Nada como visitar las
ruinas de un castillo para aprender varias cosas sobre la vida y el mundo. No las
enumeraré todas, pero sobre la vida, una muy evidente es que el tiempo pasa
inexorablemente y llegará el día en que seamos conscientes de que no somos ni
la sombra de lo que fuimos; sobre el mundo y su historia aprendemos, a la vista
de los restos amontonados, que nada, por muy poderoso que haya sido, aguanta el
paso del tiempo. Ningún imperio es eterno.