I MARCHA SENDERISTA EN MONTANEJOS (7/5/2016)

Tras más de cuatro largos meses sin pisar la montaña por culpa de mi estropeada rodilla, tenía ganas de volver a sentir el aire puro en el rostro; el olor a ozono prediciendo la llegada de la lluvia; la lluvia mojándonos la cara; el viento frío y cortante que nos cuartea la piel; el aroma del tomillo, el romero, el espliego, la hierba mojada...; sentir el canto siempre alegre, vistoso y armónico de los pajarillos; el majestuoso vuelo de los buitres; la sencillez de las florecillas silvestres; el correr asustadizo de las lagartijas al oír nuestros pasos en la senda; la mirada fija, atenta y expectante de las cabras cuando nos descubren invadiendo su terreno; el latido alterado del corazón en el silencio de la montaña cuando hemos acometido una pendiente; el sudor que te empapa consecuencia del esfuerzo a que sometes a tu cuerpo; el zumbido de las abejas libando las flores; esos mosquitos que te incordian incesantemente y que no cesan en su empeño de picarte; ese cielo, azul muchas veces y gris en otros momentos; ese riachuelo cuyo rumor te acompaña durante un trecho o te refresca en las rutas estivales; el sol radiante que da vida a este planeta; el tacto de la tierra bajo mis pies que me recuerda que formamos parte de ella y por eso tenemos la obligación de conservarla; hasta incluso, tenía ganas de volver a sentir esas molestias en músculos, huesos y articulaciones que sufro en cada una de las rutas que acometo. No sabéis lo duro que resulta tener que dejar de sentir todo esto y más sin saber cuando lo podrás volver a hacer y en qué condiciones lo harás. Pero dicen que el tiempo lo cura todo (yo diría que casi todo) y parecía que una pequeña luz se abría en el horizonte haciéndome concebir la esperanza de que el momento de comprobar mi mejoría estaba cerca. Efectivamente, hace unas semanas, conocí la noticia de la organización de la I Marcha Senderista en Montanejos. Muchos conocen mi debilidad por esta población del Alto Mijares. Fue como una iluminación. Éste era el momento de volver, eso sí, con mucha cautela, a mi querida montaña. Era la ocasión ideal. Además, mi gran amigo Juanjo Carrasco (Caminatas a las ocho) era el encargado de colaborar en la ruta elegida. No lo pensé más y no tardé en inscribirme.

Esta I Marcha Senderista en Montanejos estaba organizada por la Fundación de Turismo de Montanejos y el Ayuntamiento de la localidad, con la colaboración de, como dije antes, mi amigo Juanjo Carrasco. Se trata de poner en valor aquellos elementos que hacen de Montanejos un enclave privilegiado susceptible de ser visitado (su paisaje, sus aguas...). Estaba concebida con actividades que llenaran el fin de semana, aunque una inoportuna, pero necesaria y deseada lluvia, estropearía la actividad prevista para el domingo. El programa consistía en una Ruta senderista el sábado por la mañana. A continuación, una comida de hermandad con todos los senderistas participantes. Por la tarde se habían preparado cuatro ponencias sobre temas relacionados con esta bonita actividad. Completaba el día la invitación a la asistencia a una obra de teatro en la Casa de la Cultura. El domingo se cerraban las actividades con un paseo a la Fuente de los Baños de la localidad. Esta última actividad no llegó a realizarse. La necesaria lluvia cayó durante todo el día, cosa que la montaña agradece y nosotros también.

La ruta elegida por Juanjo para el evento, fue una que se ha convertido ya en clásica y que reúne en una sóla,  dos de las estupendas rutas que tiene Montanejos: la subida a la Copa y la senda de los Estrechos. Ruta con muchos alicientes y al alcance de la mayoría de personas con un mínimo de preparación física.

Tras recoger las camisetas conmemorativas del evento, el agua y diversos tiques, en la oficina de Turismo, los senderistas fueron acudiendo a la Plaza del Ayuntamiento. Allí pudimos saludar a buenos amigos que hacía tiempo que no veía.

 Nuestro grupo junto a Juanjo Carrasco intercambiando información y saludos.

 Aproximadamente, unos setenta senderistas participaron en la marcha.

 La foto de grupo antes de la salida.

La organización decidió iniciar la ruta haciendo una variante que recorriendo algunas calles de la localidad, bajaba hasta el cauce del río Montán y continuaba junto a la orilla del Mijares hasta el puente del Machón, para buscar la CV-195.

El grupo bajando al río Montán.

Caminamos junto al río Montán que pasa bajo el puente  de San José . El Montán, apenas cruza bajo el puente, aporta sus aguas al Mijares.

El grupo camina compacto en estos primeros inicios de la marcha.

Pasamos junto a la zona del molino, así conocida porque en la otra orilla del río se encuentran las ruinas del antiguo molino harinero, casi en su totalidad comido por la vegetación.

Al fondo, La Copa, nuestro primer objetivo.

Llegamos al Machón y cruzamos el puente sobre el escaso caudal que el Mijares lleva en la actualidad.

Ahora seguimos entre huertas. Algunas aún estás en cultivo. Otras, dejaron ya hace tiempo de ser trabajadas. Aún así, es agradable pasear en campos.

El paisaje que rodea Montanejos es uno de sus mayores encantos y una de sus mejores riquezas.

Llegamos a la carretera de Zucaina y hacemos una primera parada de reagrupamiento antes de seguir la ruta.

Comenzamos a caminar por una pista hasta encontrar el desvío a La Copa.

En el desvío a la senda, el grupo se pone en fila india.

Y aquí comienza el tramo más pesado del recorrido. La pendiente se acentúa y pone a prueba nuestras piernas y nuestros pulmones.

La Copa.

 Aún nos quedan metros de desnivel que salvar para llegar a su mirador.

Tirando de zoom, logramos captar el mirador en el que almorzaremos más tarde.

Y vamos ganando altura poco a poco. Echamos un vistazo hacia el valle del Mijares. Las densas nubes presagian lluvia, pero no cumplirán con su amenaza hasta la tarde, permitiendo que la ruta se desarrolle con normalidad y agradeciendo la ausencia de sol que nos ayuda a caminar más cómodos.

El sendero va cambiando de orientación a medida que ascendemos y ahora nos reconforta con excelentes vistas hacia el oeste con el Morrón de Campos como gran referente.

Mirando hacia atrás, La Alquería empieza a hacerse visible.

Desde la otra vertiente, Montanejos también aparece casi en su totalidad.

La pendiente del sendero hace que el grupo se estire dando lugar a bonitas fotos como ésta.

Aquí apreciamos la altura que hemos alcanzado. En este punto estaremos a media ascensión aproximadamente.

Otra parada para reagrupar a los senderistas y tomar aire.

A mayor altura, mejores vistas sobre el valle.

Y llegamos a la Fuente de los Tres Hermanos. Siempre la he encontrado con agua.

Seguimos desde la fuente en dirección a la Copa. Ahora vemos muy bien el caserío de La Alquería.

Muy cerquita de la fuente, está este corral.

Mientras ascendemos con tranquilidad, respirando hondo y disfrutando de nuevo del aire libre, disfrutamos de estas vistas sobre el Morrón de Campos.

Y llegamos a este tramo, el más vertical del recorrido. Son unos escasos metros que tal vez nos obliguen a apoyar las manos. Nada del otro mundo.

Y seguimos disfrutando del paisaje. Al fondo, la fuente de Los Baños, escoltada por la Rosada a la izquierda y el Morrón a la derecha.

Aquí, una panorámica más amplia.

Nos giramos hacia el valle del Mijares y en la lejanía distinguimos la cercana población de Arañuel.

Y llegamos a la meseta superior de la Copa, Encontramos estas paletas que seguimos hacia la izquierda para acceder al mirador. Posteriormente volveremos sobre nuestros pasos y seguiremos por nuestra derecha.

La Copa es el lugar elegido para e almuerzo, que a todos nos viene bien.

Los grupos se sitúan en torno al mirador.

Desde luego, es un lugar privilegiado para almorzar. Las vistas que disfrutamos desde aquí son espectaculares. Ha valido la pena el esfuerzo.

Los participantes charlan animadamente mientras se recuperan.

Por regla general, el almuerzo en la montaña se convierte en un intercambio de viandas de lo más variado. Se mezclan los embutidos de diferentes clases con los dulces más variados. Y no digamos con la bebida, de la que no es extraño que un buen vino acompañe nuestro bocadillo.

Desde aquí, todo sienta mejor. El aire, las vistas, la tranquilidad... ayudan a que disfrutemos mejor de la comida.

Nos gusta disfrutar del entorno y aprovechamos la parada y la altura a la que nos encontramos para disfrutar del paisaje que nos rodea.

Miramos al Morrón y acercamos con el zoom su cima, donde es perfectamente visible la caseta forestal.

Miramos también hacia el pantano de Arenoso, enmarcado por la Redonda que vemos en la derecha.

La Redonda y el Cantón nos anuncian la cercanía de la Sierra de Gúdar, muy cerca de donde estamos.

Nos acercamos un poco al borde, con mucha precaución, para disfrutar de la altura. Al fondo, la Fuente de Los Baños muestra hoy un aspecto tranquilo y solitario que dista mucho del que tiene en los meses estivales. A mí, particularmente, me gusta más así.

Os acerco con el zoom la Fuente para que podáis comprobar lo que os he dicho.

Montanejos también lo disfrutamos a vista de pájaro desde el mirador de La Copa.

Aprovecho la marcha del grupo para hacerme una foto en tan espectacular escenario.

Volvemos sobre nuestros pasos y seguimos pronto la senda que enlaza con el GR 7 que seguiremos durante un tramo.

Esta bonita senda transcurre por la cara norte de la Copa, entre pinos y con excelentes vistas.

Llegamos, tras un plácido recorrido, al cruce con el GR 7. Giramos a la izquierda y lo seguimos un trecho hasta enlazar de nuevo con la senda de los Estrechos.

El GR 7 desciende hasta la pista donde enlazamos con la senda de los Estrechos que seguiremos hacia la derecha.

Durante el descenso seguimos disfrutando de este agreste paisaje tan privilegiado.

Las bajadas siempre se hacen más rápido. Ello obliga a tener más precauciones para evitar resbalones o accidentes.

Llegamos al cruce con la senda de Los Estrechos. Seguimos hacia la derecha.

Ahora transcurrimos por una cómoda senda que nos ayuda a descansar tobillos y rodillas castigados en la bajada por el GR 7.

La pista termina y comienza en sendero aéreo que nos llevará por encima del estrecho de Chillapájaros. Este es, tal vez, el tramo más espectacular de este recorrido.

Desde las altas paredes del estrecho, tomamos esta instantánea del embalse de Cirat.

También podemos ver, desde la altura, estas dos cavidades, que a modo de ojos, taladran el túnel de la carretera para formar dos balcones que se asoman al estrecho de Chillapájaros.

El sendero toma enseguida una trayectoria descendente y zigzagueante que nos llevará hasta el cauce del Mijares.

El sendero tiene un buen desnivel, aunque bien repartido por las "zetas" que facilitan el camino.

El cauce del río se cruza por este puente de madera. En él se detuvo la marcha para disfrutar de este punto en el que el Mijares se convierte en un río bravo, similar a otros que podemos ver en Pirineos u otras zonas similares. 

Es esta una zona espectacular del río que contrasta con la tranquilidad de sus aguas unos kilómetros más abajo.

Es este tramo en el que se aprovecha la bravura de las aguas para realizar actividades como rafting o piraguas. En estos momentos, la Confederación Hidrográfica del Júcar mantiene un caudal muy bajo que impide la realización de este tipo de actividades.

Tras las correspondientes sesiones de fotos, se reanuda la marcha.

Ahora caminaremos junto al cauce del río, en una zona con abundante vegetación de ribera.

Aquí vemos lo tupido de la vegetación en este tramo.

Pasamos junto a este medidor de aforo, que muestra el bajo caudal del río en la actualidad.

Y seguimos disfrutando del rumor del agua que nos acompaña en este tramo.

Y llegamos al famoso chorro del aliviadero del embalse.

En este punto, suele ser necesario un chubasquero para evitar mojarnos al pasar.

En esta ocasión, como comenté anteriormente, debido al poco caudal que deja escapar la Confederación, no fue necesario. Se podía cruzar fácilmente.

Esta circunstancia hizo posible que la gente aprovechara para realizar fotos en tan significativo lugar.

Había que aprovechar y fotografiarse en el Chorro.

A continuación, seguimos camino hasta el embalse donde descansamos y disfrutamos de la vista de un embalse pletórico.

Nos entretenemos en leer por enésima vez, este panel que nos cuenta la historia de Campos de Arenoso, el pueblo que quedó sepultado bajo sus aguas tras la construcción del embalse.

Mirad que aspecto tan fenomenal presenta el embalse. La escasa cantidad que se desembalsa en estos momentos contribuye a ello. 

Tras el descanso, seguimos unos centenares de metros por la carretera, dirección Montanejos, pero en esta curva nos desviamos por esta senda, con la que enlazaremos poco más adelante de nuevo, con la senda de Los Estrechos.

Disfrutaremos ahora de otro precioso tramo de senda.

Entre pinos...

...y con vistas espectacualares, como esta del dique del pantano. Impresionante muro de escollera.

Un pequeño parón para reagrupar y disfrutar del entorno.

Llegamos al cruce con la senda de los Estrechos. Este poste es nuevo, antes no estaba. Se han renovado las señalizaciones en los senderos de Montanejos y añadido algunas nuevas. Lo seguimos por la derecha.

Plácida la senda, que también transcurre entre pinos.

Pasamos junto a este peculiar peirón.

Y llegamos a las inmediaciones del Colladillo, donde cogeremos el desvío a Montanejos siguiendo la señalización. En este último tramo, nos llamó la atención la cantidad de pinos caídos, como arrancados de cuajo por un fuerte vendaval.

Desde la senda también disfrutamos de buenas vistas, como ésta de la Fuente de los Baños.

Pasamos junto al desvío a la Cueva Negra. Algunos de los senderistas se acercaron a verla dada su proximidad.

Ya sólo nos queda llegar a Montanejos por el último tramo de senda, también entre pinos y muy agradable de caminar.

A nuestra izquierda, vemos La Copa, en la que estuvimos hace unas horas.

Y salimos ya a la carretera para afrontar los últimos metros de ruta.

Seguimos hacia nuestra derecha en dirección a la población.

Aunque pueda parecer que ya hemos terminado de disfrutar del entorno, esto no es así. Aquí podemos ver la desembocadura del Maimona en el Mijares.

Y a nuestra derecha, las imponentes paredes del barranco de la Maimona.

Tras la terminación de la ruta, los participantes nos dirigimos al Hotel-Restaurante Rosaleda del Mijares, donde se celebró la comida de hermandad, con un excelente menú que a todos nos sentó estupendamente.

Los participantes momentos antes de la comida.

En animada conversación, dimos cuenta del menú preparado para el evento.

Este sabroso potaje al estilo de Montanejos fue el primer plato de un menú que se completó con un codillo a la miel también delicioso y una pudin casero para chuparse los dedos.

Nuestro grupo posando.

Pero aquí no se terminaba la jornada. Para la tarde estaban previstas cuatro ponencias sobre diferentes temas relacionados con el senderismo. Dichas ponencias se celebraron en la Casa de la Cultura, constituyendo un fenomenal colofón a esta jornada senderista. 

El acto estuvo presentado por el actual Alcalde, Miguel Sandalinas. A continuación, los ponentes pasaron a presentar sus ponencias.

La ponencia de Juanjo Carrasco versó sobre "El senderismo en la actualidad: naturaleza, deporte, geografía, historia y mucho más..."

Efrén Forcada nos habló sobre "La navegación mediante GPS: soporte al senderismo actual. Aplicaciones para la telefonía móvil".

En tercer lugar, Robert Álvarez nos ilustró sobre "La prevención en el senderismo, como norma de seguridad y disfrute montañero".

Finalizó la presentación de ponencias Rafael Bosch, gerente de la empresa de Turismo Activo ubicada en Montanejos "Máxima aventura", que nos habló del "Turismo activo en Montanejos".

Con este interesante y animado acto se puso fin a esta estupenda y formidable jornada de senderismo, que nos sirvió para reencontrarnos con amigos y con esa naturaleza que tanto amo y que tanta falta me hacía.

Cartel anunciador del evento.

Los ponentes, de izquierda a derecha, Efrén Forcada, Juanjo Carrasco y Robert Álvarez en un momento del acto.

Por último agradecer y felicitar a los organizadores y colaboradores, la realización del evento y conminarles a que tenga sucesivas ediciones, a las que intentaremos no faltar siempre y cuando nuestra salud nos lo permita.

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