Ventana y puerta laterales.
Adosado a la iglesia se encuentra este edificio que en la actualidad es el albergue de peregrinos.
En tan emblemática iglesia posamos en grupo para la posteridad.
Tras visitar la iglesia de San Paio de Diamondi (San Pelayo), volvemos sobre nuestros pasos para comenzar la bajada a Belesar por un bonito camino en zigzag, los "codos de Belesar", en referencia a una calzada romana que aún conserva parte del antiguo empedrado.
Iniciamos la bajada rodeados de robles, helechos y musgo y una ligera neblina que da un aspecto espectral al bosque.
El camino no tiene desperdicio. Un goce para los sentidos.
Un gozo y un privilegio poder transitar camino tan bellos y ancestrales.
Una imagen vale más que mil palabras.
"En los bosques, perdido, corté una rama oscura
y a los labios, sediento, levanté su susurro:
era tal vez la voz de la lluvia llorando,
una campana rota o un corazón cortado."
Pablo Neruda
El camino presenta empedrado en algunos tramos de la antigua calzada romana.
Preciosos rincones adornan este precioso bosque mágico. Seguro que elfos, gnomos, trasgos y meigas vigilaban nuestro paso.
A medida que bajamos, el espesor del bosque disminuye y ya somos capaces de ver las aguas del Miño.
Y poco después los robles dan paso a los viñedos que pueblan los bancales de las laderas. Ya vemos el pueblo de Belesar.
El camino en su último tramo transcurre entre viñas bordeado por los muretes de las terrazas en las que se cultivan las viñas. Aquí vemos la sencilla escalerilla de piedra que da acceso al viñedo.
La azules aguas del Miño en el fondo.
En la imagen el embarcadero desde el que cogeremos el catamarán que nos llevará aguas abajo por el Miño.
Primeras casas de Belesar.
Entramos por esta calle con mucha pendiente, conocida como "calle ancha", porque es la más ancha del pueblo, aunque ya veis lo estrecha que es.
Encontramos esta fuente antes de llegar abajo.
Las señales nos guían por las estrechas callejas de Belesar.
La ruina y el olvido también están presente en la Galicia profunda. Aquí un ejemplo.
El pueblo, además de la tranquilidad que se respira, tiene rincones entrañables.
Llegamos abajo y nos encontramos con el lavadero, con fuente. El lavadero se encuentra enfrente del puente que cruza el río.
A la otra parte del puente se encuentra la otra zona de Belesar. El Miño parte en dos el pueblo, pero curiosamente, esta parte pertenece al municipio de Saviñao y la parte de enfrente pertenece a Chantada.
En el otro lado vemos la nueva iglesia de Belesar. La antigua, así como el viejo puente romano, quedaron anegados por la construcción del embalse de los Peares.
Tras buscar dónde poder comer, nos sugirieron este restaurante que nos quedaba de paso de camino hacia Chantada.
Disfrutando de las vistas del Miño y la otra parte de Belesar.
Como comenté al principio, habíamos concertado un crucero por el Miño. El recorrido comenzaba a las 11,30 y tenía una duración de dos horas. Queríamos llegar pronto porque en el mismo embarcadero donde se coge el catamarán hay un bar y pensamos en almorzar allí. Sabíamos que abrían a las 10,30 por lo que madrugamos para llegar con tiempo para poder almorzar. Pues aún tuvimos que esperar cuarenta y cinco minutos hasta que abrieran el bar y una hora más para coger el catamarán. Y lo peor es que nos tuvimos que conformar con café con leche y bollería industrial porque recién abierto no había otra cosa.
Embarcadero del catamarán que depende de la Diputación de Lugo. También es posible realizar el paseo en una empresa privada: "Quinta Sacra".
Mientras esperábamos, fueron varias personas de Belesar las que medio en broma nos insinuaron si queríamos vendimiar. Parece ser que están en plena vendimia y les falta mano de obra para la recolección.
Parte del grupo a la espera de que abrieran el bar del embarcadero. De paso, descansando. Luego vendría una dura subida.
Mientras esperábamos nos entretuvimos haciendo fotos de todo lo que veíamos.
Un grupo de patos nadaban arriba y abajo ajenos a nuestra presencia, yo diría que indiferentes.
Tras tomar un café con leche, llegó la hora de subir al catamarán.
El recorrido era aguas abajo siguiendo el curso natural del río. Como veis en la foto, tenía una posición privilegiada en el barco. El catamarán pasará por el meandro del Cabo do Mondo, que vimos en la etapa anterior desde un mirador.
Los viñedos en las laderas serían una constante durante todo el recorrido.
Un bonito paseo durante el cual un guía iba dando información de los que íbamos viendo y curiosidades interesantes de la Ribeira Sacra.
En la imagen, la aldea de Pincelo, alguna de cuyas casas quedaron anegadas por el embalse. Como se aprecia, el agua llega hasta las mismas casas.
Llegando al puente de Portotide.
A Veiga en la orilla.
En el recorrido pudimos ver más patos disfrutando de este ... entorno.
Enfrente podemos ver la isla de Maiorga. En momentos en los que baja el caudal del Miño, la isla se convierte en península. En este punto es donde el catamarán da la vuelta para volver al punto de origen.
Volvemos hacia Belesar. Ahora tenemos otras vistas.
En la imagen, Nogueira de Abajo, arriba se ve la torre de la Iglesia de Santa María de Nogueira de Miño, en A Eirexe.
En una ladera, tirando de zoom, conseguí fotografiar el "mirador do Cabo do Mundo 2" en el que estuvimos la tarde anterior.
Una de las lanchas de la empresa privada "Quinta Sacra" volvía al embarcadero.
Pasamos también por la playa fluvial de A Cova, por lo visto muy concurrida en verano.
Ya sólo nos queda regresar al punto de inicio disfrutando plácidamente del paseo.
"No vas tú por el río:
es el río el que anda
detrás de ti, buscando en ti
el reflejo, mirándose en tu espalda.
Si vas deprisa, el río se apresura.
Si vas despacio, el agua se remansa."
Ángel González
Belesar de nuevo. Punto y final del crucero. Entretenida experiencia.
Tras el crucero retomamos el camino. Cruzamos el puente de Belesar y vamos a afrontar el tramo de mayor dificultad de la jornada por su desnivel y dureza.
Entramos en tierras de Chantada.
Empezamos a subir por un camino empedrado con fuerte pendiente.
Nos vamos deteniendo para retomar la respiración y de paso disfrutar de las vistas que nos proporciona la altura que vamos alcanzando.
Encontramos este panel junto al camino que nos explica qué es lo que nos espera a partir de aquí. El tramo que vamos a acometer es conocido como Los Codos de Belesar. Es un tramo enlosado de aproximadamente medio kilómetro que forma parte de un camino romano y que formó parte del Camino de Invierno que al parecer ya se realizaba en el S. XV ya que durante los trabajos arqueológicos realizados durante la limpieza de la senda, se encontró una insignia con forma de vieira que indicaría que ya en esa época se seguía este camino de peregrinación a Santiago.
Tenemos que poner un gran esfuerzo en la subida porque tiene un fuerte desnivel que nos obliga a ponernos las pilas.
El esfuerzo también nos invita a la reflexión, no sólo en los momentos plácidos del camino. Notar que cada vez te cuestan más las cosas te hace consciente del paso del tiempo en tu persona. El tiempo no pasa en balde.
"Del sol que vieron mis años mozos
a gatas quedan tibios reflejos
que en el recuerdo buscan ansiosos
mis pobres ojos, sin luz, de viejos."
José Alonso y Trelles
El empedrado hace más complicada la subida por la dificultad de la pisada.
A pesar del esfuerzo, nos vemos recompensado por dos razones. Una, la belleza de la senda y dos la sombra que nos evita el sol.
Salimos a la carretera. Ahora un sol inclemente nos castiga y tenemos hambre. Vamos en busca de la comida y aún nos quedan unos cientos de metros.
Aquí podemos ver la altura que en muy poca distancia hemos alcanzado.
Llegamos hasta el restaurante donde habíamos reservado. Allá vamos.
Y aquí nos veis tan formales, esperando que nos atiendan. Las vistas desde aquí son excepcionales. La comida, sin embargo, nos dejó muchas dudas.
Este bacalao a la gallega pedí yo. Estaba algo soso, poco hecho y las patatas duras. Pero cuando hay hambre, no se ponen peros.
Tras la comida, que nos entretuvo más de dos horas, seguimos nuestro camino. El camino sigue por la carretera apenas unos doscientos metros. Para evitar varias curvas el sendero corta la carretera varias veces, pero la pendiente es muy fuerte y pondrá a prueba nuestras aptitudes físicas.
En la imagen, el inicio del sendero que irá cortando la carretera.
Los manzanos, como comenté antes, son abundantes en esta tierra. Vemos muchas manzanas en el suelo y nos llama la atención la cantidad de fruta que se pierde.
Apenas hemos cogido el sendero llegamos a un arroyo que cruzamos sobre unas piernas. Se trata del arroyo de Camporramiro.
A veces nos detenemos para coger aliento y volvemos la vista atrás para disfrutar de las vistas.
Pero la subida aún no termina.
Aún nos queda llegar a San Pedro de Líncora para suavizar la pendiente.
El sendero que corta la carretera tiene más pendiente que ir por asfalto (algún compañero fue por la carretera) pero por contra, ofrecía tramos con sombra y más estéticos.
Alguna revoltosa mariposa merodeaba por la senda, pero se negaba a parar para fotografiarla, pero la tozudez y la constancia suelen dar sus frutos. Pude captar esta mariposa blanca de la col (Pieris brassicae) con persevereancia y paciencia.
"Tras una mariposa,
cual zagalejo simple,
corriendo por el valle
la senda a perder vine."
Juan Menéndez Valdés
Este "remolino" de diente de león está preparado para que una ráfaga de viento lo deshaga y lo haga volar llevando la semilla lejos de allí.
El Camino te permite pensar en muchas cosas, en lo divino y lo humano, en el pasado y el porvenir, en alegrías y penas...en esos momentos que proporciona al peregrino la soledad silenciosa del caminar.
"No lloro las arrugas de mi frente
Ni me estremece la indiscreta cana;
Lloro los sueños de mi edad lozana,
Lloro la fe que el corazón no siente."
Manuel del Palacio
Las bellotas de los robles van cayendo del árbol y ocupan los caminos.
Ya queda menos de subida, pero lo cierto es que la pendiente es para cansarse.
Llegamos a la iglesia de San Pedro de Líncora.
También tiene el cementerio anejo.
A partir de aquí el camino se suaviza.
Ya vemos Chantada, aunque aún nos quedan diez kilómetros para el final de etapa.
El camino desde San Pedro de Líncora va junto a la carretera hasta Chantada.
Chantada cada vez más cerca, aunque no es nuestro final de etapa.
Un hórreo más, de los tantos que vemos a lo largo de las etapas.
Pasamos por el barrio de A Ponte.
A la salida cruzamos un puente sobre el río Asma, afluente del Miño.
Río Asma.
Entramos en Chantada y la atravesaremos de sur a norte.
En la foto, la Calle Dos de Mayo, en el casco antiguo, con sus típos soportales.
Casas blasonadas con típicas balconadas como la de la foto, jalonan la travesía.
Alcanzamos la Plaza del Mercado. En ella destaca la nueva iglesia parroquial de Santa Marina.
Y vemos también en la misma plaza una de esas casonas blasonadas, en este caso la Casa de Lemos, reconvertida en Casa de la Cultura de Chantada.
Seguimos luego por una zona más comercial y moderna, la Calle del Comercio y la peatonal de Leonardo Rodríguez.
Salimos de Chantada por la calle Uxío Novoneyra. Esta calle en los mapas del S. XIX aparece como calle de Santiago, indicando que por aquí pasaba el camino. A la izquierda de esta calle, casi al final, confluyen el IES Lamas das Quendas (en la foto y enfrente el colegio de primaria Xoán de Requeixo. En ambos centros escolares estaba pintada la cara de Rosalía de Castro, emblemática poetisa gallega.
"Yo no sé lo que busco eternamente
en la tierra, en el aire y en el cielo,
yo no sé lo que busco, pero es algo
que perdí no sé cuándo y que no encuentro,
aun cuando sueñe que indivisible habita
en todo cuanto toco y cuanto veo."
Rosalía de Castro
Un hórreo nos despide definitivamente de Chantada y seguimos camino a Centulle.
El cruceiro de Casasoa nos devuelve a la carretera.
Seguiremos la carretera unos doscientos metros para abandonarla por un camino a la izquierda.
En este punto dejamos la carretera y continuaremos por caminos rurales que discurre paralelo al corredor gallego de Chantada a Lalín, el CG-2.1.
Robles y castaños vuelven a ser nuestros compañeros de camino.
Unos tres kilómetros después de haber tomado este camino rural, hace un giro hacia la izquierda en el pequeño núcleo de Boán. Seguimos por caminos rurales.
Los maizales son abundantísimos por estos lares y ocupan muchos campos.
Tramos por sombra, entre bonitos túneles vegetales.
Otros al descubierto, al sol, entre maizales.
Y, por fin, once horas después de haber iniciado la etapa, vemos frente a nosotros el Hotel Vilaseco, en mitad del campo y rodeado de un fuerte olor a ganado porcino. Pero ya tenemos ganas de llegar. Ha sido un día largo y una etapa dura.
Este peregrino nos recibió a nuestra llegada.
Y ésta fue la habitación que compartiríamos esta noche.
Ducha, descanso y cena.
Bajamos al comedor. Nos esperaba una sorpresa a los valencianos.
Nos asomamos a la terraza. La tarde declina y la noche llega.
Ésta era la sorpresa. ¡Una paella en Galicia!
Los más ortodoxos pusieron el grito en el cielo por llamarle paella a un arroz con componentes tan diferentes e impropios de una paella (pollo, costillas, almejas, pulpo, langostinos, mejillones...).
Pero yo me la comí a gusto. El nombre era lo de menos y habiendo hambre, no íbamos a andar con remilgos.
Luego el dueño del hotel se marcó una queimada con conjuro incluido y nos hizo salir uno a uno para participar del ritual.
Quemando el alcohol.
Aquí me tenéis haciendo el indio.
Y el resultado final fue éste, un sorbo de queimada para digerir mejor la cena e irse a dormir más a gusto. Mañana nos esperaba una nueva etapa. El peregrino no sabe lo que le deparará el día siguiente y hay que estar preparado para cualquier cosa.
“…la
Ruta de Santiago es la única peregrinación histórica de primera magnitud cuyo
itinerario reviste tanta importancia – o más, según los casos - que la misma
meta hacia la que se encamina.” (Juan G. Atienza, “Los peregrinos del Camino de
Santiago”)
- Camino de Invierno, 1ª etapa: Ponferrada-Borrenes (22/3/2024).
- Camino de Invierno, 2ª etapa: Borrenes-Sobradelo (23/3/2024).
- Camino de Invierno, 3ªetapa: Sobradelo-A Rúa (24/3/2024).
- Camino de Invierno, 4ª etapa: A Rúa-Soldón (25/3/2024).
- Camino de Invierno, 5ª etapa: Soldón-Barxa de Lor (26/3/2024).
- Camino de Invierno, 6ª etapa: Barxa de Lor-Monforte de Lemos (27/3/2024).
Hola Emilio.
ResponderEliminarJajaja, estoy seguro que ninguno de los talibanes de la paella 😂 que iban contigo se levantó de la mesa y se fue, y que todos dieron buena cuenta de ese arroz, que todo sea dicho de paso, tenía una pinta estupenda.
Todo un acierto, ya que se os brindó la ocasión, el hacer ese catamarán por el Miño. Complementó a la perfección una bonita y completa etapa, que a pesar de esas pequeñas decepciones gastronómicas tuvo cositas tan interesantes como la magia de ese bosque y la tranquilidad de esas pequeñas aldeas alejadas del mundanal ruido. En nuestra reciente visita a Galicia tuvimos la inmensa suerte de disfrutar de ambas cosas, con los bosques y aldeas remotas de la Serra do Courel.
Un abrazo.