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martes, 8 de junio de 2021

DE ESPADILLA A AYÓDAR VUELTA POR EL CAMINO DEL TURIO (29/5/2021).

“Lo repetiremos: el paisaje somos nosotros; el paisaje es nuestro espíritu, sus melancolías, sus placideces, sus anhelos, sus tártagos. Un estético moderno ha sostenido que el paisaje no existe hasta que el artista lo lleva a la pintura o a las letras. Sólo entonces-cuando está creado en el arte-comenzamos a ver el paisaje en la realidad.” (Azorín, “El paisaje de España visto por los españoles”). Voy a llevar a las letras el paisaje que vi de Espadilla a Ayódar para que exista, para que esté creado y comencemos a ver el paisaje del Alto Mijares en la realidad.
En esta ocasión volvemos por enésima vez (y nunca nos cansamos) hasta Espadilla, en el Alto Mijares, mi comarca favorita, para realizar una ruta que nos llevará hasta Ayódar por el antiguo camino de herradura que unía ambas poblaciones, ahora reconvertido en un PR-314 y un GR-333 que en un tramo se solapan. El camino hasta Ayódar, bordea la Peña Saganta por su vertiente este. Una vez en Ayódar y tras cruzarla por sus aseadas y silenciosas calles, nos acercaremos a la Fuente Larga, donde podremos refrescarnos y almorzar. Para volver, buscaremos el camino del Turio que nos devolverá de nuevo hasta Espadilla, completando una estupenda ruta.


De buena mañana llegamos a Espadilla y aparcamos junto al polideportivo.
Este monumento a la "cordialidad" nos recibe.


Un primer vistazo alrededor y ya vemos las palas del PR-314 y del GR-333 que como dije arriba, vamos a seguir hasta Ayódar.


También vemos este panel que no recordamos haber visto la última vez que estuvimos aquí. Se trata de la explicación de una ferrata, "La Piqueta", de reciente apertura. Otro aliciente más para acercarse a esta coqueta población del Alto Mijares.


Este es el monumento de Bienvenida al que me refería antes. Ahora se ve mejor.


Y devolviendo los deseos de bienvenida que nos da Espadilla, nos hacemos junto al monumento la foto de rigor. De izq. a der. (emblemáticos como debe ser) Emilio Romero, Rafa Lafuente, Carmen y un servidor. (Foto de Emilio Romero)


Y ya iniciamos la ruta por el inicio del camino que se encuentra junto a la pista polideportiva del Pueblo. Curiosamente, este tramo que vamos a subir ahora lo hemos hecho muchas veces, pero siempre de bajada de la Peña Saganta. Ahora vamos a disfrutar de él pero desde otra perspectiva.


Vamos a subir sin prisa, pero sin pausa. En este tramo, como ya comenté, se solapan el PR y el GR.
La señal tricolor así nos lo indica.


Encontramos tramos empedrados. Nos encanta. Además es lo que nos dice que estamos ante un camino antiguo de herradura.


Hemos subido por el sendero y nos asomamos a un mirador natural sobre Espadilla.

“Es sol va remontándose en los horizontes. En la ciudad comenzaría ahora a amanecer. Aquí parece ya la hora meridiana. Todo lo llena el sol, todo irradia, esplende de luz. La luz hace resaltar de un modo maravilloso las líneas.” (Azorín, “Castilla”)


Durante el ascenso, nos encontramos con el centinela que vigila nuestros pasos. ¡Espectacular la Peña Saganta!.


“También se suele decir que lo que cuesta poco se estima en menos.” (Cervantes, “Don Quijote de la Mancha”)
No hemos dejado de subir y nuestro esfuerzo nos cuesta. Estimamos pues esta subida que requiere de nuestro esfuerzo.


Y el esfuerzo se ve siempre recompensado, por ejemplo con vistas como estás sobre Espadilla.


En el valle del Mijares, podemos atisbar también, gracias a la altura que hemos alcanzado, la población de Toga.


Y llegamos a este cruce en el que, si lo deseamos, podemos desviarnos para ver las ruinas del castillo de Espadilla. En nuestro caso, obviamos desviarnos puesto que ya tuvimos ocasión de hacerlo en una ruta anterior.


Seguimos pues de frente, con la imagen imponente de la Peña Saganta.


Aprovechamos la proximidad del castillo de Espadilla para acercarlo a nuestra mirada con un zoom.

Y la primavera empieza a mostrarnos su maravillosa cara, que este año ha sido más evidente y espectacular. Las flores han emergido a miles y con gran variedad de colorido, aromas, formas...Aquí tenéis algunos ejemplos.

La solitaria campanilla, que no por solitaria nos parece menos bella.


El rosa de estas florecillas resalta sobre el verde de la planta.


El diente de león, llamativamente amarillo.

 
Romero macho.


Bordeamos en todo momento la punta calcárea de Saganta. En esa punta hemos estado en infinidad de ocasiones.


Recordaba de otras veces que pasé por aquí de un petroglifo en una roca y es éste que os muestro en la foto. Desconozco origen, significado y datación. Pero es curioso que alguien se entretenga en cincelar una imagen en una roca sólo porque sí.


Campanillas sonoras y vistosas. Las hemos de saber escuchar.


Y la imponente "proa", buscando un símil marítimo, de Peña Saganta.


En esta perspectiva vemos el trazado del sendero a media ladera.


El sendero transcurre por la ladera de Peña Saganta. 
Al fondo transcurre el cauce del río Pequeño.


“El hombre no es más que un soplo y una sombra.” (Sófocles de Colono)


¡Qué sencilla y qué bella!
Es increíble que una cosa tan frágil y humilde nos haga detenernos y admirar su hermosura.


Y ya tenemos al otro protagonista de la ruta, éste tal vez algo más secundario: el Turio.



"En mi pequeño huerto
brilla la sonrosada margarita,
tan fecunda y humilde,
como agreste y sencilla."

                             Rosalía de Castro

Las lechetreznas amarillean buscando la competencia con otras flores amarillas.
 

Este solitario junquillo azul también hace detenernos. 
Es increíble la variedad y belleza de las florecillas silvestres. Nos detenemos con todas ellas porque para nosotros, también forman parte de la ruta. Procuramos impregnarnos de todo lo que vemos y así apreciar mejor le tierra que recorremos.


Las zarzaparrillas, con sus ramas tortuosas lo envuelven todo.


Correhuelas o campanillas blancas.


Un incipiente algarrobo nos muestra estas hojas de un bonito color rojizo con apariencia de estar plastificadas.


El Turio que también nos sigue durante este tramo.


Y en el horizonte, el pico Espadán, que da nombre a la sierra, es inconfundible.


Las Picorzas.


Y otro emblema de la sierra, la Rápita.


Llegamos a esta bifurcación donde dejaremos el PR-314 que sube a Peña Saganta y seguiremos hasta Ayódar por el antiguo camino reconvertido en GR-333.


De nuevo nos fijamos en el fondo del barranco por donde transcurre el río Pequeño.


Otra de las cosas que más nos entretiene es hacer fotos. Intentamos retener en nuestra retina y nuestra cabeza todo lo que vemos, todo lo que sentimos, lo que olemos, lo que oímos...y lo intentamos reforzar con las fotografías porque estamos seguros que la memoria es fluctuante y a veces nos falla. (foto de Emilio Romero)


Esto es lo que fotografiaba: el Alto del Pinar.


Aquí con más zoom vemos la caseta forestal en su cima.


Y como se suele decir, todo lo que se sube, se baja. Aquí me veis en plena bajada. La foto también ilustra el trazado peculiar que tenían los caminos de herradura. El zigzagueo suavizaba los desniveles y facilitaba el camino. (Foto de Emilio Romero)

Los caminos, los viejos caminos, hacen revueltas y eses entre los bancales. Viejos caminos, caminos angostos y amarillentos ¿cuántas veces nos han llevado de niños por vosotros?¿Cuántas veces, ya hombres, hemos ido por vosotros, y por vosotros hemos llevado nuestra tristeza, nuestras ansias y nuestros desengaños? (Azorín, "Castilla")



"Mi corazón alegras
con tu flor diminuta y tu silencio.
¡Cómo llenas las horas en abismo
de mi pasar sediento!"

                       Antonio López Baeza


Y el sendero termina aquí, donde empieza una pista cementada que nos bajará hasta Ayódar.


Imagino el sendero llegaría hasta Ayódar, pero se convertiría en pista para la instalación de las inevitables antenas de telefonía. (foto de Emilio Romero)


El Alto del Pinar, ahora más cercano y por ende más evidente.


Y Ayódar a un tiro de piedra.


A la otra parte de la villa, se ve la torre del castillo de Ayódar, único elemento que se conserva del mismo.


Sólo nos queda un corto tramo de camino cementado para entrar en Ayódar.



"Tañía una campana
en el azul cristal
de la santa mañana
oración campesina,
que temblaba en la azul
santidad matutina."

             Valle Inclán

Y paseamos reconfortados en sus limpias calles, donde se respira una gran paz y tranquilidad.


Encontramos siempre en los pueblos lugares con encanto y soluciones originales y ecológicas como esta cortina fabricada con tapones de corcho.


O esta casa con sus plantas en la fachada, muestra de amor a las plantas y buen gusto decorativo.


Y ésta es la calle principal de Ayódar. Al fondo vemos la torre que queda del antiguo convento de Dominicos construido en 1601 y ya desparecido.


Cruzamos la carretera de Fuentes CV-205 y seguimos las marcas del GR.


(foto de Emilio Romero)

"Por las calles voy dejando
algo que voy recogiendo:
pedazos de vida mía
venidos desde muy lejos."

          Miguel Hernández


Pasamos por la plaza de la Iglesia, en cuyo centro vemos la fuente Rita.
Alguna vecina se ha asomado a la puerta a nuestro paso y se ha interesado por nuestra ruta.


Pasamos también por la plaza Mayor, donde se ubica el Ayuntamiento.
En su fachada podemos observar una hornacina acristalada con la imagen de la Virgen del Rosario, patrona de la población.


La Virgen del Rosario con más detalle.


Salimos del pueblo y bajamos hacia el cauce del río Pequeño, camino de la fuente Larga. Volvemos a ver la torre del castillo.


De camino nos detenemos para comprobar la fuerza de la naturaleza frente a actuaciones del hombre. en este caso, vemos cómo los tiernos brotes de unas cañas han roto y traspasado el duro asfalto de alquitrán.


Cruzamos el puente sobre el río Pequeño que lleva un buen cauce.



"Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua."

                              Jorge luis Borges

Ayódar desde la otra orilla del río.


Tras cruzar el río, encontramos las palas que no dirigen hacia la fuente Larga.


Y llegamos a la fuente Larga de abundante y fresca agua.

"A la fuente del amor,
piedra vieja entre altas rocas
-cita eterna, tarde roja-,
vengo con mi corazón."

                                     J.R. Jiménez


Junto a la fuente, un área recreativa nos va a venir al pelo para la habitual, necesaria y esperada parada para almorzar.


El despliegue de material es impresionante.


Y a continuación, nos disponemos a dar buena cuenta de las viandas sacadas a la mesa. Como información adicional, tengo que deciros que no quedó nada.(Foto de Emilio Romero)



Tras el entretenido almuerzo, toca seguir con la ruta. Subimos por esta pista que nos va a llevar a la carretera.


El área recreativa desde la pista. Es un buen punto para detenerse a almorzar.

De nuevo la primavera nos ofrece sus mejores galas.


Las cerrajas, similares a la flor de diente de león.


"Las amapolas del campo, amapolitas..."con ese rojo tan especial que nada tiene que envidar al "rojo Ferrari".


Seguimos por la pista, protegidos del sol por la sombra de los pinos.


Y vemos el Turio, cuyo camino hemos de coger para volver a Espadilla.


Hemos dejado atrás Ayódar, que nos ha dejado una grata sensación. Volveremos.


Uno se pregunta si la naturaleza las une o se buscan ellas.

"¿Recuerdas la amapola
que calcinó el verano,
la amapola marchita,
negro crespón del campo?"

                                 Antonio Machado



Salimos a la carretera CV-205 y la seguiremos unas decenas de metros para cruzarla y desviarnos por un camino: el antiguo camino de Ayódar a Onda, que no tardaremos en dejar para cogern el camino del Turio.


Éste es el desvío que nos lleva al inicio del camino viejo de Onda.


Seguimos por él un tramo, que coincide también con una parte del PR-CV 398 "El Madroñal".


Seguimos el PR.



"Santa florecita, celestial renuevo,
que hiciste mi alma una primavera,
y cuyo perfume para siempre llevo:
¿cuándo en mi camino te hallaré de nuevo?"

                                                       Amado Nervo 

Las jaras también fueron protagonistas en la ruta. Parece que su profusión nos haya hecho olvidarlas, pero no es así.


La atracción es inevitable. La abejita sucumbe ante los encantos de la flor. La naturaleza es así de sabia.


Para evitar varias curvas de la pista, acortaremos por unos tramos de sendero que aprovecha una ruta local (R 7) marcada de blanco y azul.



"Estoy completo de naturaleza,
en plena tarde de áurea madurez,
alto viento en lo verde traspasado.
Rico fruto recóndito, contengo
lo grande elemental en mí (la tierra,
el fuego, el agua, el aire) el infinito."

                                        J.R. Jiménez


Este es uno de esos puntos donde cruzaremos la pista (hasta tres veces) para evitar algunas curvas.


Esto no es una flor, ni una planta, ni un animal...no debería estar ahí. Está muy bien que uno tenga equipos favoritos, pero la montaña no es el lugar adecuado para darlo a conocer.


Con este muñeco, cercano al anterior, pasa lo mismo.


Otra vez cruzaremos la pista.


Y a la cuarta vez que demos con la pista la seguiremos a la izquierda. Nos encontramos ya en el camino del Turio.


Hemos alcanzado altura y no nos resignamos a ver una vez más, ahora de más lejos, Ayódar, otro bonito pueblo del Alto Mijares.


Y la punta de Peña Saganta, ahora de frente.


Y el Turio, hito importante que nos indica que vamos por buen camino.


Ahora sólo nos queda seguir la pista, que nos proporciona bastante sombra y evita que el calor, que ya empieza a apretar, nos afecte con todas sus consecuencias (foto de Emilio Romero).



Estos preciosos helechos también merecían su momento de gloria.



“Una montaña que se ve en el horizonte, sobre el cielo límpido, es una imagen que se graba en nuestra alma y que en ella reposa durante tiempo y tiempo.” (Azorín, “España”)



Bonitos tramos de pista nos demuestran que también podemos disfrutar de caminar por pista, y más si la vegetación es abundante. Si en moda "la arruga es bella", podemos decir que en senderismo "la pista también se disfruta".


Lo que de frente parece una peña inexpugnable, desde esta perspectiva observamos que su loma plana la hace muy accesible por ese lado. Podíamos aplicar el conocido refrán de que "no es tan fiero el león como lo pintan".


La naturaleza nos ofrece curiosidades que llaman nuestra atención. Hemos visto que en troncos caídos, crecían ramas en vertical y el árbol continuaba viviendo de esta forma poco habitual. Pero no habíamos visto eso en el romero. Fijaos, de esa rama horizontal, salen ramas verticales hacia arriba.


Junto al camino, la caseta del Turio y detrás, la montaña.


¡Cómo está la mañana! El sol pone en la tierra su alegría de plata y de oro; mariposas de cien colores juegan por todas partes, entre las flores, por la casa -ya dentro, ya fuera-, en el manantial.Por doquiera, el campo se abre en estallidos, en crujidos, en un hervidero de vida sana y nueva". (J.R. Jiménez, "Platero y yo")


Y seguimos caminando en armonía. Poco a poco avanzamos, poco a poco vivimos y poco a poco, morimos.


Esta redondeada forma le confiere al Turio un perfil muy particular que lo diferencia de otras montañas del entorno.


“Al aroma de los pinos se mezcla el aroma de las sabinas, del espliego, del romero, del enebro. En este aire sutil y fuerte de los paisajes levantinos y castellanos, los aromas se expanden con toda su libertad, todo el paisaje es aroma, todas las cosas que pasan por el monte, nuestras ropas, nuestros pies, se impregnan de un sentido olor.” (Azorín, “Castilla”)



Desde cualquier ángulo, Peña Saganta impresiona. Es una de esas montañas que te llama.


 La vuelta por la pista resulta cómoda y tranquila. 


Aunque a veces, la tranquilidad es relativa, como sucedió en esta ocasión. Ya sabemos que la montaña entraña a veces peligros insospechados. En este caso, una terrible boa ("¡¡¡Vivan los novios!!!!) nos salió al paso poniendo en peligro nuestra integridad física. Rafa, en un alarde de valentía se hizo con el ofidio y pudimos continuar tranquilamente.


Bueno, al final creo que no era una boa.


No sé las fotos que realicé a la Peña Saganta. Pero a cada paso, me daba por hacer una. Creo que posa  bien y los resultados no desmerecen.


De nuevo al alcance de nuestra mirada, el castillo de Espadilla.

"La fortaleza nombrada
está en los altos alcores
de una cuesta,
sobre una peña tajada,
maciza toda de amores."

                   Jorge Manrique


En este punto viene un tramo que yo recomiendo cambiar. Mi recomendación es que aquí no nos desviemos a la izquierda para busca un camino junto al río que no aporta nada a la ruta y que está muy poco o nada definido ya que baja por bancales abandonados donde la maleza ha crecido y es difícil avanzar y encontrar el paso adecuado. Además cogimos alguna garrapata. Mi consejo es seguir la pista hasta la carretera y regresar al punto de inicio. Apenas serán unos doscientos metros de asfalto, pero nos evitaremos un tramo que no está en condiciones.




Pero nosotros no lo sabíamos y giramos a la izquierda. Hasta llegar a unas casas el camino estaba bien. A partir de allí ya no fue sencillo.



Aquí ya se empiezan a complicar las cosas. Hemos de pasar este tubo y bajar al ribazo.


Pero luego nos espera esta maleza y hemos de bajar varios ribazos que están abandonados, por lo que no vale la pena.(foto de Emilio Romero)


Una vez salvamos los ribazos y salimos al camino, el recorrido ya no tuvo problemas. Pero como dije antes, lo mejor es evitarlo.


Desde  el camino, que va paralelo al río Chico, tenemos otras perspectiva de Peña Saganta.


Este camino es cómodo, pero salir aquí ha sido una pequeña odisea y no aporta nada a la ruta.


Ya tenemos ante nosotros el puente que salva el río, antes de entrar en Espadilla.


Y el río Pequeño (o río Chico) ya casi en su confluencia con el Mijares al que tributa sus aguas aquí, en Espadilla.

"Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
con la simple palabra que no muere jamás."

                                         José Ángel Buesa


Un giro a la izquierda y entramos en los últimos metros.


Un pequeño esfuerzo para subir el repecho hasta donde aparcamos los coches y damos por concluída la ruta.


La ruta en el mapa.



La ruta en Wikiloc.


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2 comentarios:

  1. Hola Emilio...
    Tiempo hacía que no me pasaba por tu blog y sin duda esta ruta al igual que la última que has publicado me han llamado más la atención si cabe,por el recuerdo cercano de ese GR-333 que hicimos en el mes de abril.
    Espero recuperar los "buenos hábitos" de visitar tu estupendo blog y verte totalmente activo,al margen de las buenas rutas que nos muestras,es la mejor de las noticias.
    Bueno sobre la ruta,hay que ver como cambia ese sendero hasta Ayodar,totalmente soleado a como lo hicimos nosotros,bajo una suave pero insistente lluvia.Aunque el paisaje se nos mostro totalmente diferente,también tuvo su encanto en la cuarta etapa de nuestra travesía.
    En mente tenia volver por la zona para alguna circular aprovechando ese magnifico sendero hasta Ayodar y tu propuesta con esta circular volviendo por el Camino del Turio,queda anotada en esa interminable agenda que tenemos todos...jejeje.
    Por supuesto evitaremos ese paso complicado y también las posibles garrapatas,aunque esta ruta ya será para después del verano.

    Un abrazo.

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    1. ¡Hola,Juane! Un placer verte por aquí de nuevo. Efectivamente, ya estamos plenamente activos. La ruta, entretenida. El Alto MIjares es una zona fabulosa. Tú bien lo has podido comprobar con la travesía del GR. Y da para mucho. Harás bien en volver por aquí. Ya sabes por experiencia, que basta que visites una zona, para que te vayan saliendo rutas por todas partes que te obligan a volver.
      Un abrazo.

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