“Peregrinar a pie e incluso descalzo, no significaba solo un grado extremo de penitencia. Suponía el constante contacto directo con el Camino, por lo tanto, con la tierra que iba impartiendo la enseñanza que el caminante necesitaba para absorber a todos los niveles, y de forma inmediata y constante, una experiencia que ni siquiera la suela del zapato podía reducir al interponerse en aquel acto supremo de comunicación.” (Juan G. Atienza, “Los peregrinos del Camino de Santiago”)
Esa es nuestra intención: pisar el camino y absorber toda la enseñanza que ese camino milenario acumula y ser capaces de utilizar esa sabiduría milenaria en nuestro beneficio y crecimiento personal. Y esta quinta etapa tiene mucho que decir en ese aspecto.