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lunes, 30 de mayo de 2016

AL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA ESTRELLA DESDE VISTABELLA (28/5/2016)


Esta semana, otro capítulo más de mi recuperación. Esta vez reencontrándome con las buenas sensaciones y emociones al lado de la gente de mi grupo (bueno, una parte reducida en esta ocasión). Para ello, nos dirigimos hasta la áspera, remota, ignota, dura, mágica...comarca del Maestrazgo, que comparte tierras con la vecina Teruel, para visitar un enclave ancestral donde la devoción mariana a la Virgen de La Estrella dio origen a este barrio dependiente de Mosqueruela allá por el S.XIV. La Estrella en un claro ejemplo del fuerte despoblamiento que esta enigmática comarca ha venido sufriendo desde las últimas décadas del siglo pasado.

martes, 24 de mayo de 2016

MONTANEJOS-MONTÁN-MONTANEJOS (21/5/2016)


Esta semana decidí volver a hacer otra prueba para comprobar el estado de mi rodilla. En este caso, en solitario. Para ello, realicé una ruta que tenía prevista desde hacía tiempo y que reunía las características necesarias para intentar hacerla sin penalizar excesivamente su estado. El único punto negativo podía ser la distancia (algo más de 17 km) y más teniendo en cuenta mi inactividad durante tanto tiempo. Pero las ganas por volver a la actividad lo pudieron todo. Ésta es la crónica de la ruta.

martes, 10 de mayo de 2016

I MARCHA SENDERISTA EN MONTANEJOS (7/5/2016)


Tras más de cuatro largos meses sin pisar la montaña por culpa de mi estropeada rodilla, tenía ganas de volver a sentir el aire puro en el rostro; el olor a ozono prediciendo la llegada de la lluvia; la lluvia mojándonos la cara; el viento frío y cortante que nos cuartea la piel; el aroma del tomillo, el romero, el espliego, la hierba mojada...; sentir el canto siempre alegre, vistoso y armónico de los pajarillos; el majestuoso vuelo de los buitres; la sencillez de las florecillas silvestres; el correr asustadizo de las lagartijas al oír nuestros pasos en la senda; la mirada fija, atenta y expectante de las cabras cuando nos descubren invadiendo su terreno; el latido alterado del corazón en el silencio de la montaña cuando hemos acometido una pendiente; el sudor que te empapa consecuencia del esfuerzo a que sometes a tu cuerpo; el zumbido de las abejas libando las flores; esos mosquitos que te incordian incesantemente y que no cesan en su empeño de picarte; ese cielo, azul muchas veces y gris en otros momentos; ese riachuelo cuyo rumor te acompaña durante un trecho o te refresca en las rutas estivales; el sol radiante que da vida a este planeta; el tacto de la tierra bajo mis pies que me recuerda que formamos parte de ella y por eso tenemos la obligación de conservarla; hasta incluso, tenía ganas de volver a sentir esas molestias en músculos, huesos y articulaciones que sufro en cada una de las rutas que acometo. No sabéis lo duro que resulta tener que dejar de sentir todo esto y más sin saber cuando lo podrás volver a hacer y en qué condiciones lo harás. Pero dicen que el tiempo lo cura todo (yo diría que casi todo) y parecía que una pequeña luz se abría en el horizonte haciéndome concebir la esperanza de que el momento de comprobar mi mejoría estaba cerca. Efectivamente, hace unas semanas, conocí la noticia de la organización de la I Marcha Senderista en Montanejos. Muchos conocen mi debilidad por esta población del Alto Mijares. Fue como una iluminación. Éste era el momento de volver, eso sí, con mucha cautela, a mi querida montaña. Era la ocasión ideal. Además, mi gran amigo Juanjo Carrasco (Caminatas a las ocho) era el encargado de colaborar en la ruta elegida. No lo pensé más y no tardé en inscribirme.