ETH SETAU SAGETH, 3ª ETAPA: REFUGIO HONERIA-SALARDÚ (20/7/2013)

La tercera etapa se presentaba como la etapa reina de la travesía por su longitud, desnivel y belleza. Una auténtica etapa de alta montaña,  que precisamente iba a mostrar esa cualidad ya que al final, la montaña y sus condiciones iban a marcar el desarrollo de la misma. Si leéis la entrada sabréis por qué.

La 3ª etapa transcurría, en principio, entre el refugio dera Horenia y la población de Salardú, con una distancia total de 27 km, un desnivel positivo de 1350 m. y uno negativo de 1057 m. Al final se convertiría en una ruta de ida y vuelta al refugio de unos 18 km. en los que las condiciones de la montaña dictaron sentencia. Aleix, encargado del refugio, nos estuvo explicando que dadas las condiciones de nieve acumulada, no era aconsejable realizar la etapa por el tramo habitual de la garganta de Ermer y el Plan de Grauers por el GR 211. Era mejor ir por la variante 211.3 que enlazaba más adelante con el GR 211 por el camino de Bedreda. Una senda muy atractiva también por sus bosques centenarios hasta los 1500-1600 m y luego un bello paisaje de alta montaña hasta el collado de Bedrera de unos 2300 m. para enlazar poco más adelante con el GR y llegar hasta el refugio libre de Liat y desde aquí y prácticamente por pista, llegar a Salardú. Esta variante acortaba unos 3 km la etapa y , por supuesto, hicimos caso de las recomendaciones de Aleix. Durante toda la subida, con fuerte pendiente desde el principio, seguiríamos la estela dejada por los restos de las explotaciones mineras que ocuparon el valle en otro tiempo, centradas sobre todo en torres metálicas y los cables que componían el sistema de bajada de las vagonetas cargadas de mineral hasta el fondo del valle.

Había estado lloviendo toda la noche, pero amaneció un día radiante. Dada la longitud de la etapa, a las 7 de la mañana ya estábamos en pie para iniciar la jornada.

Aquí estamos dispuestos para comenzar la jornada.

Seguimos por la senda que parte por detrás del refugio e iniciamos el recorrido por un bonito camino entre el bosque.

La lluvia nos dejó una senda mojada y mullida, muy agradable de pasear.Llegamos a una pista donde encontramos un poste vertical que seguiremos dirección "Liat por Bedreda". Al poco tiempo encontramos otro poste y seguiremos de nuevo hacia Liat por Bedreda (GR 211.3).

Caminamos por un frondoso bosque mágico lleno de ejemplares centenarios de hayas, robles, helechos gigantes...en el que no penetraba prácticamente la luz.

Enseguida nos topamos con el primer inconveniente del día. LLegamos a un punto en el que únicamente vemos dos fuertes corrientes de agua bajando por la ladera y no encontramos el camino a seguir. Deducimos que el camino está inundado y que es uno de los dos ramales de agua que baja. Efectivamente, arrimados al arroyo, avanzamos una decena de metros y encontramos una señal de GR que nos indica que estamos en el buen camino. El agua aparece por doquier. Además ha llovido toda la noche y el agua corre por la senda despistándonos en un principio. Pero acertamos en nuestra intuición y poco más arriba la senda asciende ya sin el agua corriendo por ella.

La otra corriente de agua lleva un caudal mayor. Debe ser la verdadera bajada del arroyo que en este caso se ha desbordado cubriendo la senda del GR.

Después de un rato ascendiendo, junto al camino, nacía este manantial (había algunos más en la zona) en el propio suelo , que formaba uno de los arroyos que bajaban por la montaña. A la vuelta llenaríamos aquí las botellas.

Además de las escasas señales de GR encontramos bonitos y antiguos hitos como el de la foto que nos guían por este tupido bosque encantado.

 

Un suelo totalmente alfombrado de hojas tapiza la senda.

La senda es zigzagueante y suaviza algo la pendiente, pero aún así, hemos de esforzarnos.

Al superar los 1500 m. de altitud, el bosque desaparece dando paso a los pastos y hierbas capaces de soportar las condiciones climáticas extremas de esta latitud. Eso sí, la senda no da tregua y va ascendiendo sin parar.

Aproximándonos a los 2000m. empezamos a encontrar los primero neveros, algunos cubiertos por hierba seca que ocultaba el hielo subyacente.

No encontramos mucha fauna en nuestro recorrido, pero en este caso puede fotografiar y filmar este breve enfrentamiento ente ese curioso y dorado escarabajo y esa gran babosa. Ganó la babosa.

En nuestras paradas para recuperar aire, volvíamos la vista atrás, sobre el valle, para llenarnos de belleza. A lo lejos, Canejan, población por la que pasamos la jornada anterior.

De frente, encontrábamos ya más nieve y un camino que seguía hacia arriba sin parar.

Momento distendido y esperado del almuerzo en este marco incomparable  (foto de Ricardo Vivó).

Tras el almuerzo continuamos la marcha. La grandiosidad del lugar nos sigue impresionando y deleitando.

En nuestro ascenso vemos esta preciosa cascada que baja con fuerza.

La nieve va siendo cada vez más abundante.

Sin duda este año ha sido año de nieves: ¿año de bienes?.

Ante un elemento tan poco habitual por nuestras latitudes, no podemos evitar la tentación de fotografiarnos con un fondo tan espectacular.

El deshielo producía arroyos, cascadas y corrientes de agua por todas partes.

Ricardo tampoco puede evitar fotografiarse en este  blanco  decorado.

Nos encontramos sobre los 2000 m. hemos de cruzar algún nevero. Las botas resbalan un poco.

Aún así cruzamos algunos tomando todas las precauciones posibles (foto de Ricardo Vivó).

Por fin llegamos al collado. Desde aquí, el panorama es impresionante. De entrada encontramos el lago deth Potz helado, con un azul turquesa que nos impresiona.

Todo lo que nos rodea nos sorprende e impresiona. Hacemos fotos a diestro y siniestro.

Encontramos postes como éste en la subida por todo el valle, así como restos de cables. Son el testimonio mudo de la actividad minera que en otro tiempo hubo en la zona.

Y curiosamente, junto a este poste metálico, en una roca, encontramos la última señal de GR del día. Seguimos lo que parecía la continuidad de la senda pero llevaba a un nevero que caía casi en vertical y del que no veíamos continuación. Entonces empezamos a buscar en todas direcciones la posible continuidad de la senda sin obtener ningún resultado. Frente a nosotros, en la ladera izquierda de las montañas que bordeaban el valle que se abría enfrente, a media altura, divisábamos una senda que seguramente era la que debíamos seguir. Pero la cuestión era cómo acceder hasta allí desde donde estábamos. Nos fue imposible dar con la senda. Lo estuvimos intentando durante más de una hora, en todas direcciones, una y otra vez, sin ningún resultado fiable. Siendo como eran más de las 2 de la tarde, tuvimos que tomar una decisión. Aún encontrando la continuidad, nos quedarían por delante unos 16 km. más, eso en el caso de no encontrar problemas más adelante debido a la cantidad de nieve que había. Decidimos prudentemente volver sobre nuestros pasos. Eso sí, un tanto decepcionados, al menos en mi caso, por haber sido incapaces de seguir. La nieve nos había impedido dar con el camino adecuado. Regresamos cabizbajos y meditabundos sobre nuestros pasos, dirección a la Honeria, como soldados derrotados y vencidos.

A pesar del contratiempo, no pudimos resistirnos a hacernos una foto de grupo ante tan bello entorno.

Ahora nos quedaba recorrer el camino de vuelta, un desnivel negativo de casi 1400 m, que nos hacía temer por nuestras rodillas, aunque sabíamos que el paisaje de nuevos nos iba a impresionar a pesar de haber pasado ya por allí anteriormente.

Menos mal, que lo recorrido hasta ahora era fabuloso y aunque no habíamos logrado seguir, lo hecho tenía la entidad suficiente para representar por sí una excelente travesía de alta montaña.

Antes de regresar, fotografiamos una y otra vez el helado y azulado lago deth Potz.

La nieve, que tanto adornaba el paisaje y le daba ese precioso aspecto, nos había jugado una malla pasada ocultando las señales y alguna pala de dirección según supimos después.

Realizamos la vuelta en silencio, pero reconfortados por la belleza del paisaje.

Otra bella panorámica de nuestro amigo Ricardo Vivó.

De regreso, ahora de frente, el valle se abre a nuestros pies. Canejan en el centro de la foto.

Fuimos descendiendo poco a poco.

El cielo, como todos los días, se iba cubriendo de nubes. Escuchábamos a lo lejos los primeros truenos que nos anunciaban la proximidad de una tormenta. Nos apresuramos para intentar llegar hasta la zona de bosque, donde a buen seguro, lo cerrado y tupido del mismo nos protegería bastante de la lluvia.

Con las primeras gotas de lluvia, entramos en el bosque.

Nuevamente nos vimos gratamente sorprendidos por los espectaculares y centenarios árboles de distintas especies que poblaban el fabuloso bosque.

La lluvia arreció en el último tramo del recorrido. Sobre las 5,15 llegamos de nuevo al refugio dera Honeria. Aleix se sorprendió de vernos allí de nuevo y se extrañó de que no hubiésemos podido continuar hasta Salardú. En fin, otra vez será. Al final, el grupo dio por bien empleado el día ya que habíamos disfrutado de la ruta tanto por la preciosidad del bosque que atravesamos en dos ocasiones como por los fabulosos y grandiosos espacios de alta montaña que habíamos transitado. Las condiciones de la montaña impusieron su ley. Un taxi nos llevó hasta Salardú, que debió haber sido nuestro final de etapa. Allí descansamos y nos recuperamos de la decepción del día. Fueron unos 18 km totales que nos ocuparon unas 10 horas en total. De ellas habremos de descontar las paradas a almorzar, comer, hacer fotos y más de una hora buscando el camino para calcular las horas en movimiento, que calculo debieron ser unas 7.

Al menos esa noche comimos y descansamos muy bien en el hotel Lacreu de Salardú, donde su propietario Xavier nos trató de manera extraordinaria. Muchas gracias por todo, Xavier.

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