DE JORQUERA A ALCALÁ DEL JÚCAR:NATURALEZA VESTIDA DE OTOÑO (10/11/2012)

La bonita ruta de esta semana nos iba a llevar a tierras de Albacete, a la comarca de La Manchuela, concretamente a Jorquera, desde donde siguiendo los meandros y hoces del Júcar, llegaríamos a Alcalá del Júcar. Ruta de fácil realización dado su nulo desnivel y de unos 15 km de cómodo recorrido lineal por camino flanqueado a nuestra izquierda por paredes calizas de gran altura (hasta 200 m) y a nuestra derecha por vegetación de ribera en pleno cambio otoñal que hizo las delicias de todos los senderistas. Un placer para los sentidos que os invito a recorrer conmigo en esta entrada.

 

Planteada y organizada por nuestro amigo Ricardo Vivó, nos dirigimos hasta Jorquera, donde se llega por la A3 , desviándonos en Requena por la N 332 dirección Albacete. En la localidad de Casas Ibañez encontraremos el desvío a la carretera local AB 880 que en 17 km te lleva hasta Jorquera. La ruta tenía el inconveniente que al hacerla lineal, era preciso dejar vehículos en la localidad de destino (Alcalá del Júcar), salvado este inconveniente haciendo un viaje con algunos vehículos, nos dispusimos a empezar la marcha.

Jorquera está situada en un cerro a 682 msnm. Este hecho le confiere un carácter  defensivo particular y que ratifica sus restos de murallas almohades del S. XII y sus dos torres defensivas en sendas entradas a la población. El otero está rodeado por el río Júcar y el arroyo de Abengibre, que vierte aquí sus aguas en el Júcar, dándole un aspecto inexpugnable a la población. Al parecer el Cid se alojó en su castillo en su camino hacia Valencia.

 

 

Torre de Doña Blanca, una de las dos torres defensivas que protegían la población en sus entradas, ésta en la denominada Puerta Nueva, hoy en día dedicada a exposiciones culturales.

Desde un mirador en la entrada de Jorquera, tenemos un anticipo de lo que nos espera en la ruta. Colorido Otoñal al máximo.

 Y la foto de grupo como siempre, con amigos de Valencia, Alboraya y Torrent.

La ruta comienza en un camino junto a la tapia de un chalet semiabandonado,que sale de la carretera a aproximadamente 1 km antes de llegar a la población desde la carretera por la que hemos accedido al pueblo.Es preciso pues, bajar un poco hasta encontrar el camino. Este es el punto más complicado del recorrido, ya que no está señalizado de ninguna manera (carencia a corregir). Una vez encontrado el inicio, seguiremos el camino sin pérdida. A unos 6 km pasaremos por la población de la Recueja y unos 9 km después llegaremos a nuestro destino: Alcalá del Júcar (596 msnm).

 

Descendemos por la carretera en busca del inicio del camino.

En la bajada, seguimos contemplando lo que nos espera en breve.

 Encontrado el camino, vemos frente a nosotros lo que será otra constante de la ruta: enormes paredes calizas de más de cien metros de altura, llenas de oquedades y agujeros, aprovechados en muchos casos como corrales o para guardar aperos.

 En el chalet abandonado muy próximo a la carretera y donde iniciamos la ruta, decidimos parar a almorzar. En la foto vemos maquinaria para obtención de vino a modo de decoración.

 Momento esperado del almuerzo.

 Este arroyo pasaba por allí y llenaba de vegetación de ribera todo el lugar.

 E iniciamos el camino entre frondas de vegetación y suelos alfombrados de hojas.

 

Y nada más empezar, los altos paredones que nos van a acompañar durante todo nuestro recorrido cubriendo nuestra izquierda.

 Otra constante serán los bloques de roca caídos desde las altas paredes y que se acumulan a los pies de las mismas, como testigos mudos de la lenta pero constante erosíon de estas enormes murallas pétreas.

 Como contrapartida al blanco calizo de la roca, a nuestra derecha, la naturaleza se muestra exuberante en la franja que acompaña al cauce del Júcar, mostrándonos todo su esplendor y colorido otoñal a todo lo largo del recorrido, ofreciendo estampas de postal como váis a ir viendo a lo largo de esta entrada.

 Echando la vista atrás en una de las paradas, contemplamos a lo lejos la erguida estampa de Jorquera, enclavada en un montículo.

 Durante todo el trayecto encontraremos formas curiosas  esculpidas en la roca, como este agujero que vemos en esta formación rocosa.

 En tramos, la vegetación es abundante, rodeándonos casi por completo y obligándonos a sortearla con cuidado.

 En otros tramos, los más alejados del cauce, la senda es mas monótona y rocosa, aunque no exenta de  encanto, dado que a nuestra derecha tenemos espectáculo en east color.

 En algunos puntos del río, vimos azudes o pequeñas presas que controlan el caudal de las acequias que van por ambas orillas del río. En la foto, una de ellas muestra esta bonita caída de agua a modo de cascada.

 Junto al camino encontramos también huertas bañadas por el río y árboles de hoja caduca como nogales, que hacen nuestras delicias.

 

En muchos casos, los lugareños han aprovechado las oquedades y cuevas que se han formado en esta paredes para construir corrales y almacenes, incluso alguna pequeña vivienda.

 

Otra bonita constante son las vaguadas que nos vamos encontrando en todo el recorrido, que presentan un aspecto impresioante como esta de la foto  y te invitan a recorrerlas.

Bonita estampa de esta chopera otoñal circundada de campos de cultivo.

 A unos 6 km entramos en La Recueja, pequeña pero bonita población en la que el Júcar forma un paradisíaco y acogedor rincón adornado en esta época de un precioso colorido otoñal.

 Esta bonita alameda junto al río, se encuentra totalmente alfombrada de hojas, dándole este precioso aspecto otoñal.

 El Júcar a su paso por La Recueja forma esta bonita estampa que no dudamos en contemplar y fotografiar durante unos minutos.

 A la salida del pueblo vemos un ejemplo de aprovechamiento de las cuevas, en este caso como vivenda.

 Altas paredes y caprichosas formas son una constante a lo largo de todo el trayecto.

 La anécdota de la jornada la protagonizó este jabalí que encontramos muerto a los pies de una pared y que Paco muestra en sus manos. Seguramente caería desde lo alto asustado o perseguido. La caída parecía reciente por los restos de sangre aún roja y el animal todavía caliente.

 El camino transcurre apacible y sereno. El tiempo, agradable, invitaba a pasear.

 Más otoño y formas recortadas en las rocas.

 Chopera con tonalidades de todas clases formando esta bonita estampa.

 Otra muestra de las curiosas oquedades que encontramos en la roca.

 Las alfombradas y otoñales choperas se sucedían al lado del camino invitando a una contemplación no exenta de admiración y asombro.

 Espectaculares paredes jalonando el recorrido, dando muestras de la feroz erosión que el tiempo y las condiciones ambientales son capaces de hacer.

 Postal otoñal. 

Estos chopos sólo conservan las hojas superiores mostrando este curioso aspecto.

 Verdes, ocres, amarillos,pardos, rojos...combinación de colorido, espectáculo visual.

 Otro hueco en la roca aprovechado como almacen.

 La proximidad al río se nota en la frondosidad del camino.El crujido de las hojas al ser pisadas, acompañaba nuestros pasos.

 La naturaleza en otoño se despide de nosotros con toques dorados 

 Las hojas caídas, formarán un excelente sustrato para el suelo, ahora nos obsequian con su colorido espectacular.

 La torre del castillo que vemos frente a nosotros nos avisa de que estamos en las proximidades de Alcalá del Júcar. Final de nuestro recorrido.

 Entramos a Alcalá del Júcar. Frente a nosotros el precioso puente que cruza el río.

 Alcalá del Júcar, bella población que se encarama en una ladera para contemplar desde allí el inexorable paso del Júcar en su camino hacia el Mediterráneo.

 Encaramada en esta ladera, Alcalá del Júcar se asoma al río curiosa y expectante.

Alcalá del Júcar se moja los pies en este precioso recodo que forma aquí el río.

 Desde el Bar el Mirador donde concluimos con la comida de rigor, tenemos esta preciosa y típica estampa de Alcalá, desparramada en la ladera.

 Momento distendido de la comida.

 Esperando que nos sirvan.

 Estas manitas de cerdo tenían buena pinta. Efectivamente, tenían (en pasado).No dejamos nada.

 

 Y con esta vista del castillo almohade de Alcalá (s. XII) dimos por terminado este fantástico día.

Resumiendo, recorrido precioso y fácil de 15 km entre las localidades de Jorquera y Alcalá del Júcar, junto a la ribera del río, que entre fotos y paradas tarda en recorrerse unas 5 horas. Aconsejable en otoño por el colorido de los árboles de hoja caduca en esta época.

Película.

Galería fotográfica.