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miércoles, 27 de septiembre de 2023

CAMINO LEBANIEGO, 5ª ETAPA: SERDIO-BIELVA (11/9/2023).

Todos los viajes nos dan algo. Todos los viajes nos transforman un poco. Respiramos otros aires y de ellos extraemos, aun sin darnos cuenta, el perfume del sentir de otras gentes ajenas a nuestra realidad. (“El Camino Mágico de Santiago”, Xosé Azofra Carballo)

Quinta etapa de este Camino Lebaniego particular que comenazamos en Santander. Esta etapa nos lleva desde Serdio hasta Bielva. Oficialmente deberíamos haber llegado a Cades, pero por motivos de alojamiento, lo hicimos en Bielva por donde no pasa el Lebaniego. Prácticamente toda la etapa transcurre junto al río Nansa donde tanto sus aguas como la abundante vegetación de sus riberas son los protagonistas de la etapa. A un kilómetro de Serdio el Camino del Norte se desvincula del Lebaniego que comienza en San Vicente de la Barquera. El camino del Norte se dirige hacia Unquera y nosotros lo hacemos hacia Muñorrodero, desde aquí cogemos la Senda Fluvial del Río Nansa, que transcurre paralela al río en un recorrido espectacular pletórico de vegetación. Eso sí, en caso de lluvia o de estar mojado, habremos de caminar con cuidado para no resbalar y caer en muchos tramos del recorrido. Siguiendo la senda llegamos a un rincón con una bonita cascada junto a la Central Eléctrica de Herrerías. Desde aquí cogemos un sendero que primero sube con un cierto desnivel y luego en bajada nos deja en en el puente del Tortorio. Poco después del puente llegamos al complejo "El Solaz de los Cerezos". Apenas pasado éste, podemos seguir el trazado oficial por Cabanzón o seguir por la izquierda, por un camino, continuando por la ruta fluvial del Nansa que desemboca en Puente del Arrudo. Desde aquí nos dirigiremos hasta Bielva a la que accederemos por una escalera con unos trescientos peldaños tallados en la piedra que aunque presenta una gran pendiente nos ahorrará algún kilómetro respecto a hacerlo por la carretera de acceso al pueblo. Ruta preciosa y espectacular junto al río Nansa que nos hará disfrutar de esta etapa. 

DATOS DE LA 8ª ETAPA

- 19,22 km.
- 409 m. de desnivel positivo.
- 338 m. de desnivel negativo.
- 4h. 10 min. tiempo en movimiento.
- 5h. 30 min. tiempo total.

Anoche llovió. Hoy la previsión también es de lluvia. Esto del tiempo es una incógnita. Pero al mal tiempo buena cara. Pero antes de enfrentarse a las adversidades hemos de reponer fuerzas para enfrentarnos a ellas con más ímpetu si cabe.

Parece que vamos a salir bien provistos.


Nos asomamos a la calle y chispeaba. Nos tocó entrar y ponernos los chubasqueros.


Salimos aún con noche cerrada. Los gallos aún tardarían en cantar al amanecer.


La cámara no puede captar con claridad las imágenes por la falta de luz. Pero la foto da idea de nuestra salida de Serdio.


Las nubes cubren el cielo, pero la leve llovizna parece haber parado.


A poco más de un kilómetro de la salida llegamos a esta bifurcación que separa el Camino del Norte que sigue hacia Unquera. Nosotros seguimos por el camino a la izquierda que nos marca el mojón hacia Muñorrodero.


En este emblemático punto, aprovechamos que pasaban unos peregrinos para que nos hicieran la primera foto de grupo. Hoy iba a haber varias, ya veréis.


Nos quitamos el chubasquero porque vimos que la lluvia se detuvo y los chubasqueros evitan la lluvia pero te mojan por dentro.


El peregrino no sabe a lo que va a tener que enfrentarse en el camino. Ha de tener decisión y valentía para enfrentarse a lo que le surja. En este caso tuvimos que enfrentarnos a un peligroso tigre que nos salió al paso un tanto hambriento. Ayudados por Santo Toribio, a quien nos encomendamos, pudimos salir vivos de este trance.


Y pudimos continuar ya más tranquilos nuestro camino hacia Muñorrodero.


En Muñorrodero encontramos este poste que marca la separación de ambos caminos para aquellos que hayan llegado hasta aquí.

Seguimos disfrutando de la arquitectura popular. La sencillez no está reñida con el buen gusto como se ve en la foto.


Pensábamos que ET había vuelto a su planeta.


Pasamos por delante de la iglesia de Nuestra Señora del Ayedo de Muñorrodero.


Y enfilamos nuestros pasos hacia la ruta fluvial del Nansa en su primer tramo.


Las grandes babosas estarán presentes en todo el recorrido.


Antes del inicio de la senda fluvial nos encontramos con un parque infantil.


También encontramos una fuente con la que llenar las botellas y echar un trago antes de comenzar la senda.


Vemos la primera paleta de la senda fluvial. Está marcada como un sendero local. La senda transcurre por la orilla derecha del río aguas arriba. Este primer tramo de senda fluvial tiene aproximadamente unos siete kilómetros.



Enseguida vemos el cauce del Nansa, que vamos a seguir prácticamente hasta el final de la ruta.

"Agua, ¿dónde vas?
Riyendo voy por el río
a las orillas del mar.
Mar, ¿adónde vas?
Río arriba voy buscando
fuente donde descansar.
Chopo, y tú ¿qué harás?
No quiero decirte nada.
Yo... ¡temblar!
¡Qué deseo, qué no deseo,
por el río y por la mar!
(Cuatro pájaros sin rumbo
en el alto chopo están).

       Federico García Lorca

Toda la senda está equipada en algúnos tramos con escaleras, puentes o pasarelas que salvan algún tramo de más difícil paso. De esta manera es más cómodo el recorrido.


Desde el principio comprobamos que el sendero es una preciosidad.


"Salí al alba, dueño mío,
y llegué, marcha que marcha
entre cristales de escarcha,
hasta la margen del río."

                       Amado Nervo


Escaleras y pasarelas de madera facilitan el paso.


"Va a llover... Lo ha dicho al césped
el canto fresco del río;
el viento lo ha dicho al bosque
y el bosque al viento y al río."

                 Jaime Torres Bodet

 
Exuberante vegetación de ribera que hace que parezca que transitamos por la selva y que impide el paso de la luz solar en muchas partes del recorrido.


Otra babosa gigante.


Un espectáculo para los sentidos caminar por esta senda fluvial.


La compañía del río es constante. Eso sí, el agua va hacia el mar y nosotros aguas arriba.

"No vas tú por el río:
es el río el que anda
detrás de ti, buscando en ti
el reflejo, mirándose en tu espalda.
Si vas deprisa, el río se apresura.
Si vas despacio, el agua se remansa.

                        Ángel González

Entre la flora encontramos avellanos, robles, castaños, chopos...


Los grandes helechos no podían faltar en un ambiente con tanta humedad.

"No sois vosotras, ricas aguas
de oro, las que corréis
por el helecho, es mi alma."

          Juan Ramón Jiménez

Ya os dije que hoy era el día de las fotos de grupo. Ésta es la segunda del día.


Rodeados de verde y con las aguas del río junto al sendero disfrutamos cada paso.


Hoja de avellano.


El río corre sin remedio hasta su destino el mar.


En sus aguas, los patos también disfrutan.


Esta especie de teleférico es para uso exclusivo de pescadores que utilizan para pasar a la otra orilla.


Un túnel vegetal cubre prácticamente todo el sendero.


"Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua."

                            Jorge Luis Borges


Una de las pasarelas más largas del sendero.


Momentos de reflexión en tan incomparable paraje.

"Mi otoño anticipado me vuelve reflexivo;
me encuentras casi triste, sereno, pensativo."

                                  Medardo Ángel Silva


Es de agradecer el equipamiento con el que han dotado el sendero fluvial. 


¿Por qué lloran los avellanos? Las lágrimas caen de sus hojas.

"Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
el tormento infinito que te debo ocultar,
te diré sonriente: «no es nada... Ha sido el viento».
Me enjugaré una lágrima... ¡Y jamás lo sabrás!"

                                             José Ángel Buesa


Éste es el segundo teleférico para uso de pescadores que encontramos en la senda.


“Por numerosos que puedan ser los meandros del río, acabará por ir a parar al mar.” (Proverbio hindú)


Hoja de roble.


Hoja de chopo.


Donde hay agua, hay vida. Para muestra la exuberante vegetación de sus riberas.


Rodeados de verde, de todas las tonalidades de verde que podamos pensar, caminamos absortos por estas sendas.


En algún tramo nos alejamos un poco del río y los prados y los maizales llenan el paisaje.


Poste direccional, entre la vegetación, que nos guía.


Pero después de alejarnos un poco del cauce, volvemos enseguida a su lado y continuamos con la misma tónica de frondosidad y exuberancia.


Escaleras esta vez de piedra.


El río se remansa en algunos tramos parece descansar.


Llegamos a este bonito rincón en la base de la Central Eléctrica de Herrerías donde disfrutamos de esta bonita cascada.

"Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
con la simple palabra que no muere jamás."

                                         José Ángel Buesa


Con este escenario de fondo, el grupo quiso otra foto. Ya van tres.


Subimos hasta los edificios de la Central Eléctrica.


Aquí encontramos otra fuente a lo que nos acercamos de manera inapelable. Aplacamos la sed que llevábamos antes de seguir.


No hay tres sin cuatro. No sé qué ha pasado hoy. ¡Qué ganas de figurar!


Panel informativo de las cosas interesantes que podemos ver en la comarca.


Hemos dejado momentáneamente la vegetación de ribera para volver a los prados con vacas.


Subiremos ahora por un sendero con buena pendiente.


Seguimos dirección Camijanes, aunque no llegaremos hasta allí.


Tras la subida viene la bajada también con pendiente que hacemos con precaución.


Sencillez y belleza en la flor del clavelito común (Dianthus superbus).

"Soy esa flor perdida que brota en tus riberas
humilde y silenciosa todas las primaveras."

                                            Alfonsina Storni


El sendero de bajada no deja en la carretera que seguimos hacia la derecha y nos lleva hasta el puente del Totorio sobre le río Nansa.

El Nansa en su camino inexorable al mar a su paso por debajo del puente del Tortorio.


Seguimos unos metros la carretera y llegamos... 

...hasta el complejo turístico "El Solaz de los Cerezos".


Pocos metros después de la entrada encontramos otra fuente en la que nos detenemos de nuevo. La humedad hace que estemos sudando contínuamente.


Y nada más pasar la fuente tenemos dos opciones. Seguir por la derecha el camino oficial que llevaría a Cabanzón o seguir por el  camino de la izquierda por un segundo tramo de senda fluvial del Nansa. Nosotros elegimos esta segunda opción que nos pareció más interesante.


Preguntamos a estas vacas y nos dieron la razón.


Enseguida volvemos a tomar contacto con el Nansa.


Encontramos varios pasos de madera entre prados que hemos de sortear para seguir el camino.


La tónica de este segundo tramo de senda fluvial tiene las mismas características que las del primer tramo.


El río nuevamente es nuestro compañero de camino y lo agradecemos.

"Río de cristal, dormido
y encantado: dulce valle,
dulces riberas de álamos
blancos y verdes sauces.
Río encantado; las ramas
soñolientas de los sauces,
en los remanso caídos,
besan los claros cristales."

                       Juan Ramón Jiménez                        

La senda tiene tramos espectaculares con rincones como el de la foto, con este gran tronco recubierto de musgo.


Las ranas abundan también en el sendero e intentan pasar desapercibidas para no ser vistas.


Alguna cabra correteaba también por la ladera de la montaña.


Encontramos tramos con escaleras equipados con cable a modo de pasamanos para evitar resbalones.


El río acompañándonos ya en el último tramo de sendero.


Este topillo también se asustó ante nuestra presencia e intentó ocultarse en un agujero porque no sabía que yo no tenía malas intenciones hacia él.


La maravillosa senda no deja de sorprendernos.


Curioso ver las castañas como salen de su cápsula espinosa.


Y otra cosa curiosa, una canana con bastones para el peregrino que necesite uno. Únicamente se pide la voluntad.


Mirad la cantidad de castañas que hay en el suelo.


La senda fluvial deja el cauce y sale a la carretera que seguimos a la izquierda.


Cruzamos el puente del Arrudo, también sobre el Nansa, que ha sido el protagonista principal de toda la etapa. Tenemos que dirigir nuestros pasos hacia Bielva.


Junto a la Casona del Nansa se encontraba una oficina de turismo donde sellamos las credenciales y preguntamos para ir a Bielva.


Seguimos las indicaciones que nos dieron. Teníamos dos opciones: por carretera, o subiendo un tramo por una escalera de unos trescientos peldaños tallados en la piedra con la que se ahorra un kilómetro.


Tomamos la segunda opción y sacamos fuerzas de donde no quedaban para subir por tan larga escalera. Sin duda la más larga y empinada de las que he subido hasta ahora. Las escaleras hacia arriba.


Escaleras hacia abajo. La pendiente se las trae.
Son las conocidas como escaleras del Cristo de Bielva.


Se llaman escaleras del Cristo porque terminan frente a la ermita del Cristo.


Callejeamos por Bielva en busca del hospedaje. Pasamos por la original iglesia de Bielva, la iglesia de Nuestra Señora de la Ascensión.


Por fin, llegamos a nuestro hospedaje: el Hotel-posada la Casona de Bielva.


Nuestro descanso del guerrero.
Tras tomar posesión de la habitación, ducha reconfortante y bajada a comer.


Vistas desde nuestra habitación.


Decoración y mobiliario recargado, pero apropiado al nombre de Casona en estos lares.


Tras la ducha tocaba comer y lo hicimos muy a gusto.


Tras la comida, el obligado descanso. Por la tarde llovió durante un buen rato.

Tras el descanso bajamos a cenar. 

Cena más sencilla, pero también suficiente.

Tras la cena toca descansar. Mañana nueva etapa, nuevas emociones, nuevos paisajes...Es preciso estar descansados. Llovía cuando subimos a nuestras habitaciones.

“Los viajes sirven para conocer las costumbres de los distintos pueblos y para despojarse del  prejuicio de que sólo en la propia patria se puede vivir de la manera a que uno está acostumbrado” (René Descartes)

La ruta en el mapa



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