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lunes, 17 de octubre de 2022

TALES-SUERAS-TALES (8/10/2022).

“Si bien no puedo hacer un plan quinquenal de mis pesadillas, sí puedo soñar despierto y por capítulos. Y así voy desgranando, desmenuzando, lo que quise y lo que quiero, lo que hice y lo que haré.” (Santiago en  “Primavera con una esquina rota” de Mario Benedetti). Dejamos las pesadillas que no podemos planear para hacer lo que sí podemos hacer: soñar despiertos un capítulo más en la Sierra de Espadán. Soñar despiertos es gratis y seguiremos soñando.

Nos fuimos a Tales para realizar otra entretenida y exigente ruta en la sierra de Espadán que como todas las que hacemos allí no nos dejará indiferentes. La idea era ir hasta Sueras siguiendo la senda de la Peña Negra para volver a Tales por el GR 333.

A muy primera hora de la mañana nos encontrábamos en la salida de Tales dirección Sueras frente a una zona habilitada con aparatos para ejercitarse al aire libre. Allí dejamos el coche.


Las luces del alumbrado aún estaban encendidas compitiendo con la incipiente luz del amanecer. Nos dirigimos hacia la rotonda.


La rodeamos para subir por la calle Doña Gloria Agraz Cotret para buscar la zona alta del pueblo donde se encuentra la antena de telefonía a la que accederemos a través del calvario.


El pueblo aún dormía. El silencio inundaba sus calles y apenas era roto por nuestra conversación en voz baja.

"Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil ruidos,
despertaba el pueblo."

                 Gustavo Adolfo Bécquer


Buscamos el calvario y subimos a través de sus estaciones hasta la antena de telefonía.

"Ni la derrota en mi valor rehuyo…
Mas, antes de rendirme fatigado,
me encerraré en la torre de mi orgullo,
y en sus escombros moriré aplastado!...

            Francisco Villaespesa


Pasamos junto al depósito de agua potable.


Y accedemos hasta la parte más alta de Tales donde se ubica esta fea instalación con la antena de telefonía.


La altura alcanzada nos permite una visión de lo brumoso que está el día. No en vano el día anterior llovió bastante, cosa que vamos a notar por estar mojadas las sendas por las que transitaremos con el consiguiente cuidado.


En la explanada de la antena, sale el sendero que nos llevará por la Peña Negra. 
El Montí será un referente en diferentes momentos del día. 


El sendero está mojado y hemos de ir con cuidado de no resbalar, sobre todo al pisar alguna roca húmeda.


Curiosos y llamativos frutos del lentisco que con su tono rojo resaltan entre tanto verde. Al madurar se volverán de color negro y servirán de alimento a muchas aves.


Las agujas de los pinos muestran aún las gotas de agua de la lluvia del día anterior que a nosotros nos parecen lágrimas.

"Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
el tormento infinito que te debo ocultar,
te diré sonriente: «no es nada... Ha sido el viento».
Me enjugaré una lágrima... ¡Y jamás lo sabrás!"

                                                    José Ángel Buesa

Evidencia de camino antiguo, camino de herradura hollado por tantos y tantos pasos, es el empedrado. En este caso resbalaba debido a la lluvia del día anterior lo que nos obligaba a caminar con cuidado.


Y decidimos hacernos la foto en este punto con la vista de los órganos de Benitandús detrás de nosotros iluminados por el incipiente sol del amanecer.


Después de la foto seguimos por el camino de la izquierda.


Seguiremos escasos cien metros el camino porque...


...lo dejaremos para seguir por la senda que sale a la izquierda.


Seguiremos la senda marcada como de la Peña Negra.


Se trata de una preciosa senda con bonitos zigzags y tramos empedrados.


Es una maravilla poder recorrer senderos así.


Mucha vegetación en toda la senda y regada por la lluvia del día anterior que saca los aromas naturales del bosque.

"Como la higuera joven
de los barrancos eras.
Y cuando yo pasaba
sonabas en la sierra."

        Miguel Hernández


En los huecos que dejan los pinos, hacia el sur, podemos disfrutar de preciosas vistas hacia Espadán. En el centro, la Peña Pastor.


Hacia el norte, vemos la cima de la Mola ampliado con zoom.

"Se encumbra el rojo sol y reverbera
su lumbre pura en el zenit sereno;
y un rayo nada más de vida lleno
abre la flor que a amar se resistiera."

                        José Tomás de Cuéllar


Pequeñas y delicadas las florecillas del brezo ponen una nota de color y sencillez que nos gusta mucho.


En el sendero encontramos este pilón que marca los términos de Tales y Aín.


El silencio, la paz que se respira caminando por este precioso bosque nos produce una sensación muy especial.

"Érase un verde bosque de eterna primavera,
y érase un niño iluso que vagaba al azar...
El niño entró en el bosque siguiendo una quimera;
entró en el bosque... Y nadie lo ha visto regresar."

                                                  José Ángel Buesa

Y en algún recodo aparece de nuevo el perfil del Monti.


Junto a la senda, encontramos unas construcciones que nos parecen parapetos de la guerra civil.


El pico Espadán es también reconocible y se asoma por encima de la copa de los pinos.


Aquí la Peña Pastor a la izquierda y el cordal que lleva hasta el pico Espadán en la derecha.

 
Preciosa senda ésta de la Peña Negra. 
La hemos caminado en ambos sentidos varias veces y no nos cansa.


Tampoco hacia el sur se nos escapan las antenas del Puntal del Aljub.


En los barrancos la humedad, debido a la lluvia, origina esta niebla que poco a poco se irá disipando a lo largo del día.

“Humo, lejanía, recuerdo, nada…En los árboles de la colina verde, en los días verdes, los cendales de niebla se van desgarrando lentamente.” (Azorín, “El paisaje de España visto por los españoles”)


Llegamos a este cruce en la partida de la LLosa y aquí dejaremos la senda de la Peña Negra para seguir por la derecha un camino que termina en un punto y continua por una senda en descenso que nos llevará hasta el cauce del río Veo que cruzaremos para salir a la carretera CV 223 que seguiremos durante unos quinientos metros para coger una senda que en fuerte ascenso primero, para descender después hasta Sueras.


En el camino vemos restos de corrales que muestran la humanización de la sierra en épocas pretéritas en las que la ganadería era una actividad muy importante.


El suelo del camino mostraba también el efecto del agua corriendo por él debido a la reciente lluvia.

"Mi ser fluye en tu música,
bosque dormido en el tiempo,
rendido a la nostalgia de los lagos del cielo."

                                                  Vicente Gerbasi

Más restos de corrales.


La cercanía de los Órganos de Benitandús es evidente.


                                                                                                                        (foto de Rafa Lafuente)
“Voces, ruidos, gente, olores, tiranía del reloj dejaban aquí de tener sentido.” (Arturo Pérez Reverte, “La carta esférica”)


Alguna seta asomaba por debajo de las agujas de los pinos.


Junto al camino vemos este desvío por una senda marcada como "senda la rubia". 
Desconocemos dónde va. Nosotros seguimos por la pista.


La pista termina en este punto.


Nosotros cogeremos un sendero que empieza aquí y que en un descenso, suave al principio y más abrupto después, nos llevará hasta el río Veo.


"Estos pinos no conocen la mano del resinero. Crecen libres, rebeldes, felices. Su tronco toma mil formas caprichosas; se tuerce a un lado, luego a otro; se inclina hacia el suelo, después enmienda la torcedura y se levanta airoso.” (Azorín, “Castilla”)




Un precioso verde en estas hojas evidencia la juventud de un algarrobo.


Llegamos a un punto en la bajada (que hacemos con muchísima precaución por la inclinación y por lo descompuesto de la senda con piedra suelta y además el suelo bastante mojado) y nos detenemos en una roca que nos ofrece una preciosa imagen del embalse de Benitandús y los Órganos.

"Oh! inmemorial paisaje.
Monstruo paciente y solitario,
mar amargo, agua última
donde un hombre y su miedo
huyen, beben y vuelven
en secreto y solos."

                              Liber Falco


Durante la bajada aparece algo borrosa la cima del Peñagolosa.


La senda de bajada es la típica de Espadán: con mucha pendiente y mucha piedra suelta y, en este caso, con suelo mojado.


Un resbalón era muy probable.


Pero aunque teníamos que tener mucho cuidado en la bajada, en contrapartida, disfrutamos de buenos ejemplares de alcornoques, algunos "descorchados" como el de esta foto.


                                  (foto de Rafa Lafuente)
“Nunca se va tan lejos como cuando no se sabe adónde se va.” (Oliver Cromwell)


A medida que nos acercábamos al cauce del río, la vegetación iba en aumento. Parecía que camináramos por una selva.


Preciosas florecillas de la zarzaparrilla (Smilax aspera), enredadera que todo enreda.


Encontramos numerosas matas de durillo (Viburnum tinus) en la senda con sus frutos maduros evidenciando que aquí encuentran un hábitat perfecto para vivir.


Llegados ya casi al cauce, nos encontramos con un terreno arcilloso y muy embarrado. A pesar de la prudencia con la que habíamos bajado, no pudimos evitar un resbalón que dio con nuestras posaderas en el suelo. Gajes del oficio.

“Si me caí, es porque estaba caminando. Y caminar vale la pena, aunque te caigas.” (Eduardo Galeano)

Menos mal que teníamos el río a dos metros y sus aguas nos sirvieron para lavarnos el barro de manos y brazos. Tras lavarnos, cruzamos a la otra orilla.

"Soy vuestro padre el río. Mis cabellos
son de la luna pálidos destellos,
cristal mis ojos del cerúleo manto."

Miguel José Othón

Apenas cruzado el río, seguimos un sendero muy tupido a la izquierda que nos iba a dejar en la carretera (CV 223).


Salimos a la carretera y caminaremos por ella medio kilómetro hasta dejarla por un sendero que nos saldrá a la izquierda.


Junto a esta señal tomamos el sendero que nace en la cuneta de la carretera.


Y realizaremos una subida que nos pondrá a prueba (¿o es que ya estamos muy mayores?).

“Ascender por pendientes empinadas requiere paso corto al principio.” (Willian Shakespeare)


Vamos dirección a Sueras y dejamos los Órganos de Benitandús a nuestra izquierda.


Enseguida adquirimos altura y tenemos excelentes vistas.


El sendero nos deja en el collado de Mano, después de recorrer un tramo de PR CV 161. Aquí enlazamos con el GR 333 que nos dejará en Sueras, ahora ya en bajada.


Tras doscientos metros de bajada el sendero desemboca en una amplia pista que seguimos por la derecha. Se trata del camino a Benitandús.


Sueras ya está muy cerca.


Entramos a Sueras junto al barranco de la fuente Seca.


Aprovechamos la coyuntura de estar en Sueras para almorzar en el bar Palas. En la foto veis algunos detalles del mismo.


Tras almorzar, reemprendemos nuestro camino por la Avenida de Jaime I que dejaremos enseguida por este camino siguiendo el GR 333.


El camino sube por una ladera bordeando las últimas casas de las urbanizaciones de Sueras.


Echamos la vista atrás para decir adiós a Sueras.


Pasamos junto a los últimos chalets de Sueras.


Preciosas las buganvillas que dan un toque de color y alegría.

"La violeta enamorada,
la retama encaramada,
la madreselva mezclada,
la flor de lino celosa.
¿Cuál es la más hermosa?"

                   Tirso de Molina


Apenas dejamos las últimas casas nos encontramos con el pozo de las Águilas. Este panel nos informa de este aljibe.

¡El pozo…! Platero, ¡qué palabra tan honda, tan verdinegra, tan fresca, tan sonora! (J.R. Jiménez,"Platero y yo")


El poste direccional nos guía. Recorreremos ahora la senda de las Águilas que nos dejará en Sueras.


Una subida más corta y ligera que las dos anteriores que habíamos realizado en la jornada nos deja en el mirador del pico de las Águilas.


Mirador del pico de las Águilas.


Desde el mirador tenemos esta amplia vista de la sierra de Espadán.


Y no podemos evitar hacernos una foto en tan espectacular escenario.

"Estoy completo de naturaleza,
en plena tarde de áurea madurez,
alto viento en lo verde traspasado.
Rico fruto recóndito, contengo
lo grande elemental en mí (la tierra,
el fuego, el agua, el aire) el infinito.

                                      J.R. Jiménez




Seguimos por la bonita senda después de disfrutar de las vistas.


Nos encontramos con esta caseta de campo construida con la técnica de la piedra en seco, todo un arte arquitéctonico popular.


¿Este pequeño cráneo nos da a entender que estamos en territorio comanche?


Otro panel que encontramos y que nos informa de la peculiaridad de las construcciones de piedra en seco que podemos encontrar en la sierra. 


Junto al panel encontramos otro ejemplo de este tipo de construcción de piedra en seco: un refugio de pastor.


Y una vez más y ya he perdido la cuenta, el Montí. Su cercanía nos avisa de que ya estamos muy cerca de Tales.


Vemos en esta estaca que el GR 333 se solapa en este tramo con este sendero local: "Entre rius".


El camino ahora es más abierto y transcurre por abandonados campos de almendros y olivos.


Ahora sí que estamos más cerca. Ya vemos algunas casas de Tales.


Un bonito almez da sombra en medio del camino.


Bonita flor de acedera rosada (oxalis latifolia).

“Esta flor vivirá pocos días, Platero, aunque su recuerdo podrá ser eterno. Será su vivir como un día de tu primavera, como una primavera de mi vida.” (J. R. Jiménez, “Platero y yo”)


Oímos el rumor del río muy cerca. Eso explica lo exuberante de la vegetación en este tramo.


Pasamos junto a esta balma con una pequeña y poco profunda cueva. En las paredes observamos algunas vías de escalada.


"Luce la lozana flor
sus perfumes y sus galas;
y entona cantos de amor
ese poema con alas
que llamamos ruiseñor."

                Manuel Reina


Y siempre aprendemos cosas nuevas en nuestras rutas. La naturaleza es un libro inmenso en el que poder aprender. En este caso, esta original planta es la primera vez que la veo. Se trata de una hierba perenne (Asclepia Physocarpa) que presenta este llamativo globo con pelos que al parecer encapsula la flor.
“Estudia como si fueras a vivir siempre; vive como si fueras a morir mañana.” (Alanus de Insulis)


Y en zona con agua no podían faltar las libélulas.
Libélula escarlata macho (Crocothemis erythraea)


Momento de descanso en este banco en sitio tan particular e inesperado (foto de Rafa Lafuente).


Después del pequeño descanso, sólo nos quedan unos metros para llegar al final de nuestra ruta. El agradable rumor del agua de esta acequia nos acompaña en estos últimos metros.


Salimos a la carretera, seguiremos por la derecha.


En el punto de salida a la carretera un panel nos muestra la senda local denominada "Entre rius" de la que hemos realizado un corto tramo.


Escasos cien metros no restan hasta llegar a nuestro punto y final.
Aquí terminamos esta bonita y entretenida ruta que ha satisfecho nuestras inquietudes.

“El pasado es un sueño, el futuro un espejismo y el presente una nube que pasa.”  (Buda)

La ruta en el mapa.



La ruta en Wikiloc.


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Película.

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