Decía la pastora Marcela en Don Quijote de la Mancha: “Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos: los árboles de estas montañas son mi compañía; las claras aguas de estos arroyos, mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y mi hermosura.” En mi caso, también nací libre y escogí la soledad y belleza de las montañas porque en ellas encuentro la tranquilidad y la paz que necesito para cargar las pilas y poder seguir funcionando.