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martes, 31 de mayo de 2022

VÍA VERDE DEL RÍO SERPIS (28/5/2022)

Como decía Santiago, personaje de "Primavera con una esquina rota" de Mario Benedetti, “La única ventaja de este tiempo baldío es la posibilidad de madurar, de ir conociendo los propios límites, las propias debilidades y fortalezas, de ir acercándose a la verdad sobre uno mismo, y no hacerse ilusiones acerca de objetivos que uno nunca podría lograr, y en cambio aprontar el ánimo, preparar la actitud, entrenar la paciencia, para conseguir lo que algún día sí puede estar al alcance.” En estos meses en blanco, en los que no he podido salir a la montaña, baldíos a esos efectos, sí los hemos aprovechado para todas esas otras cosas que nos ayudan a volver con el ánimo necesario para afrontar una nueva etapa.
En esta ocasión hemos elegido otra sencilla ruta que nos ayude a mejorar poco a poco nuestra forma física y psiquica. La ruta transcurre por un tramo de la "Vía Verde del río Serpis", el que tal vez sea el más bonito de la Vía. La vía verde transcurre por el antiguo trazado del tren Alcoy-grao de Gandía, que estuvo en funcionamiento casi un siglo hasta que en 1969 dejó de funcionar y fue desmantelado. El recorrido realizado se encuentra entre Villalonga y Lorcha y recorre el barranco del Infierno o Racó del Duc, donde el río se encajona y forma un espectacular desfiladero.
Dejamos el coche en las proximidades de Villalonga para buscar el punto del tramo que vamos a realizar.

Y como hacemos habitualmente, posamos para la prensa antes de iniciar la ruta.
De izq. a der. Rafa Lafuente, servidor y mi tocayo Emilio Romero.


Caminamos dirección a uno de los puentes que jalonaban este tramo de vía férrea del que solo quedan los pilares y vamos disfrutando de las impresionantes vistas del llamado Circo de la Safor, que visitamos en 2012. Se le denomina de esta manera por la forma de hemiciclo o circo que forma aquí la Sierra de la Safor, con unas impresionantes paredes verticales de más de 900 m.


Un camino entre campos de naranjos, nos deja en éste rodeado de pinos y vegetación.


Llegamos a un punto en el que nos asomamos a lo que fue un pilar de un puente y asomados al abismo, esto es lo que vemos hacia abajo: el río Serpis, nervioso y con bastante caudal, en su camino hacia el mar.

Si levantamos la cabeza, de nuevo las verticales y espectaculares paredes del circo de la Safor. Hoy parece que todo va a ser espectacular.


Otra vista hacia el Serpis que hoy va a ser nuestro compañero de viaje durante todo el recorrido. Los ríos dan a las rutas un plus que se agradece.


Un sendero nos lleva a estas tuberías que superan el cauce del río a bastante altura. Gracias a ellas podemos pasar a la otra parte para seguir nuestro camino.


Esta escabiosa o viuda morada, ha encontrado otro pretendiente que no la va a dejar. El pretendiente quedó prendado de ella y la corteja.


La viborera (echium vulgare) es una herbácea que abunda en toda la zona.


Y preciosas campanillas acompañarán con su leve, pero audible tintineo el rumor del agua del río que llevaremos durante todo el camino.


Preciosa la lantana camara o bandera española.
Ciertamente, las flores son dignas de admirar. Su perfección y sencillez son un ejemplo de lo que la naturaleza es capaz de hacer y no hemos entrado en el tema de la belleza.


Continuamente nuestra vista se fija en el Serpis cuyo caudal nos sorprende y agrada sobremanera.


Tras haber avanzado unos centenares de metros por el sendero, nos detenemos y vemos la tuberías que a modo de puente sobre el Serpis hemos cruzado hace un momento.


Y tomamos ya el camino por el que circulaba el tren. Camino típico de todas las vías verdes.


Vistoso  tono anaranjado de estas capuchinas que nos obligan a detenernos porque su belleza es incuestionable.

"Santa florecita, celestial renuevo,
que hiciste mi alma una primavera,
y cuyo perfume para siempre llevo:
¿cuándo en mi camino te hallaré de nuevo?"

                                                Amado  Nervo

El cauce de río también presenta diferentes azudes que pretenden aprovechar el agua para ser utilizada en la generación de electricidad en diferentes fábricas de luz que se encuentran a lo largo del río. En la foto, entre pinos, el primero de ellos, el azud de la Esclapissada.


A lo largo del recorrido nos vamos a ir encontrando con diferentes paneles que nos irán informando en ocasiones de elementos que utilizan el agua del río y otros que informan de la historia del ferrocarril Alcoy-Gandía.


Mientras, el caminar transcurre tranquilo y rodeados de exuberante vegetación acompañados en todo momento del rumor del agua que nos recuerda la proximidad del río.


A través de los pinos, podemos observar una gran cascada cuyas aguas van a parar al río. Desconocemos el origen de la misma, pero espectacular sí que es.


La belleza de la zona nos hechiza y nos hace detenernos una y otra vez.


El espantalobos ofrece estas curiosas vainas infladas que también merecen una foto.
Todo, absolutamente todo, nos motiva y nos impacta.


Fábrica del Céntim (foto de Emilio Romero).


En este cruce, si vamos por la derecha, bajaríamos al río y a la fábrica de luz de la Mare de Déu. En nuestro caso, no bajamos porque luego toca volver al camino.


Y cruzamos el primer túnel, llamado de la Mina Larga o Fosca. Es el más largo de todos los de la vía con 260 m, y que presenta tres ventanas en sus paredes para salida de humos de las locomotoras que surcaban la vía. Imprescindible llevar una linterna.


Una de las ventanas de ventilación.


Salimos del túnel y continuamos con bellas vistas.


Es una ruta adecuada para caminar relajados, disfrutando de un privilegiado entorno.


Enseguida cruzamos el segundo túnel: el de la Mina de Onofre.


La belleza del paisaje nos desborda. Altas paredes forman un espectacular desfiladero por el que transcurre el río.


 A lo largo del recorrido encontramos diferentes casillas que eran utilizadas en su momento por los operarios que debían realizar trabajos de mantenimiento de la vía.


En algunos tramos el tren avanzaba entre paredes de piedra.


Sencillo panel que nos informa muy genéricamente de la  historia del tren y del tramo que estamos recorriendo.


Por momentos el río nos es más cercano y disfrutamos de su belleza y la fuerza que lleva.


Nos desviamos de nuestra ruta para acercarnos lo más posible a la Fábrica del Racó del Duc.
Nos acercaremos hasta este destartalado puente para verlo más cerca.


Desde el puente, tenemos frente a nosotros la Fábrica del Racó del Duc.


El río Serpis desde el puente.


Las jaras tienen también un colorido muy llamativo que llama nuestra atención, con esos pétalos que parecen de papel pinocho.

"Mira esa lenta nube, mira esa flor lozana,
mira el agua del río que murmura a tus pies...
Pero piensa en lo poco que va a quedar mañana
de todo lo que hoy ves."

                                              José Ángel Buesa


"Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua."

                                   Jorge Luis Borges


Ruta cómoda y que se presta a dialogar y a contar confidencias y chascarrillos.


Protagonista total de la ruta, el río no se vanagloria de ello y sigue su camino desbocado hacia su final inevitable.


Tercer túnel: de la Mina de Morú.


Salimos del túnel y nos encontramos con el azud caseta de Morú.
Este azud, según un panel que podemos leer, abastecía de agua la Fábrica del Racó del Duc.


Al parecer en esta zona del río, según épocas del año, es habitual ver aves de diferentes especies. En esta ocasión sólo pudimos ver este ave solitaria en una roca en medio del río.


Nuestras sombras siempre con nosotros. ¡Qué haríamos sin nuestras sombras!

"Y en medio de este oscuro silencio, de esta calma.
Yo no sé si es la sombra la que invade mi alma
o si es que de mi alma va surgiendo la sombra."

                                           Francisco Villaespesa


También encontramos matas de margaritas. La margarita es una preciosa y sencilla flor que tiene mucho de oráculo. A ella nos encomendamos para conocer si la persona amada nos corresponde. ¿Quién no ha cogido una margarita y cual espejo de Blancanieves la ha deshojado preguntándole...¿me quiere, no me quiere?, ¿me quiere, no me quiere?...?


Los insectos se ven inexorablemente atraídos por la belleza de las flores, en este caso del ciente de león. ¿Será su intenso color amarillo? ¿su forma?¿tendrá un aroma especial?...


El desfiladero por el que transcurre el río es verdaderamente espectacular.


El último túnel que atravesamos es el de la Mina de la Garrofera, el más corto de todos.


Esta preciosa mata de lechetreznas nos detiene unos instantes. La verdad es que tenemos mil y un motivo para detenernos en cada metro de la ruta y disfrutar de los pequeños y grandes detalles que la naturaleza nos ofrece.


Y estos son los restos de la antigua estación de La Garrofera.


Junto al camino, nos encontramos con los pilares de lo que fue otro de los puentes que sorteaba el Serpis.


Ahora el camino no puede pasar por ese puente y seguimos por este camino que sortea el río un poco más adelante.


El camino nos lleva a esta playa fluvial junto al Serpis, donde un puente nos permitirá cruzar a la otra orilla del río.


El paraje se encuentra junto a la Fábrica de luz del Infierno


En este punto podemos meter los pies en el río y descansarlos y refrescarlos.


En este paraje encontramos dos mesas que nos vienen al pelo para detenernos a almorzar, ese momento tan esperado en todas nuestras rutas. Ya echaba de menos estos momentos inefables.


Posamos antes de dar buena cuenta a la cantidad de viandas que tenemos en la mesa.


Después del opíparo almuerzo, continuamos nuestro camino siguiendo curso arriba el río.

“…aunque nunca supe el nombre de aquel río del cuento, lo que sí sabía es que las aguas de todos los del mundo vienen a dar al mar y arrastran con ellas las lágrimas de quien llora en su orilla.” (Leonardo, en “La Reina de las Nieves” de Carmen Martín Gaite)


Desde la otra parte del río vemos el edificio de la Fábrica de luz del Infierno.


Poco a poco, paso a paso, nos vamos acercando al punto en el que nos daremos la vuelta.


El río sigue siendo nuestro compañero de camino, atravesando este espectacular paraje.


                                                             (foto de Emilio Romero)

"Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto."

                                     Luis Cernuda


Otro panel sobre la historia de este ferrocarril.


El panel nos cuenta que en este punto se encontraba el depósito de agua en el que el tren debía parar y llenar las calderas para poder continuar el viaje. Los pasajeros aprovechaban la parada para bajar, estirar las piernas y disfrutar del espectacular paisaje que desde aquí se observaba.


Este es el paisaje que disfrutaban los pasajeros en el descanso del ferrocarril para llenar las calderas.


En esta caseta, la Caseta del Depósito, vivían dos operarios que eran los encargados de llenar el depósito con una bomba manual.


Desde luego, el paraje es espectacular y el buen caudal que lleva el río aún lo engrandece más.


En un panel anterior vimos ya una señal de un Camino a Santiago. Aquí vemos otra. Se trata del Camino del Alba, que desde Jávea, llega a Santiago, enlazando en Almansa con el Camino de Levante y posteriormente, enlazando con el Camino Francés para llegar a Santiago.


En la imagen, otra de las casillas que jalonaban el recorrido del ferrocarril.


Y en este panel encontramos la explicación de lo que vamos a ver ahora. Se trata del Azud del Infierno o del horno. 


Azud del Infierno o del Horno. Desde aquí se dirigía el agua a través de un canal por la derecha del río que alimentaba a la Fábrica de Luz del Infierno.
Éste es el punto en el que hemos decidido regresar sobre nuestros pasos.

Tenemos tiempo para todo. La diversión y los buenos momentos no faltan en nuestras rutas.
Normalmente, las gansadas corren de parte de Rafa.


Y aunque volvamos por el mismo camino, seguiremos disfrutando igualmente del paisaje porque ahora lo vemos desde un ángulo diferente.


La Caseta del Depósito de nuevo.


Y el Serpis que nos ha acompañado fielmente durante toda la mañana.


De nuevo la zona de la playa fluvial donde almorzamos antes.


Aprovechamos para inmortalizarnos en el puente que cruza el río. Estos momentos son los que nos llevaremos al otro mundo. Nada material se vendrá con nosotros, únicamente nuestros recuerdos y vivencias vendrán con nosotros.


Otra gansada de nuestro amigo Rafa.


El Serpis enmarcado por estos dos árboles.


Tornaremos a pasar de nuevo los cuatro túneles, ahora en sentido inverso.


Preciosas también las florescencias del hinojo borde.


Y más campanillas que alegran la vista.


El azud de la caseta de Morú.


Otro túnel.


Típico tramo de Vía Verde.



¿No será nuestra vida un túnel
entre dos vagas claridades?
¿o no será una claridad
entre dos triángulos oscuros?

                                Pablo Neruda
 

¿Me quiere? ¿No me quiere?...


Y el último túnel, el de la Mina Fosca.


El caminar se hace tranquilo, sereno, apacible...el calor empieza ya a apretar, pero estamos terminando y apenas nos cogerá de lleno.


Nuevamente la misteriosa cascada que resbala por la ladera.


No nos solemos entretener con el baladre por lo abundante que es, pero su flor no desmerece para nada y tiene su belleza.


Un último saludo al Serpis del que desconocemos cuántas lágrimas han engrosado sus aguas que caminan raudas hacia el Mediterráneo.


De nuevo volvemos a cruzar el río por las tuberías pero ahora en dirección contraria a la de la mañana.


Y también un último saludo a las paredes del impresionante Circo de la Safor.


Últimos metros entre naranjos.


Y llegamos al final de nuestro recorrido.

Terminaré esta entrada con unos versos salteados de Cavafis de su poema "Ítaca" que vienen 
muy bien al momento por el que paso.

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
...
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
...
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.


La ruta en el mapa.



La ruta en Wikiloc.

    
 
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