CIRAT: BARRANCOS DE LA LOSA Y LAS SALINAS (9/8/2025)
“Andersen
escapó de las crueldades de la vida sirviéndose de la fantasía.” (“Malas
lenguas”, Fernando Bonete). En nuestro caso escapamos de las crueldades de la vida diaria sirviéndonos
del disfrute de la naturaleza, de la montaña, de las sendas y caminos que
recorremos. Una nueva ruta es otro ejemplo más de ello.
Volvemos a Cirat (Alto Mijares) después de once años para realizar una ruta en su término que transcurre por el recorrido del trail que se celebra anualmente en la población desde 2017. Transcurre por bonitos caminos y sendas con buenas pinadas y bonitas vistas sobre la población (al inicio), el Campero, la Peña Partida y los barrancos de la Losa y de las Salinas. También nos permite la posibilidad de acercarnos al Salto de la Novia ya que pasamos junto al desvío que nos llevaría hasta allí después de recorrer algo más de trescientos metros. Si queremos también podemos visitar los restos del castillo de Cirat ya que en el kilómetro nueve y medio pasamos por el desvío que nos llevaría hasta él y que está marcado con un poste. Por último, reseñar que encontramos un tramo equipado con cadenas, en el kilómetro cuatro, que nos ayuda a salvar un paso estrecho con caída por nuestra derecha al barranco de la Losa, y trescientos metros después otro tramo equipado con una larga soga que nos ayuda en una bajada con bastante pendiente.
Como es habitual y más en época estival, a primera hora de la mañana estábamos dispuestos a iniciar la ruta. Dejamos el vehículo en la calle Rosaire, evitando entrar en la población, además de que aquí hay buen espacio para aparcar.
Lo primero que ven nuestros ojos es el camposanto. Espero que no sea ninguna premonición.
"En el viejo camposanto
hay sepulcros fanfarrones
criptas/ nichos /panteones
todo en mármol sacrosanto
de harto lujo/ pero en cuanto
a desniveles sociales/
en residencias finales
como éstas /no hay secretos
y los pobres esqueletos
parecen todos iguales"
Mario Benedetti
Tan habitual como llegar pronto al lugar de inicio es la foto de grupo como la que estáis viendo.
De derecha a izquierda, Emilio Romero, Rafa Lafuente y un servidor.
Empezamos a caminar siguiendo la calle en la que hemos aparcado hacia las afueras del pueblo. Pasamos por delante de la piscina municipal y apenas pasada ésta, llegamos al paraje de la ermita de San Antón que vemos al fondo en la foto. También encontramos una fuente.
Seguimos nosotros por la pista que sigue por la izquierda, el camino de la Tejería.
(foto de Emilio Romero)
Apenas a cuatrocientos metros del inicio del camino de la Tejería, lo dejamos para seguir por un camino a la derecha que se convertirá en senda. En el kilómetro cinco retomaremos el camino de la Tejería de nuevo.
Caminamos ahora entre pinos, cosa que se agradece a pesar de que el sol aún no calienta en exceso.
A los pocos metros, encontramos este poste con dirección al Salto de la Novia, que seguimos.
Hubo en la ruta un denominador común durante todo el recorrido y fue la constante presencia de mariposas a nuestro alrededor, como la de la foto.
"Nadie envidiará tus galas
ni tu existencia dichosa,
pero yo sé, mariposa,
que alguien envidia tus alas..."
Vicenta Castro Cambón
Ahora seguimos una bonita y algo empinada senda que nos sube bastantes metros en poco tiempo.
Se trata de una antigua senda de herradura en la que encontramos partes que conservan el antiguo empedrado que evidencia un pasado en el que era utilizado por los habitantes de la zona.
La subida que acabamos de hacer nos permite esta vista sobre Cirat, aunque la vemos muy matizada por la neblina matinal.
También podemos ver los restos del castillo, en esta meseta.
"¡Cuántos castillos levanté en la playa!
Derribólos el viento
Con sus torres y cúpulas altivas
De oro, y cristal, y argento."
Jacinto Verdaguer
En la lejanía acierto a ver los restos de la masía de Valdesánchez.
Junto al camino, las ruinas del corral de Rosaire.
El sendero desemboca en el camino de Rosaire, donde vemos este poste de madera en el cruce que seguimos hacia la izquierda.
Las perfectas esferas de la flor del cardo azul son una constante en los montes en esta época. Nos gusta captar formas tan sencillas y a la vez tan perfectas.
Avanzamos y a nuestra derecha vemos las paredes del Campero.
Muchas mariposas habían revoloteado juguetonas y pizpiretas hasta aquí. En este punto pude captar la imagen de esta otra.
"Mariposa ebria,
la tarde,
giraba sobre nuestras cabezas
estrechando sus círculos
de nubes blancas
hacia el vértice áspero
de tu boca
que se abría frente al mar."
Alfonsina Storni
Por el camino, frente a nosotros, vemos la afilada punta de la Peña Partida, que presenta un aspecto diferente por la otra vertiente.
Caminamos impresionados por las verticales paredes del Campero.
Tocaba buscar un lugar para el almuerzo. Encontramos uno junto al camino, en un bebedero de animales. Como había agua, estuvimos acompañados por algunas avispas que almorzaron con nosotros.
Preparando el esperado momento del almuerzo.
Aquí ya dispuestos al ataque. (foto de Emilio Romero)
Tras almorzar, retomamos el camino.
La presencia de la Peña Partida es ahora más evidente.
Hasta el cardo tiene la flor bonita y bien merece una foto.
"No podrá con la pena mi persona
rodeada de penas y de cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!"
Miguel Hernández
Aquí vemos una bifurcación (kilómetro 3,5). No tomamos ninguno de estos dos caminos.
Nos vamos por un sendero que sale junto a esta caseta, por la izquierda, y que nos llevará hasta el barranco de la Losa.
Descendemos por la abrupta senda con cuidado.
En el fondo ya vemos el cauce seco del barranco de la Losa.
Llegamos a uno de los puntos más espectaculares y también en el que habremos de tener un cuidado especial. Es este tramo aéreo con una buena caída hacia el barranco, pero que está equipado con una cadena que nos ayuda a gestionar el paso con seguridad. (foto de Emilio Romero)
Rafa Lafuente gestionando el paso por este tramo estrecho.
A nuestra derecha, el fondo del barranco.
Emilio Romero gestionando el peliagudo tramo.
Lo cierto es que la cadena te da seguridad y pasamos sin mayor problema. A pesar de ello, habremos de tener cuidado.
Escasos doscientos metros después encontramos otro tramo del sendero equipado con una soga para facilitar la bajada. La soga ayuda, aunque sin ella se podría hacer sin problemas.
Tras salvar estos dos tramos, el sendero se dulcifica y es muy llevadero, y siempre entre vegetación, lo cual es de agradecer.
Salimos de nuevo al camino de la Tejería y seguimos a la derecha.
Como es habitual, nuestra sombra, compañera fiel, está con nosotros.
"la sombra de mi alma
huye por un ocaso de alfabetos,
niebla de libros
y palabras.
¡La sombra de mi alma!"
Federico García Lorca
Seguimos bajo las verticales paredes del Campero.
Nuevo cruce en el que dejamos el camino de la Tejería que sigue por la derecha. Nosotros continuamos por la izquierda.
Nuevamente una mariposa de las muchas que nos han acompañado todo el día. En este caso, esta bella podalirio nos regala con su estatismo para poder fotografiarla y disfrutar de su belleza.
"Mariposa te
llaman, no por hermosa
sino porque te cubres con ricas galas;
tú bien sabes que es siempre la mariposa...
un gusano con alas."
Julio Flórez
En este punto, cruzamos el barranco de las Salinas. El calor ya apretaba y aprovechamos el hilo de agua para refrescarnos un poco.
Este panel informativo nos explica las características, bondades y excelencias del barranco.
Encontramos también estos pequeños bancos en los que poder descansar un rato.
En este cruce del barranco sale por la derecha la senda que nos llevaría, en unos trescientos metros, hasta el Salto de la Novia. En esta ocasión no lo hicimos por la premura de tiempo, para que el excesivo calor no nos afectara.
Continuamos por la pista que sigue hacia la izquierda. Apenas unos metros después comprobamos que había un fuerte desprendimiento que tapaba parcialmente el camino.
Se agradece la sombra de los pinos.
“A
mí me gusta más la sombra de los árboles, porque tiene manchitas de sol y
además se mueve.” (Beatriz, Mario Benedetti, “Primavera con una esquina rota”)
En esta bifurcación dejamos la pista y seguimos por la izquierda como nos marca el poste de madera, dirección al castillo de Cirat.
¿Cuántas mariposas van?
"¡Quién
fuera mariposa!
Flor
del aire, luciente y fugitiva;
envidio
esa existencia temblorosa,
que
siempre en pago de la miel que liba,
deja
un polvo de oro en cada rosa."
Julio Flórez
Pasamos por parajes umbríos como el de la foto.
Junto a la senda las ruinas del corral de Macías.
Y el momento de reflexión que siempre se produce en nuestro caminar por aquí o allá.
“La vejez empezó siendo el miedo a tropezar y
caerse, a no ver el siguiente peldaño al
bajar una escalera, a ser arrollada por alguien más rápido.” (Adriana Zuber,
“No te veré morir”, Antonio Muñoz Molina)
Este verano ha habido también profusión de libélulas. Aquí pudimos captar una de ellas.
"Los aviones errantes,
las libélulas locas
la esperanza destellan."
José María Eguren
En este punto, un poste de madera nos señala que, a la derecha, bajando al lecho del barranco se encuentra la fuente del piojo. Nosotros lo obviamos y seguimos de frente dirección a Cirat.
Apenas pasado el poste la senda da un giro de ciento ochenta grados y cruza el barranco de la Losa y asciende un poco.
Doblado el recodo y tras la pequeña subida, vemos el tramo de barranco donde se encuentra la fuente del piojo.
Seguimos de nuevo por camino empedrado.
Llegamos al collado del castillo. Aquí tenemos la opción de desviarnos para ver sus restos, pero dado lo avanzado de la hora y el calor que empezaba a apretar, decidimos seguir hacia Cirat.
La señal de dirección a Cirat nos marca el camino a seguir.
Nos vamos despidiendo del Campero.
El sendero desemboca en un camino que nos acerca a Cirat.
Entramos a Cirat por la parte alta del pueblo en la zona donde estaban situadas las eras (Vía Eras Cloticos)
Y pocos metros después llegamos al punto desde donde partimos esta mañana, poniendo fin a una nueva ruta, que como dije al principio nos ayuda a escapar de las "crueldades" de la vida. Nuevas rutas nos esperan que tendrán, entre otras, esa función que hace que renovemos las pilas para continuar moviéndonos.
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