"Un viaje de mil millas empieza con un paso" (Lao Tse). Éste es un nuevo paso en ese recorrido de "mil millas" que queremos seguir haciendo y que comenzó hace ya tanto tiempo y se vio detenido por un largo periodo que poco a poco llega a su fin. Se trata de otra ruta sencilla y muy llevadera para ir cogiendo fuerzas que nos lleven a objetivos de mayor envergadura. "Muchas son las laderas hacia la misma cima de la montaña" (sentencia hindú). Seguro que por ésta que hemos elegido, llegaremos de nuevo a la cima.
Se trata de un sencillo recorrido que vimos en el blog de Carlos Seguer "Caminando con Carlos" que partiendo de la estación de Soneja, nos lleva unos cuatro kilómetros y medio por la Vía Verde de Ojos Negros. Dejaremos ésta y nos dirigiremos a Geldo. Disfrutaremos a nuestro paso por esta población de varios de los veinte murales que decoran medianeras y fachadas de algunas de sus casas y que corresponden al festival de Arte Urbano "ImaginArte". Saldremos de Geldo y bajaremos hasta el Palancia para ir siguiendo paralelos a su cauce hasta volver a Soneja, pasando antes por la aldea de Villatorcas. Lo dicho, un grato paseo que nos hizo pasar una excelente mañana.
A primera hora de la mañana estábamos ya en el punto de inicio en la estación de Soneja.
Caminamos unos metros por carretera hasta desviarnos a la izquierda por este camino que nos va a llevar hasta la Vía Verde.
Al fondo, el pico Espadán, reclamando nuestra atención.
Cruzamos un puente sobre la vía y seguidamente, por debajo de la autovía Mudéjar.
Apenas hemos cruzado la autovía por debajo, enlazamos con la Vía Verde de Ojos Negros que vamos a seguir plácidamente durante cuatro kilómetros y medio aproximadamente.
En esta ocasión formamos un dúo: Ricardo y un servidor, dispuestos a pasar una tranquila y reconfortante mañana.
La sierra de Espadán se enmarcaba como telón de fondo de un escenario donde el tono grisáceo que daban las numerosas nubes que cubrían el cielo, iba a predominar durante todo el día.
Llevamos la sierra de Espadán al norte de referente durante todo este tramo.
Este tramo de Vía Verde tiene las misma características que tienen otras vías verdes u otros tramos de ésta misma: terreno llano y muy cómodo de transitar.
Otra característica es que aparecen puentes que la cruzan por encima.
El particular perfil del Carrascal lo hace inconfundible y a la derecha, algo más escondido, el Puntal del Aljub con sus antenas que apenas distinguimos en la foto.
La sierra de Espadán es nuestro referente hacia el norte. Pero hacia el sur, aunque algo más lejana, tampoco olvidamos echar una mirada a la sierra Calderona y lo hacemos concretamente al pico del Águila (Gátova).
Muy cercanas a nosotros, podemos identificar las ermitas de San Antonio (ladera) y la de San Cristóbal (cima) de Castellnovo.
La populosa y señorial Segorbe.
Y Geldo, a donde llegaremos en breve.
Aproximadamente en el kilómetro cuatro y medio, hemos de estar atentos porque habremos de dejar la Vía Verde para bajar a la carretera que nos conducirá a Geldo justo nada más pasar el puente sobre esa carretera. No hay camino para ello. En nuestro caso, bajamos por nuestra izquierda a este campo que bordeamos para salir a la carretera que veis en la foto.
Apenas hemos salido a la carretera, cruzaremos este puente por el que acabamos de pasar. Siguiéndola, llegaremos hasta Geldo.
Hasta en las zonas menos atractivas del recorrido como es el tramo de carretera entre la vía verde y Geldo, encontramos motivos para detenernos y que nos hacen disfrutar de la belleza de la naturaleza. En el talud de la carretera, numerosas flores lo adornan y nos hacen detenernos para plasmarlas en una foto. Perfección, belleza y sencillez son características que nos enamoran y nos hacen más llevadero este trecho más monótono.
Una rotonda nos marca la entrada a Geldo, encantadora población del Alto Palancia.
La tranquilidad y el silencio es lo que primero notamos al entrar en el pueblo.
Enseguida nos llama la atención algunos murales en las medianeras de algunas casas. Efectivamente, se trata de pinturas murales que pertenecen al Festival de Arte Urbano "ImaginArte Geldo" (al estilo de MIAU Fanzara) que lleva ya varias ediciones. A continuación os muestro alguno de ellos que se comentan por sí solos.
Son tan solo cinco murales de la veintena que adornan la población, un motivo más para volver a Geldo.
Callejeamos un poco y pasamos por la iglesia de la Misericordia. Cercano a ésta, se encuentra el antiguo palacio de los duques de Medinaceli, pero nosotros no nos acercamos.
Salimos del pueblo buscando el cauce del Palancia. El silencio nos acompaña.
Pasamos por una zona recreativa que estaba cerrada, donde se encuentra la fuente de San Gil.
"¡Ay del que llega sediento
a ver el agua correr
y dice: La sed que siento
no me la calma el beber!"
Antonio Machado
Salimos al camino que nos llevará hasta Soneja que coincide con un tramo del PR-CV 63.7, flanqueado por grandes chopos.
Nos desviamos unos metros del camino para acercarnos a un puente sobre el Palancia para ver sus aguas correr raudas hacia el mar, sin detenerse, sin parar...
"Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua."
Jorge Luis Borges
Tras ver el río, seguimos nuestro camino que transcurre prácticamente paralelo al río, aunque durante un largo tramo estaremos algo alejados, para reencontrarnos con él hacia el kilómetro diez.
Disfrutamos en cada tramo del camino. En éste, los pinos nos acompañan.
Y aquí vemos los desnudos chopos que siguen el curso del Palancia. No tardarán en vestirse de un precioso verde que vestirá sus copas.
Castellnovo, a los pies de las ermitas de San Antonio y San Cristóbal.
"Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas! ...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—."
Antonio Machado
Y llegamos a la aldea de Villatorcas. Se respira una gran paz y mucho silencio solo interrumpido por el ladrido de algún perro al que le alteran los visitantes que pasan por allí.
En cualquier aldea encontramos rincones interesantes para fotografiar (foto de Ricardo Vivó).
Salimos de Villatorcas y seguimos por el camino que nos llevará hasta Soneja, este tramo coincide con un ramal del PR-CV 63.7.
Pasado Villatorcas, echamos la vista atrás y tomamos esta foto del lugar.
Lo bueno que tiene caminar es que llegas a lugares que en coche tal vez jamás habrías conocido.
Esta preciosa y solitaria vinca (violeta de asno) atrajo nuestra atención por su colorido, sencillez y humildad.
El intenso color amarillo de la flor del diente de león es como las luces de neón que reclaman nuestro interés y desde luego que lo consigue, pero bien que merece la pena detenerse ante tanta perfección y belleza.
"No te entretengas en arrancar flores para guardarlas; sigue caminando y las flores alegrarán tu camino" (Rabindranath Tagore).
La primavera es evidente que está ya presente.
Como dije más arriba, hacia el kilómetro díez el Palancia vuelve a acompañarnos de nuevo hasta Soneja.
El verde también es precioso. Este manto verde también nos llamó la atención.
"Verde que te quiero verde
verde viento verdes ramas
el barco sobre la mar
el caballo en la montaña.
Verde, que yo te quiero verde."
Federico García Lorca
Y llegamos hasta el molino de la luz. Según reza un panel informativo, se construyó como molino a principios del S. XIX y se transformó en fábrica de luz a finales de ese mismo siglo.
Un poco más adelante, abandonamos el camino unas decenas de metros para acercarnos a este azud en el cauce del Palancia.
Y seguimos disfrutando de la naturaleza que nos rodea, en este caso una naturaleza humanizada representada por este campo de almendros en plena floración que da un toque de color y alegría en un día nublado y gris.
Y poco más adelante, una sencilla área de picnic junto a la orilla, pensamos que en pleno verano se disfrutará mucho más.
El río acompaña nuestros últimos pasos antes de desviarnos a Soneja.
"Por numerosos que puedan ser los meandros del río, acabará por ir a parar al mar" (Proverbio hindú).
Un desnudo chopo esperando el renacer que le dará la cercana primavera.
Y frente a nosotros, la cúpula de la iglesia de San Miguel Arcángel de Soneja, lo que nos indica que ya estamos a un paso.
Entramos en Soneja pasando por el Lavadero, verdadera red social en épocas pretéritas donde las mujeres se reunían y hablaban mientras realizaban su colada (el whatsApp de la época). Hoy en día no dejan de ser un mero objeto decorativo que sirve al menos para que no olvidemos un pasado reciente tal vez con más carencias, pero más vital y tranquilo.
Pasamos por la plaza del Mesón, donde se encuentra el Ayuntamiento. Y ya sólo nos queda seguir la calle Mayor para terminar nuestra ruta.
Y terminamos donde empezamos, cuatro horas después y con las alforjas llenas de oxígeno, ganas e ilusiones que nos harán más llevadero el día a día.
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