A la salida de Rodeiro un primer mojón que marca 78,098 Km a Santiago.
El grupo en las afueras de Rodeiro.
Hemos seguido paralelos a la carretera aproximadamente un kilómetro y medio dejamos la carretera por amplio camino.
Apenas hay luz todavía. El camino está flanqueado por robles.
El otoño se deja ver en el suelo, tapizado de hojas caídas con esos tonos ocres, amarillos, marrones...
Y tenemos el primer contacto con el protagonista de un buen tramo de camino. Se trata del río Arnego, afluente del río Ulla, que vendrá con nosotros durante unos ocho kilómetros y medio hasta el puente de Pedroso.
Caminar por estos caminos es un privilegio que no tiene precio.
Y más y más y más helechos.
En tramos, los robles dejan paso al campo abierto.
El camino es susceptible, en invierno sobre todo, de embarrarse. Para evitar el posible barro una hilera de piedras a modo de acera evitaría este problema.
Este será un primer cruce del río Arnego por este sencillo puente (puente Areal).
"Perdido en medio de la noche en calma,
brumoso el río que nos vio nacer,
de alzar el vuelo a la región del alma
sentí la viva, la profunda sed."
Rafael Obligado
A doscientos metros del primer puente, pasamos este otro (puente de Amorín). Llevamos dos.
¿Seguimos nosotros al río o es él el que nos sigue a nosotros.
Seguimos el camino. A veces nos alejamos un poco del río.
Entramos en Penerbosa. Todo está en silencio.
Otro ejemplo de hórreo en Penerbosa.
Nos extraña ver este campo de girasoles en tierras tan septentrionales. Asociamos los girasoles a tierras más meridionales donde el sol es más habitual.
Seguimos nuestro camino.
Por momentos empiezan a caer gotas de lluvia que hacen presagiar lo peor.
Caminar sintiendo el aire en el rostro, las gotas de lluvia, los matices de verde, el paisaje...es una satisfacción y un goce para los sentidos.
"Oh! inmemorial paisaje.
Monstruo paciente y solitario,
mar amargo, agua última
donde un hombre y su miedo
huyen, beben y vuelven
en secreto y solos."
Liber Falco
El grupo detrás.
Cruzamos el Arnego por tercera vez en este puente. Es el puente de Penela. Aquí parecía que la lluvia quería empezar a arreciar.
El Arnego a su paso por el puente de Penela.
"¡Oh soledad! ¡Oh murmurante río,
a cuya margen espontáneos crecen
los árboles frondosos, que el otoño
despoja ya de su hojarasca verde!"
Cruzamos la aldea de A Penela. Aquí también reinaba el silencio, pero fue roto por una furgoneta que traía el pan a los vecinos.
Estas vacas muestran que esta comarca es predominantemente ganadera.
A la salida de A Penela, el camino sigue por la derecha, pero nosotros decidimos seguir de frente para atajar. Este camino lleva unos campos sin cultivar y por el campo de la izquierda, se vuelve al camino y ahorramos algunos metros. El peregrino tiene que economizar el esfuerzo.
Aquí retomamos el camino. El camino se dirige hacia A Eirexe de Pedroso.
A medida que nos acercamos a la aldea, vemos en la montaña el mordisco que una gran cantera le ha dado. Vemos alguna más por la izquierda, aunque más pequeñas. Son canteras de granito que tanto abunda y tanto se ha utilizado en la construcción.
En la entrada de A Eirexe vemos este crucero y esa piedra a modo de mesa para reposar los féretros en los entierros o las andas de las procesiones.
También encontramos este hórreo, construido en granito, ¡cómo no!
Entrando ya en la aldea vemos con curiosidad que los nichos dan a la calle.
"En el viejo camposanto
hay sepulcros fanfarrones
criptas/ nichos /panteones
todo en mármol sacrosanto
de harto lujo/ pero en cuanto
a desniveles sociales/
en residencias finales
como éstas /no hay secretos
y los pobres esqueletos
parecen todos iguales."
Mario Benedetti
Giramos la calle. Esta casa tiene abierta una puerta donde además de cuñar nuestra credencial, podemos tomar un café o alguna bebida o aperitivo en sendas máquinas de vending.
Al girar encontramos la iglesia románica de San Xiao de Pedroso.
Y fuera, esta fuente en la que podemos refrescarnos, aunque hoy el sol no nos ha molestado.
Pocas casas, pero blasonadas.
Nos han intrigado siempre las puertas. Siempre hemos pensado que detrás de ellas hay muchas historias.
“No
hay dos puertas iguales: respetadlas todos. Yo siento una profunda veneración
por ellas; porque sabed que hay un instante en nuestra vida, un instante único,
supremo, en que detrás de una puerta que vamos a abrir está nuestra felicidad o
nuestro infortunio…” (Azorín, “ Las confesiones de un pequeño filósofo.
Salimos de A Eirexe y seguimos viendo el boquete en la montaña.
¿Dolerá a la tierra la extracción de piedra?
Menos mal que la fealdad de la montaña mutilada nos es recompensada por la belleza de esta preciosa zinnia. Todo tiene dos caras, una buena y una mala.
"Luce la lozana flor
sus perfumes y sus galas;
y entona cantos de amor
ese poema con alas
que llamamos ruiseñor."
Manuel Reina
Seguimos ahora un tramos de una carretera local (EP-6203)
En la cuneta crecen multitud de setas. Nuestro conocimiento sobre ellas es nulo. Únicamente sabemos lo que un experto nos dijo un día: "todas las setas son comestibles al menos una vez".
Seguimos disfrutando también de las bellotas, tan pegaditas a sus cápsulas que las mantienen sujetas a las ramas de los robles, aunque oímos cómo muchas van cayendo mientras caminamos.
Llegamos al puente medieval de Pedroso, aunque con posterioridad ha sufrido varias intervenciones que cambiaron su fisonomía primigenia. El puente marca un punto de inflexión en la etapa porque aquí dejamos al Arnego que siga su destino predestinado del que no puede escapar a fluir sus aguas en el Ulla. El nuestro se separa aquí para seguir nuestro camino.
Un último adiós al Arnego que en Brocos se une al río Ulla en el embalse de Portodemouros, donde acaba su curso.
Con el adiós al río Arnego, nuestro camino toma un giro al oeste. También decimos adiós a la aldea de O Ponte, de la que fotografiamos este otro hórreo. construido íntegramente en granito mostrando que de esta tierra han salido buenos canteros que han trabajado bien el granito tan abundante por aquí.
"Para cortar tu nudo..., ¿Qué espada?
para talarte, ¿qué hacha afilada?
un muro busco, un muro de granito
donde se estrelle el mar de tu infinito..."
Dulce María Loynaz
Un nuevo cruceiro, por supuesto de granito, a la salida de A Ponte. Empezaron a instaurarse en caminos, cerca de ermitas, iglesias, cementerios... a partir del Concilio de Trento. Entre sus finalidades estarían santificar el camino, proteger al peregrino, proporcionar descanso al sentarse en la plataforma que sustenta su base, marcar el camino al caminante o peregrino,...La Figura del Cristo Crucificado siempre señala el camino principal. Las manos del Cristo, si están cerradas, indican omnipotencia. Si están abiertas, indican misericordia y si tienen los dedos índice y corazón extendidos, expresan bendición.
Un bonito camino nos llevará hasta Lalín. Caminaremos entre robles, castaños, prados, maizales...por tierras del "Coto da Anta" y de "Val do Boi".
Caminando por el campo nos damos cuenta que el otoño no lo deciden las fechas que marcan los hombres, sino la que la naturaleza quiere. El otoño ha tapizado de hojas, ya desde hace días, el suelo de los caminos.
Con suelo mullido y robles acompañándonos, el camino se hace más fácil, aunque alguna subida que otra nos acelere el corazón y la respiración.
Llegamos al límite del municipio de Rodeiro con el de Lalín, que marca el mojón más grande que vemos. El del camino señala 64,575 km hasta Santiago.
En tramos disfrutamos de amplias vistas que llenan nuestras retinas para recordar para siempre que nuestros pasos nos llevaron por lugares lejanos de gran belleza.
Las cosas no son sólo como las vemos, sino como las sentimos. Lo que sólamente ves, se olvida. Lo que ves y sientes, permanecerá siempre.
Caminar, caminar, caminar...un placer y un privilegio. No todos pueden hacerlo. No sé a quien, pero tenemos que dar las gracias por poder caminar. Nuestra vida es un camino y poder caminar un privilegio.
“Por lo general el viento era suave y quizá por
eso los grandes árboles no discutían, sino simplemente intercambiaban
comentarios, cabeceaban con buen humor, me hacían señales de complicidad."
(Santiago en “Primavera con una
esquina rota” de Mario Benedetti)
Un tramo largo, el grupo partido y estirado. El camino es así. Hay tiempo para todo. El camino te lleva y te obliga. Así es y así hay que aceptarlo.
"Cada
día que pasa,
cada día,
es más corto el camino
de regreso."
Meira Delmar
"Érase un verde bosque de eterna primavera,
y érase un niño iluso que vagaba al azar...
El niño entró en el bosque siguiendo una quimera;
entró en el bosque... Y nadie lo ha visto regresar."
José Ángel Buesa
Como comenté antes, todo tiene dos caras en esta vida. He aquí otro ejemplo.
El tiempo produce el deterioro y la ruina, como la de esta casa.
Pero también está la otra cara, lo nuevo, lo reciente, lo actual.
Dos caras de la misma moneda.
Y llegamos a Palmaz. Nos quedan escasos cuatro kilómetros para llegar a Lalín.
Zona ganadera como atestiguan estos grandes establos.
De nuevo campo. Ya queda menos para el final de etapa.
El camino desemboca de nuevo en la carretera PO-533 por la que salimos esta mañana de Rodeiro, pero algunos kilómetros después como puede suponerse.
De camino de entrada a Lalín una caléndula vuelve a llamar nuestra atención.
Me encanta la sencillez de las flores y su naturalidad. Siendo tan bellas no necesitan para nada hacerse notar. Es lo que viene siendo la belleza natural sin artificios ni complementos que la realcen.
Entramos en Lalín por la Calle Monte Faro. Llevamos muchos kilómetros en las piernas y tenemos ganas de llegar. Ahora nuestra prioridad es llegar al hostal.
Llegamos a una plaza ajardinada, la Plaza de la Villa, donde se encuentra la nueva iglesia parroquial, construida en el siglo XX, dedicada a Santa María de los Dolores. En esta plaza también se encuentra el Km 0 de Galicia. La villa es el centro geográfico de esta Comunidad.
No entramos en la plaza. Nos quedamos en la esquina para inmortalizarnos con esta escultura de Santiago.
Y seguimos camino del hostal. Pasamos por la fuente de Los Caballos, nombre muy adecuado por lo que vemos.
Seguimos por la calle Da Ponte y salimos a esta rotonda.
Apenas doscientos metros siguiendo la dirección a Santiago nos separan del hostal.
Aquí pernoctaremos hoy.
El descanso del guerrero. Una ducha y a comer.
Hemos quedado en degustar un típico cocido de Lalín.
Tras la ducha, salimos en busca del restaurante La Molinera y pasamos por distintos puntos de la ciudad.
Como este curioso parque con estos cerditos sonrosados tan graciosos. El cerdo aquí es protagonista.
Y aquí nos tenéis preparados para el sacrifico.
Empezamos con esta contundente sopa.
Esto vino después.
Y rematamos con esto. Y menos mal que pedimos un cocido reducido. El normal aún tiene más cantidad de todo.
Café, postre y digestivo para terminar.
Un peregrino de la Asociación de Amigos del Camino de León nos dijo que en la Asociación de Amigos de Lalín ponían un cuño especial en la credencial por algún motivo especial que no recuerdo. Nuestros compañeros Miguel y José Pascual tuvieron la deferencia de recoger nuestras credenciales y acudir a la Asociación para que nos sellaran con ese cuño especial, mientras nosotros nos fuimos a descansar y a digerir. Gracias a los dos. En la foto tenéis al miembro de la Asociación que selló nuestras credenciales en plena faena. (foto de José Pascual)
Nos esperaba una cena más frugal que la brutal comida y luego descanso y mañana nueva etapa, nuevo esfuerzo y nuevos paisajes que capturar con nuestras pupilas para llevarlas siempre con nosotros.
“Y quiero recalcar la condición piadosa del
silencio, porque sigo creyendo que el Camino de revelación ha de ser no un
itinerario oculto ni secreto, sino una andadura en la que cada cual, por muy
acompañado que marche, deberá descubrir sus propias raíces en lo más profundo
de sí mismo..."
(Juan G. Atienza, “Los peregrinos del Camino de Santiago”)
Enlace a las etapas anteriores:
La ruta en el mapa
La ruta en Wikiloc
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