“Antes de iniciar el recorrido todo peregrino debería verse en el espejo e intentar reconocer su propia figura. ¿Será la misma una vez superadas todas las pruebas? ¿Mantendrá el mismo semblante después de haber llegado a destino? (“El Camino Mágico de Santiago”, Xosé Azofra Carballo)
Esta cuarta etapa nos lleva desde Comillas hasta Serdio. Se corresponde con una etapa del Camino del Norte, pero en esta etapa comenzaremos oficialmente el Camino Lebaniego desde el puente de la Maza antes de entrar en San Vicente de la Barquera. Es una etapa de sucesivas subidas y bajadas. Alguna de las subidas nos harán emplearnos a fondo. Pero en general, con paciencia y a nuestra marcha lo superaremos sin excesiva dificultad. Desde Comillas, caminamos junto a la CA-131 hasta La Rabia unos tres kilómetros. Desde la Rabia, a partir de 2016 se cambió el camino oficial por el que se recorre en la actualidad. Éste se aproxima a la costa para pasar cerca de la playa de Oyambre y nos lleva hasta Gerra. Este tramo nos ofrece bonitas panorámicas hacia el mar. Desde Gerra el Camino desciende hasta llegar a San Vicente de la Barquera, pasando antes por las playas que se encuentran antes de llegar allí y que nos permite bajar a ellas y acceder a San Vicente pisando la arena de la playa. Desde San Vicente en cuyo puente de la Maza encontramos el punto de inicio del Camino Lebaniego, nos dirigimos por caminos rurales a La Acebosa. Desde la Acebosa tenemos una fuerte subida de algo más de un kilómetro hasta el Alto de Santiago. Tras una bajada también de aproximadamente un kilómetro, podemos detenernos a comer algo en el Bar restaurante El Parador y reponer fuerzas antes del último tramo que nos llevará hasta Serdio, pasando antes por la torre de Estrada, en periodo de restauración. En Serdio fin de la etapa. La ruta pasa por Gerra, La Braña, San Vicente de la Barquera, La Acebosa, Hortigal, Estrada y Serdio.
DATOS DE LA 4ª ETAPA
- 19,89 Km. - 374 m. de desnivel positivo. - 318 m. de desnivel negativo. - 4h. 5 min. tiempo en movimiento. - 5h. 37 min. tiempo en total.
Es noche cerrada cuando nos ponemos en marcha. El silencio llena el ambiente y apenas el roce de nuestras pisadas con el suelo lo rompe. Nueva etapa, nuevas sensaciones, nuevas experiencias, nuevos aprendizajes, nuevas emociones...
“Sea
moderado tu sueño; que el que no madruga con el sol, no goza del día.” ( Miguel
de Cervantes)
¡Qué diferencia pasear por la ciudad de día o de noche!
De día, todo es murmullo, movimiento, trajín... y de noche, silencio, paz...
Volvemos a pasar como ayer por la C/ Carlos Díaz de la Campa, ahora vacía y en silencio.
Una de las dos portadas de la iglesia de San Cristóbal de estilo barroco montañés, iluminada de manera fantasmagórica.
Buscamos la salida de Comillas y pasamos junto al antiguo Ayuntamiento de Comillas.
Salimos a la CA-131 que seguiremos durante unos cuatro kilómetros y medio.
Perdonad la calidad de la foto, pero sin luz no salió mejor. Se trata del Palacio de Sobrellano, conocido también como Palacio del Marqués de Comillas, obra de Joan Martorell. Como curiosidad, fue el primer edificio de España en utilizar luz eléctrica.
Entre tinieblas, el edificio de la antigua Universidad Pontificia de Comillas, ahora sede de la Universidad de Cantabria.
Por la izquierda de la calzada existe un carril por el que se puede caminar cómodamente.
Tras unos dos kilómetros y medio desde la salida tenemos a la vista la ría de la Rabia.
Desde la Rabia, a partir de 2016 se cambió el camino oficial por el que se recorre en la actualidad. Éste se aproxima a la costa para pasar cerca de la playa de Oyambre y nos lleva hasta Gerra. Este tramo nos ofrecerá bonitas panorámicas hacia el mar. Desde Gerra el Camino desciende hasta llegar a San Vicente de la Barquera, pasando antes por las playas que se encuentran antes de llegar allí.
Un gran grupo de patos buscan alimento en las arenas de la ría.
Vistas hacia la playa de la Rabia.
Nos hacemos una foto de grupo con el fondo de la playa de la Rabia.
Seguimos paralelos a la zona de la ría.
Cruzamos un puente sobre la ría del arroyo del Capitán. Una vez cruzado el puente dejaremos la CA-131 para seguir por la derecha por la CA-236.
Bellas campanillas, que siempre llaman mi atención.
"Cuando yo os oigo tocar,
campanitas, campanitas,
sin querer torno a llorar."
Rosalía de Castro
Playa de Oyambre desierta a estas prontas horas. La temporada de verano ya terminó además.
Desfilando en fila india por el carril de peatones.
Playa de Oyambre.
"Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!"
Gustavo Adolfo Bécquer
El día no acaba de despuntar. El contraluz produce imágenes como la de la foto.
"Señor, me cansa la vida,
tengo la garganta ronca
de gritar sobre los mares,
la voz de la mar me asorda.
Señor, me cansa la vida
y el universo me ahoga.
Señor, me dejaste solo,
solo, con el mar a solas."
Antonio Machado
Con el zoom captamos esta rapaz. No reconocemos qué será. ¿Tal vez un gavilán o un azor?
“He
sido un hombre que busca y aún lo sigo siendo, pero ahora ya no busco en las
estrellas y en los libros, sino que empiezo a escuchar las enseñanzas que me
comunica mi sangre.” (Herman Hesse)
El sol intentando imponer su fuerza sobre las nubes. Amanece que no es poco.
Todo este tramo con vistas a la costa hace muy entretenida la marcha.
Pasaremos por la localidad de Gerra.
Ya tenemos a la vista San Vicente de la Barquera.
Aunque aún nos quedan unos cinco kilómetros.
Fachada medio tapada de la sencilla ermita del Santo Ángel de Gerra.
Vamos junto a la carretera desde Comillas, pero tramos como éste nos lo hacen olvidar. Nuestra vista tiene mucho donde mirar y se nos olvidan cosas menores.
Una gaviota acaba de posarse después de un vuelo rasante que casi nos roza la cabeza.
Original imagen de estas chovas piquirrojas ocupando cada una un poste del cercado.
Comedero con vistas excepcionales.
Seguro que comer aquí les sienta muy bien a las vacas.
“¡Qué hermoso día!...Aire manso y
tibio; cielo claro; las nubes replegadas sobre el horizonte; el mar, azul,
tendido, adormilado…, el bosque en silencio. ¡Qué solemne tranquilidad! El paso
del hombre no ensucia este cuadro grandioso y puro.” (Conde de Laín en “El
abuelo”, Benito Pérez Galdós)
Las vacas pacen tranquilamente en este mullido prado, con el mar de fondo.
¿Bajarán las vacas a bañarse en la playa?
"Un barco en el horizonte.
Punzándome, la ansiedad.
En la lejanía, un monte.
Junto a mí, la soledad."
Evaristo Ribera Chevremont
Camina que caminarás, un paso detrás de otro donde te propongas llegarás.
Grandes superficies de eucaliptus ocupan la superficie de lo que en otra época fueron prados.
No podía faltar mi sombra. La echaba de menos. Hoy se ha dejado ver.
"Entre el dudoso cortejo
de sombras, peregrinando
voy una sombra buscando."
Amado Nervo
Gaviotas disfrutando del baño y de la playa.
“Surco los mares,
me entrego a mi suerte, peino las olas y no se dejan peinar.” (“La copla delrock and roll”, Effe)
Dejamos la CA-236 para entrar a La Braña.
Existe la posibilidad de bajar a la playa y llegar pisando la arena para continuar un poco más adelante.
Bonita panorámica de la playa.
Descendemos de La Braña y caminaremos por un bonito paseo antes de llegar al puente de la Maza.
Caminamos cómodamente por este paseo que nos llevará hasta el puente de la Maza.
La ría de San Vicente nos separa de la población.
Frente a nosotros otro de los puentes que dan acceso a San Vicente: el puente de la Barquera.
San Vicente de la Barquera.
El puente de la Maza (S. XV), que nos disponemos a cruzar en breve. En la actualidad tiene 28 ojos si bien inicialmente tuvo 32.
Justo en el inicio del puente de La Maza nos encontramos con el monumento que marca el inicio del Camino Lebaniego.
Como es evidente, todos nos apresuramos a inmortalizarnos en el monumento.
Y, por supuesto, no faltó al foto de grupo.
Mientras cruzamos el puente, disfrutamos de bellas panorámicas sobre San Vicente. A continuación veréis unos ejemplos.
El agua espejea y ofrece vistosos reflejos.
A la otra parte del puente encontramos un panel informativo sobre el camino Lebaniego.
Tras pasar el puente de la Maza una rotonda distribuye el tráfico a la entrada de San Vicente. En ella podemos ver el monumento al hombre del mar, de la artista santanderina Gema Soldevilla, inaugurado en abril de dos mil tres. En el centro del monumento podemos ver la figura esquemática de un marinero faenando.
El camino oficial entra en San Vicente de la Barquera y nos lleva por un recorrido urbano al núcleo medieval y la iglesia de Santa María de los Ángeles. Nosotros eludimos este recorrido urbano de kilómetro y medio y buscamos directamente la carretera hacia La Acebosa.
Pues seguimos nuestro camino.
Ahora estamos oficialmente en el Camino Lebaniego. Tomamos a la izquierda la carretera a La Acebosa.
Y nos encontramos con una corta pero empinada subida que nos sacará de la población.
Seguimos disfrutando de la arquitectura local con bellos ejemplos de casas típicas con balconadas de madera.
Esta señal es la que vamos a encontrar de aquí en adelante.
Preciosa campanilla. ¡Qué belleza! ¿Veis que su centro parece iluminado?
“¿Qué le diera yo al otoño,
Platero, a cambio de esta flor divina, para que ella fuese, diariamente, el
ejemplo sencillo y sin término de la nuestra?” (“Platero y yo”, Juan Ramón
Jiménez)
Mirad la originalidad de esta panera.
Mirad una nueva señal. Nos conducirán a Santo Toribio.
Nos dirigimos hacia La Acebosa por una carretera local con la esperanza de encontrar un bar para almorzar.
Un bonito matorral de acebo tapiza la verja de una casa.
La altura alcanzada y un vistazo atrás nos muestra la marisma de Pombo que forma el río Gandarilla en su desembocadura en el Cantábrico.
¿Será el gallo que manda en el gallinero?
¡Qué gozada caminar y caminar y caminar...!
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!
Fray Luis de León
Una futura mariposa se cruzó en nuestro camino.
"Verde que te quiero verde..."
"¡Madre mía, tierra,
otra vez más verde,
más plena, más bella!"
Juan Ramón Jiménez
Cruzamos un puente sobre la E-70/A-8, poco antes de llegar a la Acebosa...
...y trescientos metros después sobre la vía del ferrocarril.
Llegamos a La Acebosa. Aquí los postes direccionales nos siguen marcando el camino.
Junto al camino, la iglesia de San José de La Acebosa.
A la salida de La Acebosa nos espera una subida al monte de La Jilguera con un buen desnivel que culmina en el Alto de Santiago.
Con paciencia y resignación vamos para arriba.
Seguimos viendo bonitos ejemplares de vacas.
Y seguimos disfrutando del verde paisaje aprovechando la subida.
"...delante
está el campo, ya verde. Frente al cielo inmenso y puro, de un incendiado añil,
mis ojos-¡tan lejos de mis oídos!- se abren notablemente, recibiendo en su
calma esa placidez sin nombre, esa serenidad armoniosa y divina que vive en el
sin fin del horizonte..." ("Platero y yo",J.R. Jiménez)
Lo que nos pasa en estas fuertes subidas es que habitualmente desconocemos la longitud de las mismas.
Parece que nunca se terminan. Al desnivel hay que añadir la humedad que nos hace sudar la gota gorda.
La altura alcanzada también nos permite ver en un vistazo retrospectivo la
iglesia de Santa María de los Ángeles de San Vicente...
...y el puente de la Maza que cruzamos no hace mucho rato.
Más señales que nos guían.
“Nunca desistas de
tus sueños. Sigue las señales.” (Melquisedec en El Alquimista, Claudio Coelho)
Pasamos junto al cementerio de La Acebosa. Pensamos si en otro tiempo en que los difuntos se llevaban a hombros llegarían hasta aquí con la pendiente tan fuerte que hay.
Más vacas en este ambiente tan apacible y agradable. Éstas son como las que conocemos de toda la vida.
Llegamos hasta el Alto de Santiago. Como decimos en el argot senderista "todo lo que se sube, se baja".
Ahora, después de la subida, nos toca bajar.
Agradecemos la bajada después del esfuerzo de la subida. De paso disfrutamos de preciosos ejemplares de diferentes especies arbóreas, como esta preciosa encina.
Justo al final de la bajada, casi nos damos de frente con el bar/restaurante El Parador, que nos vino de perlas para descansar un poco y pegar un bocado.
Un buen bocadillo y una cerveza fresca reviven a un muerto.
Tras el almuerzo, toca seguir. Ahora, aunque con más peso encima, vamos más contentos.
Desde que salimos del bar, seguiremos por carretera, la CA-843.
¡No digáis que el amarillo chillón de las flores del diente de león o achicoria amarga no llaman la atención!
“No
te entretengas en arrancar flores para guardarlas; sigue caminando y las flores
alegrarán tu camino.” (Rabindranath Tagore)
Aunque en mucha menos cantidad, también vimos caballos en los prados.
"El viento es un caballo:
óyelo cómo corre
por el mar, por el cielo.
Quiere llevarme: escucha
cómo recorre el mundo
para llevarme lejos."
Pablo Neruda
A medida que avanzamos, nuestro objetivo está más cerca.
Cruzamos el río Gandarilla.
Nuestros pasos se encaminan hacia Estrada.
Bonita flor de Daucus carota, la zanahoria silvestre, compuesta de infinidad de pequeñas florecillas.
"Tu vida es un gran río, va caudalosamente,
a su orilla, invisible, yo broto dulcemente.
Soy esa flor perdida entre juncos y achiras
que piadoso alimentas, pero acaso ni miras."
Alfonsina Storni
Mundo rural y naturaleza, una bonita unión.
Entramos en Estrada.
Preciosos robles jalonan la carretera.
Y nos encontramos con la torre medieval de Estrada, en proceso de restauración.
Aprovechamos el monumento para posar junto a él: torre medieval y figurantes casi medievales también.
Nos llamó mucho la atención esta gran calabaza en medio de un prado.
Original capilla junto al camino en la valla de la Posada rural de Fuente de las Anjanas.
Entramos en las primeras casas de Serdio.
Y llegamos al final de la etapa de hoy, que termina en Serdio.
Hoy dormiremos en esta hostelería, "El Corralucu".
Hoy descansaremos mejor que en una litera. El camino tiene estos contrastes. Es real como la vida misma.
Tras la ducha pertinente, toca buscar donde comer. Aprovechamos la búsqueda para descubrir rincones de Serdio, como esta fachada totalmente cubierta de esta tupida enredadera.
Encontramos donde comer en el Bar Restaurante Gloria. como veréis en las imágenes comimos en la "gloria".
No se puede pedir más.
Tras volver a la hostelería y descansar y después de una lluvia, salimos a dar un paseo por Serdio.
Iglesia de San Julián de Serdio.
En nuestro paseo pudimos comprobar que aunque el tipo de vivienda difiere de la que encontramos donde vivimos nosotros siempre hay elementos comunes. En este caso podemos observar cómo dos viviendas similares en sus características presentan un aspecto bien diferente: una restaurada y la otra abandonada a sus suerte. A veces tener dinero tiene estas cosas.
Y tras el paseo tocaba cenar y descansar. De nuevo en el Bar Restaurante La Gloria (único por cierto en el pueblo), cenamos de lo más bien.
“Comamos y bebamos, que mañana moriremos.” (Isaías XXII, 13)
Tras cenar, empezó a caer una ligera lluvia que aceleró nuestro regreso a la hostelería. Para mañana había previsión de lluvia durante todo el día y esto parecía el preludio de lo que estaba por venir. Pero eso queda para la siguiente etapa.
“Mientras
vamos hacia algo o huyendo de algo, por quimérica que parezca la meta, estamos
vivos. Lo otro es vegetar.” (Casilda Iriarte en “La Reina de
las Nieves” de Carmen Martín Gaite,)
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