Como continuación del Camino Inglés que ya os he narrado, nos dispusimos a llegar hasta Fisterra, objetivo para mí desde hace muchos años y que por fin iba a ver cumplido. Como ya os conté, Fisterra ha sido objeto de "peregrinaciones" desde la antigüedad. Este lugar donde el mar y el cielo se juntan, tiene algo de especial y maravilloso que ha atraído al hombre desde tiempos ancestrales. "Historiadores y geógrafos griegos y romanos refieren el miedo religioso que invadió a los legionarios de Junio Bruto al contemplar la imponente zambullida de un gigantesco y rojo sol en las aguas del océano, y la consiguiente impresión de incendio dentro de sus aguas." (el entrecomillado está extraido del libro de José María Anguita "El Camino de Santiago. Guía práctica del peregrino", Ed. Everest.). Para mí era también un sueño, llegar algún día a los confines de la Tierra. Os narraré la ruta de las 4 etapas que realizamos para recorrer aproximadamente 90 Km. Como ya dije en la anterior entrada del Camino Inglés, no será una descripción muy exhaustiva, para eso hay otros medios, sino una somera narración de mi experiencia ilustrada con algunas fotografías. Espero que os guste. Os animo además a recorrer este bello itinerario surcado durante siglos y siglos por multitud de peregrinos en busca de...?
1ª ETAPA: SANTIAGO-NEGREIRA (22 km, 6,45 horas aproximadamente)
Sobre las 6,15 horas salimos desde la Plaza del Obradoiro sin que hubiera amanecido aún. Se continúa por las Rúa das Hortas i la carballeira de San Lourenzo y salimos de Santiago.
A la salida de Santiago encontramos este puente medieval que lo pronto del día no permite ver con claridad.
En la lejanía pudimos contemplar como ensayaban juegos de luces en la catedral para el día del Apóstol (25 de julio).
Una vez hubo amanecido pudimos volver a contemplar bonitos paisajes y carballeiras.
El camino transcurrió sin incidencias reseñables hasta llegar al núcleo de Augapesada, que conserva este pequeño puente de origen medieval, desde el que comienza una dura ascensión de unos 3 km al alto de Mar de Ovellas.
Puente medieval de Augapesada.
Estas fotos ilustran la dura subida al alto de Mar de Ovellas.
Desde este alto podemos contemplar en todo su esplendor el valle de A Maía.
Al fondo se puede ver el valle de A Maía y un tramo de la carretera por la que se accede a Augapesada.
Sobre las 10,30 llegamos a Carballo.
Cruz de camino en la entrada de Carballo.
Después de haber parado a almorzar para reponer fuerzas en Casa Pancho, llegamos sobre las 12h. a la población más pintoresca de este tramo: A Ponte Maceira. En él, las casas y los restos de algún antiguo molino restaurado, se reparten a ambas orillas del río Tambre, comunicadas por el puente más significativo de todo este camino. Se trata de una hermosa construcción de finales del S. XIV, reconstruida en el S.XVIII, que tuvo gran importancia en las comunicaciones entre Santiago y las tierras del finisterre. Mirad las fotos, vale la pena.
Bonito puente medieval en A Ponte Maceira (S. XIV) sobre el río Tambre.
Posando en el puente. Ya conocéis mi debilidad por estas construcciones (véase mi entrada "Los puentes del Camino de Santiago.")
El río Tambre a su paso por A Ponte Maceira.
Mi hermano Alberto en el puente, al fondo un precioso Pazo.
Cruceiro a la salida de A Ponte Maceira.
El camino nos vuelve a ofrecer bonitos paisajes como los de las fotografías.
Bellos maizales tapizan la tierra gallega.
Caminos entre robles recorren esta bella tierra.
El río Tambre.
Roble centenario en el camino.
Después de pasar por A Chancela y su Pazo legendario (donde supuestamente hubo un puente que se vino abajo milagrosamente para cortar el paso a los soldados que perseguían a los discípulos de Santiago que huían del legado romano de Fisterra), llegamos a Negreira, villa de origen medieval, capital de esta comarca y la más importante de este camino.
Pazo de Cotón en Negreira, antigua fortaleza medieval restaurada en el siglo XVII.
Después de pasar por el Pazo de Cotón, encontramos a 1 km, aproximadamente, el estupendo albergue de Negreira. Era la 1h. de la tarde.
Mojón con el nombre del albergue de la Xunta.
Vista exterior del albergue.
Interior del albergue, con mi litera y mi sombrero en primer plano.
Ahora tocaba descansar. Al día siguiente nos esperaba una dura etapa y era preciso reponer fuerzas.
Continuará...
Sobre las 6 de la mañana me dispongo a salir. Es precisa la linterna para seguir el camino. Al par de horas, la niebla lo cubre todo y empapa. Los árboles gotean como si estuviera lloviendo. Es preciso el chubasquero. Cuando la llovizna lo permite y hay ya luz suficiente, puedo fotografiar la campiña gallega, rica en matices y tonos diferentes de verdes. La niebla contribuye a darle ese halo de misterio que tiene esta tierra. En algún tramo, el trayecto recorre zonas de altiplano que permiten contemplar bellas perspectivas dominadas por prados, maizales, bosques de eucaliptus...La ruta coincide en diversos puntos, a lo largo de este tramo,con el antiguo camino real a Fisterra.
Estas fotos ilustran lo dicho en el párrafo anterior.
Otra característica de este tramo es su arquitectura popular, que ha sobrevivido en los núcleos rurales, con modestos pero hermosos y variados ejemplos y algún conjunto de hórreos de notable belleza, como apreciaremos en las siguientes fotos, y a los que dedicaré una entrada en este blog.
El camino continúa ofreciendo esa majestuosidad humilde de lo sencillo y lo arcaico, donde el paisaje y el hombre forman una unidad, donde la piedra de la tierra se convierte en aliada del hombre y pasa a formar parte de su vida diaria y su acervo cultural. Piedras milenarias adoradas muchas veces por los pueblos de la antigüedad y que en Galicia aún conservan esa magia que ,sin duda, poseen.
El abandono del medio rural también se ha dado en Galicia.
En la parte final de este tramo, el agua es la gran protagonista. El río Xallas y sus riberas se hacen presente en él; antes, podemos contemplar desde las estribaciones del monte Aro (556 m.) parte de la comarca de terra de Xallas recorrida en por el pantano de A Fervenza.
Estas tres últimas fotos muestran el pantano de A Fervenza, sobre el río Xallas.
El mojón marca la distancia a Fisterra 40,435 km. En muchos de ellos la lámina de bronce ha desaparecido y me imagino que será exhibida como trofeo, lo cual es una pena.
En Corzón vemos este precioso cruceiro y la iglesia con su típico cementerio adosado.
Sobre las 12 h. llegamos a Ponte Olveira, donde nos recibe el río Xallas.
Estábamos llegando al final de esta larga etapa. A la media hora aproximadamente (12,30 h.), llegábamos al albergue de la Xunta en Olveiroa, formado por un núcleo de edificaciones tradicionales de la zona.
Mi litera en primer plano.
La larga etapa se había cobrado su precio en forma de ampollas, por lo que la tarde la dedicamos a curarlas con los pies al aire, aunque ello no impidió que diéramos una vuelta por esta curiosa aldea en la que había casi tantos hórreos como casas y donde se celebraba el día del Apóstol Santiago: estábamos a 25 de julio.
Hórreos de Olveiroa.
Después de esta breve visita al núcleo de la población, cenamos y nos fuimos a descansar. Al poco tiempo de acostarnos, comenzó a llover.
Continuará...
Los últimos 35 km que quedaban para llegar a Fisterra decidimos hacerlos en 2 etapas, por comodidad y para disfrutar más de esta zona de costa tan bella. El final de la etapa de hoy sería Cee. Partimos sobre las 6,30 h de la mañana. Está lloviendo. Habremos de usar el chubasquero. Aún es de noche y hay muy poca luz, lo que nos impide disfrutar del paisaje y de las vistas que desde el camino permiten ver el río Xallas encajonado y bastante caudaloso. De estas primeras horas no hay fotos dada la poca luz, que impedía hacer fotografías de calidad. Bajo la lluvia llegamos, sobre las 8 h., a la localidad de Hospital, donde desayunamos y nos proveimos de almuerzo ya que hasta Cee no había ninguna población y faltaban unos 14 km. A la salida de Hospital se encuentra la bifurcación donde hay que elegir qué destino seguir: Fisterra o Muxía.
Nuestro destino era Fisterra, por lo que elegimos el camino de la izquierda. Después de un tramo por la carretera, el camino se adentra por una pista que nos conducirá a través del campo y el monte, sin pasar por ninguna localidad, hasta Cee.
Un cruceiro más en un cruce del camino: Marco do Couto.
El recorrido nos llevaría por parajes ricos en tonos verdes. La lluvia y la niebla le conferían un aire fantasmal y la soledad del camino incitaba a la meditación y reflexión personal.
El camino nos lleva al santuario de A Nosa Señora das Neves (S. XVIII), con su "fuente santa".
Altar en el exterior del santuario de A Nosa señora das Neves.
A partir de aquí se inicia una subida de cierta dificultad, con tramos con mucha piedra, que si llevas alguna ampolla, dificultan mucho el caminar y endurecen aún más si cabe, el recorrido en pendiente ya de por sí bastante pesado. Pero el paisaje sigue siendo idílico.
Al final de la pendiente de unos 3-4 km. se llega al Cruceiro da Armada (247 m), desde donde ya se contempla el mar y Fisterra en la lejanía.
Cruceiro da Armada
Desde este punto ya se contempla el mar.
A medida que descendemos, el mar es cada vez más visible.
En uno de los recodos del camino, vemos al fondo, Cee y Corcubión, localidad esta que da el nombre a la ría.
Vista de Cee (derecha) y Corcubión (izquierda)
Se llega a Cee y aún es preciso que lo crucemos casi en su totalidad hasta llegar al albergue (en este caso privado, en Cee no hay albergue de la Xunta), eran las 11,45 h.
Interior del albergue. Mi litera al fondo.
Cee vista desde su paseo marítimo.
Corcubión al fondo.
Playa de Cee.
Iglesia de Santa María da Xunqueira.
Después de cenar nos fuimos a dormir. El final del camino estaba cerca.
Continuará...
4ª ETAPA: CEE-FISTERRA (14 km, 2,45 horas aproximadamente)
Nos disponíamos a recorrer los últimos 14 km que nos llevarían a nuestra meta. Como la distancia era corta, decidimos salir un poco más tarde de la habitual y desayunar en Cee. Así , sobre las 8 de la mañana salimos. En un km más o menos entramos en la pesquera localidad de Corcubión, que da nombre a la ría.
Nos disponíamos a recorrer los últimos 14 km que nos llevarían a nuestra meta. Como la distancia era corta, decidimos salir un poco más tarde de la habitual y desayunar en Cee. Así , sobre las 8 de la mañana salimos. En un km más o menos entramos en la pesquera localidad de Corcubión, que da nombre a la ría.
Vistas del puerto de Corcubión
Decidimos hacer el resto de recorrido por carretera, porque nos habían indicado que la pendiente era menor y dado lo maltrechas de nuestras piernas, pensamos que era lo mejor para ellas. Luego comprobamos que el camino se cruzaba varias veces con la carretera y en algunos tramos también coincidía con ella hasta que en las proximidades de Sardiñeiro se unían en una.
Una vez superado un pequeño puerto de montaña que nos llevaba a la otra parte de la misma, pudímos contemplar Fisterra en la lejanía.
Al fondo Fisterra.
Llegamos a Sardiñeiro y a su bonita y desierta playa.
La soledad de los vigilantes de la playa.
A partir de aquí el camino bordea la costa, siempre con la perspectiva de Fisterra al fondo, y nos obsequia con preciosas vistas de la abrupta y recortada "Costa da morte".
El camino llega a Fisterra después de bordear, durante unos dos km, las formaciones dunares de la hermosa y extensa playa de Langosteira.
Fisterra recibe al peregrino con la "Cruz de Baixar".
Cruz de Baixar a la entrada de Fisterra.
Playa de Langosteira desde la Cruz de Baixar.
Y como siempre, lo primero que hace el peregrino es dirigirse al albergue. Tuvimos que esperar hasta la 1h a que abrieran. Nos entretuvimos viendo llegar poco a poco a los demás peregrinos y descansando nuestra piernas, después de nueve días de camino y algo más de 200 km recorridos.
Albergue de la Xunta en Fisterra.
Mi litera y mi mochila en primer plano.
Cómo no , recibimos nuestra "Fisterrana", que acredita nuestra peregrinación al fin de la tierra.
Después de una reconfortante ducha y una buena comida en un restaurante del puerto, una pequeña siesta reponedora . Luego, por la tarde, la obligada visita al "Fin del mundo".
Monumento a los gallegos repartidos por todo el mundo.
Distintas imágenes del puerto de Fisterra.
Ahora tocaba subir al faro. Hay que recorrer un último y corto trayecto ,aunque en subida, para llegar a la punta del mítico cabo Fisterra, objetivo de nuestro camino. Trayecto que vale la pena recorrer por las maravillosas vistas que proporciona. Al inicio de la subida encontramos la iglesia de Santa María das Areas de origen medieval (S. XII). En este lugar existió ,supuestamente, un hospital de peregrinos.
Exterior de Santa Maria das Areas.
Altar de la iglesia en el que podemos ver el Santo Cristo de Fisterra (S XIV) a la izquierda, y una talla renacentista de la virgen del Carmen (patrona de los marineros) a la derecha.
Talla del apóstol Santiago en el interior del templo.
A partir de aquí comienza el ascenso al faro, con maravillosas vistas.
Moderna escultura homenaje al peregrino en la subida al faro.
Por fín Fisterra.
El faro.
Donde el cielo se une con el mar.
Bellos acantilados del cabo Finisterre.
Mojón con el km 0.
Después de deleitarnos durante bastante tiempo con las espectaculares vistas, que guardaremos durante mucho tiempo en nuestras retinas, decidimos emprender el camino de regreso. Nuestro objetivo se había cumplido. Habíamos realizado el sueño tanta veces deseado. Nuestro camino llegaba a su fín. Aunque como yo digo, el camino nunca termina sino que continúa. Nuestra vida es un camino contínuo, un peregrinar por ella en busca de nuestra propia identidad, de nosostros mismos.
Al regresar, la marea había bajado.
El puerto al anochecer.
Volvimos a cenar en los restaurantes del puerto, ahora oscuro y silencioso. Luego nos retiraríamos a descansar. Al día siguiente regresaríamos a nuestra vida habitual llevando con nosotros una experiencia maravillosa que jamás olvidaremos.
Todas las fotos en este enlace.
Para ver la 1ª parte ver "Camino Inglés: Ferrol-Santiago".
No hay comentarios:
Publicar un comentario