta.
El camino a partir de este punto (llamado Pozo de las ollas)transcurre por pista (hasta aquí se puede llegar en coche desde El Cuervo),no sin ofrecernos ,de vez en cuando, bonitos rincones como el de la siguiente foto.
Y llegamos a El Cuervo. En el restaurante de Los Chorros ,junto al camino,repusimos fuerzas con "claritas" y no tan claritas y algún que otro fruto seco.
Era momento de volver sobre nuestros pasos. Decidimos hacerlo por el sendero botánico y los manantiales del Ebrón, rodeo que nos devolvería al camino de ida unos 3 Km. más adelante.
Recorrido curioso con indicaciones de las distintas especies vegetales que podemos encontrar por la zona, aunque los paneles están bastante deteriorados por el paso del tiempo, como se aprecia en la foto.
Zona frondosa con gran cantidad de vegetación
Siguiendo esta variante llegamos a los manantiales del Ebrón.
Una vez de vuelta en la ruta principal, proseguimos hasta llegar al Pozo de las Ollas donde decidimos parar a comer. Antes, ascendimos un poco por una senda que durante 1 Km. más o menos, te lleva a diferentes miradores sobre el Ebrón. Subimos solo al primero y bajamos a comer.
Vista de el Pozo de la Olla desde el primer mirador
Comimos con apetito como puede apreciarse en las fotos.
Continuamos la vuelta deshaciendo lo andado por la mañana; subiendo y bajando las escaleras que van jalonado todo el recorrido haciéndolo más transitable.
Una vegetación salvaje y variada acompaña todo el recorrido. Me llamó la atención ,sobre todo, la gran cantidad de nogales,cuyo porte y belleza engrandecían la ruta. Otras especies, no menos bellas, aparecían por todas partes: chopos, sabinas, álamos, saúcos...Así como infinidad de arbustos y hierbas que contribuían a enriquecer el ya de por sí precioso entorno.
Y de nuevo el paso de los estrechos, que vuelve a sorprendernos como si fuera la primera vez.
Por segunda vez también, nos enfrentamos a los escalones metálicos en la pared.En esta ocasión, de bajada, el peligro parece mayor, pero el grupo vuelve nuevamente a sacar nota.
Y seguimos el sendero hasta el punto en el que, por la mañana, una señal nos indicaba la bajada al puente natural de La Fonseca.
Parte del grupo decidimos bajar. Valió la pena. Obtuvimos buenas imágenes de este curioso fenómeno de la naturaleza.
A continuación, unos cuantos elegimos continuar por la senda que por encima del puente de La Fonseca llevaba a...¿A dónde llevaría el sendero?. No lo sabíamos, pero decidimos ir a la aventura. Nos salió bien, como ahora veréis.
Perspectiva del río desde el puente natural de La Fonseca
Además valió la pena por las perspectivas sobre los estrechos del río en este otro tramo (llamados estrechos de las Azaderas)y por el lugar al que finalmente nos llevó: La cascada de Calicanto. Bien es cierto que anduvimos algún Km. de más,duro en algún tramo, pero recomendable.En la siguiente foto podéis ver los estrechos de las Azaderas desde lo alto del sendero.Impresionante, ¿no?.
Descendimos por el sendero hasta el fondo del valle y una señal nos indicaba el camino hacia la cáscada de Calicanto. No dudamos en seguirla. El resultado valió la pena, como podréis apreciar a continuación.
De camino a la cascada este viejo molino abandonado al lado del río
Finalmente, esta maravilla de la naturaleza, otra más en este día: El Calicanto.
Entrada relacionada:
Estrechos del río Ebrón: envueltos en otoño.
Hola Emilio: Qué bien lo pasamos ese día con tan magníficas vistas y tan buena compañía. Así sí que vale la pena salir a caminar sin importar cuán dura puede resultar alguna de las subidas "aventureras" que hicimos, y que espero seguir realizando por mucho tiempo con todos vosotros. Un cordial saludo, y muchas FELICIDADES por tu estreno en el campo de los blogueros. Ricardo Vivó Ramos
ResponderEliminarQue bueno habéis echo la vuelta por donde me quede con ganas de volver, por la cascada. Felicidades por tomar esta opción la cascada vale la pena, la próxima vez que vuelva la aré por allí. Una ruta fantástica llena de encanto y naturaleza y si se hace con un nutrido grupo de amigos como vosotros ,aún se disfruta mas. Felicidades, bonita crónica
ResponderEliminar¡Hola Ricardo!. Veo que al final has podido enviar el comentario. Me alegro. Desde luego lo pasamos fenomenal. A ver si repetimos de Montanejos a la Puebla dentro de poco.Saludos.
ResponderEliminar¡Hola Trotasendas!. Gracias por tu comentario. Como nombro en la crócnica, me sirvió de mucho la tuya. Es como si ya la hubiera hecho antes. Ciertamente vale la pena. Yo también repetiré. Y enhorabuena por tu premio. Lo mereces. Tienes un blog magnífico.
ResponderEliminarSaludos.
¡Hola Emilio!
ResponderEliminarFelicidades por este Blog y por la crónica. Creo que sí que os mojasteis los pies, pero valió la pena.
Un saludo
Gracias Fernando por tu visita a este reciente blog y por tu adhesión al mismo.
ResponderEliminarSí valió la pena mojarse un poco los pies. La naturaleza nos ofrece rincones maravillosos dignos de contemplar.
Un saludo.